Bloqueo del presupuesto
La división partidista en EEUU por la ayuda a Ucrania acerca un cierre del Gobierno
Demócratas y republicanos tienen una semana para superar los escollos -como la asistencia a la guerra- y evitar que los funcionarios se queden sin sueldo y se suspendan servicios públicos básicos
Estados Unidos va camino de un cierre del Gobierno federal a menos que sus inquilinos se pongan de acuerdo antes de la medianoche del 30 de septiembre. Los líderes del Congreso de ambos partidos confían en entenderse y aprobar una extensión de la financiación, aunque sea a corto plazo, para mantener el barco a flote. Pero el ala republicana más conservadora sigue empecinada en recortar el gasto público y no le importa quemar la nave entera si con eso consiguen su propósito. Los desacuerdos políticos sobre varias cuestiones, como por ejemplo la ayuda económica que brinda EE UU a Ucrania, van camino de forzar el cierre del Gobierno central. La situación afectaría a millones de estadounidenses, incluidos 4 millones de empleados públicos que sentirán el impacto del cierre de manera inmediata en sus bolsillos.
Es necesario un pacto antes del próximo sábado a medianoche (ya que el domingo es 1 de octubre e inicia el nuevo año fiscal), sino el gobierno estadounidense se quedará sin dinero. La cosa pinta mal, porque los conservadores de la Cámara de Representantes no solo quieren recortar el gasto, también exigen importantes concesiones políticas a cambio de dar su brazo a torcer que no tienen ninguna posibilidad de ser aprobadas en el Senado. Se oponen rotundamente al acuerdo al que llegaron el pasado mayo el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y Joe Biden de $31,38 billones de dólares.
Este fin de semana, el presidente de EE UU y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, han pedido a los republicanos que resuelvan sus diferencias para evitar que ¨los miembros del ejército se queden sin sueldo¨, o que ¨los viajeros sufran interrupciones¨ y se cierren varias operaciones gubernamentales que en última instancia afectarán a todos los ciudadanos. ¨Un cierre de gobierno podría afectar a todo, desde la seguridad alimentaria hasta la investigación de cáncer¨, ha dicho el líder estadounidense.
Hoy martes está previsto que comience una votación en la Cámara sobre una serie de proyectos de ley de gasto de un año de duración. Aunque la medida posiblemente no evite un cierre de gobierno, los líderes del partido republicano lo ven como una posible estrategia para enviar un proyecto de ley provisional conservador al Congreso que lime asperezas, y permita alcanzar un plan provisional para evitar el cierre del Gobierno por lo menos hasta noviembre. Por su parte, el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, está trazando su propio plan de financiación temporal con la esperanza de que cuente con el apoyo necesario en la Cámara, donde otro grupo bipartidista también prepara un plan de gastos provisional.
La actitud de los legisladores, en general, es de entendimiento, pero unos pocos republicanos extremistas están impidiendo que se llegue a un acuerdo. Por eso los departamentos y agencias federales ya han comenzado la planificación de funciones no esenciales en caso de cierre. En los anteriores ¨shutdown¨ (que es como se conoce en Norteamérica este cierre de Gobierno) se han mantenido operativos los servicios necesarios para proteger la salud pública y la seguridad nacional (por ejemplo, seguir vigilando las fronteras o el control del tráfico aéreo). Los funcionarios cuyo trabajo no sea ¨esencial¨ tendrían que acogerse a una excedencia obligatoria en caso de cierre, por lo que durante ese tiempo no recibirían ninguna remuneración. Los que estén obligados a trabajar, o bien suspendidos, sí recibirán su sueldo, pero de manera retroactiva cuando se restablezca el Gobierno. Para evitar situaciones de caos como las vividas en cierres anteriores, algunas oficinas están tirando de creatividad y planean ofrecer bonificaciones a sus trabajadores, o simplemente asegurar que todos sus empleados son ¨esenciales¨.
El último cierre con Trump
Si se cumplen los peores presagios, este sería el primer cierre de gobierno en cuatro años, por lo que muchos legisladores no están familiarizados con la situación. El 22 de diciembre de 2018, bajo la administración de Donald Trump, se cerró el Gobierno. En aquel momento, los congresistas necesitaron 34 días para ponerse de acuerdo y conseguir los 60 votos que requiere la Ley presupuestaria. El cierre afectó a 800.000 empleados públicos que se trabajaron sin remuneración, por lo que muchos comenzaron a pedir la baja por enfermedad o no presentarse en su puesto de trabajo, provocando el caos en los aeropuertos, por ejemplo. Un tercio de los parques nacionales y museos cerraron sus puertas durante varios días, millones de personas que necesitaban ayudas federales para pagar su vivienda quedaron desamparadas, se cancelaron cerca de 43.000 audiencias en las cortes de inmigración, lo que provocó desastrosos futuros retrasos, por no hablar de lo que costó recuperar la normalidad cuando finalmente se llegó a un acuerdo el 25 de enero de 2019.
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