Estado Islámico

Aviones y tanques para no perder el control del Sinaí

Funeral de una de las víctimas del ataque del Estado Islámico en la península del Sinaí
Funeral de una de las víctimas del ataque del Estado Islámico en la península del Sinaílarazon

Sofocado el intento de rebelión del miércoles, el Ejército egipcio prolongó hasta la tarde de ayer los bombardeos aéreos sobre posiciones del grupo terrorista afín al Estado Islámico que desencadenó una oleada de atentados en el norte de la península del Sinaí. Fuentes militares fijaron en más de un centenar la cifra de milicianos muertos en los últimos dos días, en una contraofensiva que impidió a los atacantes apoderarse de la población de Sheij Zaued, en cuyos edificios lograron atrincherarse durante horas. Testigos de los combates que transformaron la zona en un verdadero escenario de guerra apuntaban a que unas 60 personas habrían perdido la vida entre miembros de las Fuerzas de Seguridad y civiles. Las informaciones difundidas por el Ejército hablan, únicamente, de 17 víctimas entre sus filas, sin hacer referencia a posibles bajas entre la Policía y la población local. Agentes desplegados sobre el terreno efectuaron registros, casa por casa, a la espera de encontrar militantes de la agrupación anteriormente conocida como Ansar Bait al Maqdis, que mudó su nombre a Provincia del Sinaí tras declarar su obediencia al autodeclarado califa Al Bagdadi. En un mensaje de aparente tranquilidad, el portavoz de las Fuerzas Armadas, Mohamed Samir, relató a medios locales que «lo que está sucediendo muestra la ingenuidad y el pensamiento corrupto de un grupo terrorista que pensó que podría ocupar parte de Egipto». El militar arremetió también contra la Prensa extranjera, aduciendo que fue responsable de la publicación de números de víctimas que no se correspondían con la realidad con el fin de «hacer cundir la frustración entre los egipcios». Decenas de miles de compatriotas asistieron a los funerales de los soldados fallecidos, en ciudades como Alejandría, Qalubiya y Sharkiya, donde sus familiares pidieron a gritos que se haga justicia. Egipto ha asistido a un repunte de la violencia desde que el fiscal general, Hisham Barakat, fuera asesinado el lunes y, aunque no ha emitido ningún discurso oficial, el presidente, Abdel Fatah el Sisi, ha prometido un drástico endurecimiento de la política antiterrorista.