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Los yihadistas desafían a Al Sisi con 305 muertos en el Sinaí
El peor atentado en la historia de Egipto causa una masacre en un templo sufí de Bir Al Abed, al norte de la península. El Estado Islámico echó raíces en la región en 2014. El presidente prometió venganza.
El peor atentado en la historia de Egipto causa una masacre en un templo sufí de Bir Al Abed, al norte de la península. El Estado Islámico echó raíces en la región en 2014. El presidente prometió venganza.
Al menos 305 personas murieron, entre ellas 27 niños, y 128 resultaron heridas en el ataque terrorista contra una mezquita frecuentada por sufíes en el norte del Sinaí, en el noreste de Egipto, según un último balance de la Fiscalía General egipcia.
El atentado, que todavía no ha sido reivindicado por ningún grupo extremista, ocurrió cuando, según publicó en un comunicado la Unión de las Tribus del Sinaí, los terroristas cerraron "las puertas de la mezquita (Al Rauda) y mataron a todos los que rezaban", y aseveró además que tras la llegada de las ambulancias a la zona "un grupo escondido de terroristas dispararon y huyeron".
El atentado islamista más mortífero de la historia de Egipto no ha sido contra una iglesia copta sino contra un templo musulmán sufí en el norte del Sinaí. Aunque nadie ha reivindicado la autoría de ese atroz ataque, todo apunta al Estado Islámico (EI), que, aun habiendo sido derrotado en Siria e Irak, aún tiene fuerzas para contraatacar en otros lugares.
La mezquita de Al Rauda de Bir Al Abed, al oeste del Arish (capital del oeste del Sinaí) quedó destrozada. Según testigos, los militantes montados en vehículos todoterreno dispararon incluso a los supervivientes que trataban de huir en vehículos. «Disparaban a la gente cuando salían de la mezquita», dijo un residente local cuyos familiares estaban en el lugar de la masacre. «También disparaban contra las ambulancias», agregó el testigo.
El país entero quedó conmocionado por el brutal atentado. «Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado a ver cómo los yihadistas matan a fieles poniendo bombas en el banco una iglesia o disparando a peregrinos en un autobús, pero este ataque ha sido el más despiadado y mortal de la historia de Egipto», dijo por teléfono a LA RAZÓN Fadi Aziz, un vecino del Cairo. Aunque el sufismo es una rama del islam, los musulmanes más intransigentes y fundamentalistas como el grupo yihadista del EI ven a los fieles de esta secta como apóstatas. En Egipto, el sufismo es ampliamente celebrado y respetado como en Turquía, país también musulmán suní. El hecho de que el ataque haya ocurrido en la volátil península del Sinaí, donde las Fuerzas de Seguridad egipcias están luchando contra los milicianos del Estado Islámico de la Wilayat Sina, (provincia del Sinaí), coloca a la rama del EI egipcia como principal sospechoso. El Estado Islámico había amenazado y asesinado a varios sufíes en Bir al Abed en los últimos meses. Los yihadistas también decapitaron a un jefe sufí el año pasado, acusándolo de practicar magia y secuestrar a varios seguidores del sufismo, pero la organización yihadista nunca había atacado antes un lugar de culto en el país árabe.
Las autoridades decretaron el Estado de emergencia en los hospitales cercanos, donde se desplazaron decenas de ambulancias con las víctimas del ataque. Cientos de egipcios se desplazaron a los centros médicos para donar sangre. Después de que los hospitales y centros sanitarios de la zona quedaran desbordados tras el ataque, las autoridades contemplaron el traslado de heridos a otras provincias.
El presidente egipcio, el ex jefe del Ejército Abdelfatah Al Sisi, convocó una reunión de urgencia del Gabinete de crisis para abordar la situación. Tras dicho encuentro con responsables de seguridad del régimen, el presidente egipcio calificó de «criminal» y «cobarde» el ataque en una alocución televisiva. Al Sisi prometió que el sangriento atentado «no quedará impune» y que el dolor de las víctimas sólo reforzará la «determinación» del poblado país árabe de «combatir el terrorismo». El Gobierno egipcio decretó tres días de duelo tras el ataque, según la televisión estatal.
No es el primer ataque que sufre la ciudad a manos de los extremistas. Los militantes han atacado principalmente a las Fuerzas de Seguridad en acciones más limitadas y selectivas, pero también han tratado de expandirse más allá de la península golpeando a iglesias y peregrinos cristianos egipcios. En febrero, cientos de familias cristianas de Al Arish huyeron de la villa en dirección a Ismailia, en el canal de Suez, después del asesinato de siete feligreses a manos de los yihadistas.
El régimen de Al Sisi ha declarado la provincia del norte del Sinaí zona de exclusión militar, ha decretado un amplio toque de queda e impuesto el apagón informativo. La capital, Al Arish, y otras localidades colindantes, como Sheij Zuweid, viven desde hace años con los cortes en las líneas telefónicas y del suministro de internet debido al clima de guerra que se respira en el norte del Sinaí. Debido a la violencia, desde 2014 está vigente un estado de emergencia en la región, que se extendió a todo el país el pasado mes de abril, después de vivir una serie de atentados contra los cristianos coptos en el delta del Nilo desde diciembre.
El atentado más mortal de Egipto se produjo mientras las autoridades egipcias esperan detener la ola de violencia islamista en el Sinaí, gracias a una iniciativa de paz con el grupo militante palestino Hamas, que controla Gaza.
Desde el inicio de la campaña militar, miles de viviendas han sido reducidas a escombros para crear una «zona colchón» en el enclave fronterizo de Rafah.
Los combatientes del Estado Islámico han utilizado túneles excavados en Rafah para obtener armas y recibir tratamiento médico para los heridos. Gracias a este acuerdo, Egipto tendrá un mayor control sobre esos túneles. El Estado Islámico reacciona así a este cerco del Ejército regular.
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