Diplomacia
«América sola» en la escena global
Angela Merkel no asistió el año pasado a la Conferencia de Seguridad de Múnich. La canciller estuvo muy ocupada tratando de formar gobierno con sus socios bávaros y los socialdemócratas pero ayer, despojada del liderazgo de su partido y tras un año colmado de adversas vicisitudes, se subió al más importante púlpito de la escena diplomática internacional bajo la atenta mirada de aquellos, que llegados de todo el mundo, se preguntaban con escepticismo si esa vieja conocida podría aportar todavía algo. Ahora ya lo saben. La canciller regresó con un discurso con el que dejó claro tres cosas: su posición frente al multilateralismo, la necesidad de defender la idea de Europa pero, sobre todo, que todavía no se ha ido. «Debemos luchar por esa Europa, por el multilateralismo y contra todos los que luchan contra nosotros», manifestó.
Al igual que en 2007, el presidente ruso, Vladimir Putin, arrojó el guante a Occidente o en 2003, poco antes de la invasión estadounidense a Irak, el entonces ministro alemán de Exteriores Joschka Fischer replicó al titular de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, con un «no estoy convencido», Merkel marcó ayer un punto de inflexión que devuelve a la escena política a la canciller más decidida pero sobre todo otorga una señal firme contra las políticas aislacionistas lo que, al mismo tiempo, fue recibido por algunos como un bálsamo ante la imparable ola de crispación mundial. Al final de su discurso, hubo una ovación. Incluso Ivanka Trump llegó a asentir un par de veces con las palabras de la canciller.
Merkel no se anduvo con contemplaciones y advirtió que «Europa tiene enemigos», señalando a Rusia y a la derecha alternativa de EE UU y pidió «luchar» por defender unas estructuras que están «bajo presión». En esa línea, citó en primer lugar la «guerra híbrida dirigida por Rusia», principalmente hacia los países europeos «económicamente más débiles». Un dardo que poco después fue devuelto por el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, que en su comparecencia sostuvo este que su país quiere una UE «fuerte, independiente y abierta» y «soberana» en defensa y consideró que «en general» esta iniciativa es un «desarrollo positivo para reforzar la multipolaridad». No obstante, dudó de que «se le permita» avanzar en la integración de su defensa, una frase que se entiende referida a EE UU. Washington ha expresado sus dudas con respecto al proyecto común de defensa europea, advirtiendo de que podría solaparse con la OTAN y generar ineficiencias.
Lavrov reiteró asimismo la conveniencia de construir «el hogar común europeo», «de Lisboa a Vladivostok», pero mucho más allá de la UE, a la que criticó por no aprovechar las «oportunidades» de cooperar con Rusia a nivel económico. A su juicio, la UE se ha visto empujada desde fuera a varios «enfrentamientos» con Rusia. «La situación en Europa es tensa. Han aparecido nuevas grietas y se han ahondado las viejas», señaló.
Merkel defendió la importancia de mantener del acuerdo nuclear con Irán y consideró que las diferencias de Europa en este punto con EE UU son sólo «tácticas» porque sobre el «objetivo» final están de acuerdo. A su juicio, es mejor mantener el acuerdo, a pesar de que ella rechaza muchas otras acciones de Irán: de su programa de misiles balísticos a su interferencia en Yemen y su intervención en la guerra de Siria. No obstante, quiso quitar hierro a las diferencias en este punto con la Casa Blanca de Trump, que decidió abandonar este acuerdo fraguado durante el mandato de su predecesor, Barack Obama. Unas palabras que fueron recogidas por el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que también participó ayer en la jornada. Para el «número dos» de Donald Trump ha llegado el momento de que Europa se retire del acuerdo nuclear iraní y se una a Washington para presionar a Teherán ya que es «el mayor patrocinador del terrorismo internacional» y la «mayor amenaza para la paz y la seguridad». Además de interferir en los conflictos de Siria y Yemen, ha exportado misiles, ha contribuido a que se perpetren atentados en Europa y está confabulando para «destruir Israel», argumentó Pence.
Sobre la crisis en Venezuela, Pence aseguró que Nicolás Maduro, es «un dictador» y «debe marcharse», e instó a Bruselas a reconocer a Juan Guaidó como «único presidente legítimo». En Venezuela se está produciendo una «lucha entre dictadura y libertad», dijo Pence, que desgranó los problemas políticos y económicos del país latinoamericano y estimó que otros dos millones de venezolanos podrían abandonar este año el país. «Afortunadamente, la libertad está empezando a triunfar», añadió Pence, quien avanzó que en los próximos días el pueblo venezolano volvería a salir a la calle exigiendo «democracia» y un «Estado de derecho». Pence también citó la «amenaza» china. «EE UU ha sido muy claro con nuestros socios en materia de seguridad sobre la amenaza que supone Huawei y otras empresas de telecomunicaciones chinas». Es más, «Estados Unidos está pidiendo a todos nuestros socios en seguridad que estén alerta», advirtió.
Con respecto al tratado INF para la no proliferación nuclear, la canciller lamentó que Europa no tenga voz en un acuerdo que ahora rechazan EE UU y Rusia –por las «violaciones durante años» de Moscú– y que, fundamentalmente, mantenía la seguridad de Europa. En este sentido, animó a China, pese a sus «reticencias», a sumarse a un acuerdo que limite el uso de misiles de rango intermedio con capacidad nuclear. También indicó que la OTAN, más allá de ser un «ancla de estabilidad», es una «comunidad de valores» y tiene «gran atractivo».
La canciller abordó la polémica en torno al gasoducto Nord Stream II, que conectará directamente Rusia y Alemania, y que ha recibido muchas críticas por parte de otros socios europeos. Argumentó que si durante la Guerra Fría ya se importaba gas ruso, la situación actual no es peor en términos geopolíticos y que ese combustible ya se estaba trayendo desde Rusia, solo que a través de Ucrania.
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