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Once muertos en el ataque a una base militar en Kabul

Dos días después de que la explosión de una ambulancia bomba causara un centenar de muertos cerca del área diplomática, un grupo de al menos cinco atacantes suicidas penetró ayer en las instalaciones de una base militar en Kabul

Soldados afganos montan guardia en los alrededores de la Academia Militar Marshal Fahim en Kabul (Afganistán) hoy
Soldados afganos montan guardia en los alrededores de la Academia Militar Marshal Fahim en Kabul (Afganistán) hoylarazon

Dos días después de que la explosión de una ambulancia bomba causara un centenar de muertos cerca del área diplomática, un grupo de al menos cinco atacantes suicidas penetró ayer en las instalaciones de una base militar en Kabul.

Los atentados suicidas y los ataques contra intereses gubernamentales se han convertido en la tónica diaria en Kabul. Dos días después de que la explosión de una ambulancia bomba causara un centenar de muertos cerca del área diplomática, un grupo de al menos cinco atacantes suicidas penetró ayer en las instalaciones de una base militar al oeste de Kabul y mató a once soldados. El asalto contra el batallón del Ejército en la Academia Marshal Fahim, en la zona de Oargha, comenzó hacia las 5.00 hora local y se prolongó durante cinco horas, afirmó ayer el portavoz del Ministerio de Defensa, Dawlat Waziri, quien detalló que los atacantes, armados con un cohete, dos kalashnikov y al menos un chaleco bomba, entraron en la zona de entrenamiento de los altos oficiales. Según Wazari, dos de los insurgentes murieron al detonar los explosivos que portaban, otros dos fallecieron durante el tiroteo y un quinto fue capturado con vida. No es la primera vez que estas instalaciones militares son atacadas. En octubre, un suicida talibán mató a 15 de sus cadetes cuando regresaban a casa desde la academia.

Los ataques contra zonas de entrenamiento militar y la Policía se han intensificado en los últimos meses para socavar la moral de las fuerzas afganas, ya de por sí debilitadas por las deserciones y la corrupción. Pero la última ola de atentados suicidas, en la que se incluye el ataque más mortífero de Kabul en los últimos años, ha conmocionado más si cabe a la población, cansada ya de la guerra y enojada por la inseguridad. Parece como si se tratase de una competición entre los talibanes y el Estado Islámico para ver quién comete la mayor matanza. Si bien el EI está ganando terreno en el país, el verdadero enemigo de Kabul es la red Haqqani, filial de los talibanes paquistaníes, que aunque tiene sus bases en el vecino país, castiga los intereses extranjeros y del Gobierno afgano.

Pese a que Kabul permanece en alerta máxima desde hace dos semanas, la ciudad se prepara para nuevos atentados. En los últimos días las embajadas han enviado advertencias a sus ciudadanos que residen en Kabul de que el EI planeaba atacar los supermercados, hoteles y tiendas frecuentadas por extranjeros. Varias organizaciones extranjeras, incluidos grupos humanitarios, están reevaluando sus operaciones después de una semana sangrienta en el país y, en especial, tras el ataque suicida del pasado miércoles en la oficina de Save the Children en Jalalabat, al este de Afganistán.