Grecia
Atenas cumple y utiliza el primer tramo del rescate para pagar deudas
Destina 3.400 millones para el BCE y otros 7.160 a pagar el préstamo puente
Obtener ayudas para pagar la deuda por otras ayudas. Grecia no sale del bucle en el que lleva sumergida cinco años. Atenas recibió ayer 13.000 millones de euros correspondientes al primer tramo del tercer rescate, de los que utilizó una gran parte para devolver deuda: 3.400 millones al Banco Central Europeo (BCE) y 7.160 millones por el préstamo puente concedido por los socios en julio. Este desembolso del fondo permanente de rescate de la eurozona, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), «permitirá a Grecia cumplir con sus obligaciones financieras urgentes con el FMI –610 millones en septiembre– y el BCE, así como otras necesidades presupuestarias», señaló el director gerente del MEDE, Klaus Regling, quien se mostró «aliviado después de intensas negociaciones con el Gobierno griego y de la aprobación de nuestros miembros». El desembolso se realizó de inmediato tras la aprobación en los parlamentos holandés y alemán del tercer rescate por un total de 86.000 millones de euros durante tres años.
El dinero forma parte del primer tramo, de 26.000 millones de euros, del programa de ayudas. Los otros 10.000 millones ni siquiera pasarán por Atenas, sino que se depositarán directamente en Luxemburgo, en una cuenta separada del MEDE que almacena los fondos para la «potencial recapitalización o liquidación» de los bancos griegos. Esa cantidad será desembolsada siempre que Grecia lo requiera, bajo autorización previa de la junta de directores del MEDE. Para Regling, ese dinero «contribuirá a estabilizar el sector bancario, cuya situación se deterioró gravemente después de la imposición de los controles de capital en junio».
El resto del tramo, algo menos de 3.000 millones, se desembolsarán como muy tarde el 30 de noviembre, cuando Grecia complete las «acciones prioritarias» exigidas por los acreedores. Es decir, recortes de entre el 4% y el 5% a través de la aplicación de ajustes en pensiones, IVA o privatizaciones. Unas medidas que le han costado al primer ministro la crisis de su Gobierno y la escisión de su partido.
En las últimas semanas el Ejecutivo de izquierda tuvo como prioridad cerrar de forma definitiva el tercer rescate antes del 20 de agosto, cuando estaba señalado el pago al BCE, fecha en base a la cual giraron las negociaciones entre Grecia y la cuadriga de las instituciones –Unión Europea, BCE, FMI y MEDE–. Este desembolso era clave para evitar un nuevo acuerdo puente, que hubiese comportado mayores intereses y nuevas exigencias de los prestamistas.
Superar este eslabón supone un alivio para Atenas, pero no ofrece ningún descanso. En vista del fracaso en la puesta en marcha de los anteriores programas, los acreedores incluyeron en éste una cláusula de supervisión más estricta. La primera evaluación se producirá el próximo octubre y se repetirá cada tres meses con el fin de vigilar que se aplican las reformas. Ésa es la condición principal para que Grecia pueda aspirar a una reestructuración de la deuda, una de las premisas del Gobierno heleno, aunque el Eurogrupo ya advirtió de que se puede estudiar la concesión de periodos de gracia y prolongación de vencimientos, pero en ningún caso una quita nominal.
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