Opinión
Y Biden no cedió el testigo
El demócrata se presentó a las elecciones de 2020 como un presidente de transición, puente entre dos generaciones, pero su relevo, Harris, no ha cuajado
Joe Biden, cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos anunció a primera hora de ayer un secreto a voces: se presenta a la reelección como candidato demócrata. Esta decisión era por todos esperada, especialmente a raíz del discurso del Estado de la Unión promulgado ante la doble sesión del Senado y de la Cámara de Representantes el pasado 7 de febrero en el que el presidente estadounidense repitió en numerosas ocasiones «debemos terminar el trabajo».
Esta misma frase ha servido como eslogan para el anuncio de su campaña de reelección en un corto vídeo, exactamente cuatro años después y con el mismo formato elegido entonces aquel 25 de abril de 2019, cuando se presentó como el candidato dispuesto a corregir los errores del anterior Gobierno de Donald Trump. Y, si bien, muchos esperábamos este anuncio, no es posible dejar de recordar aquella campaña para las elecciones de 2020 en la que el hoy mandatario se presentaba ante su electorado como un presidente de transición, como un puente entre dos generaciones de líderes, dando a entender a muchos que pasaría el testigo al terminar su primer mandato.
Pues bien, Joe Biden se presenta de nuevo. Y es que el Partido Demócrata parece haberse quedado sin alternativas, evitando que el presidente pueda, por fin, alcanzar la que parecía una ansiada jubilación. La vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, no ha sabido recoger el testigo, y la que se presentaba como la sucesora natural es hoy considerada por una gran parte del electorado demócrata como un lastre. A pesar de esta realidad, Biden sigue apostando por ella, y su actual «número dos» se presentará como la «running mate» del presidente el año que viene.
Esta decisión, incomprensible dentro de algunos círculos demócratas, no debiera extrañar. El propio presidente no presenta unos niveles de aprobación demasiado elevados (aunque tampoco, a estas alturas, terribles). Verán, según una encuesta para AP, antes del anuncio el presidente presentaba un porcentaje de aprobación de apenas un 38%. Si bien es cierto que «The Economist» lo situaba en 44%, estos niveles podrían parecer más bien bajos. Pero la realidad es que no son del todo malos a estas alturas de la legislatura, pues queda aún un año y medio para los comicios.
En verdad, incluso tras la pérdida de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de mitad de mandato o «midterms», la realidad es que la posición política de Biden parece serle favorable. Las expectativas para un presidente suelen ser más bien bajas en este tipo de elecciones legislativas, ya que suelen ser tomadas por el electorado como un ejercicio punitivo al Gobierno de turno. Y si bien el resultado no fue del todo positivo para los demócratas, fue mucho más satisfactorio de lo esperado en estos comicios.
Ante la vuelta al ruedo de Donald Trump, el anuncio de Biden de ayer no era más que un secreto a voces dentro de un Partido Demócrata incapaz de presentar una alternativa, no ya coherente, sino también convincente al electorado americano. Este es el panorama electoral en Estados Unidos. Por un lado, un presidente cuya gestión (a pesar de haber recabado ciertos réditos políticos para su base) no consigue disipar dudas sobre su capacidad fisica y mental. Y es que debido a su edad, Biden ha sido repetidamente atacado por su supuesta degeneración cognitiva. No olvidemos que el presidente cumplirá 81 años en noviembre. Se presentará con 82 años a la reelección y, si gana, terminará su segundo mandato con 86 años. Éste será sin duda uno de los aspectos centrales de la campaña, ya que incluso dentro del partido consideraban este hecho como una de las principales razones de rechazo a una nueva carrera de Biden. Según la misma encuesta de AP, anteriormente citada, hasta un 51% de los votantes demócratas se oponía a su candidatura para 2024, la edad del presidente siendo una de las principales razones para ello.
Pero, el problema no radica únicamente en la edad de Joe Biden. Donald Trump tiene 76 años hoy, lo que significaría que, de ser elegido una vez más presidente, asumiría el cargo con 78 años, es decir la misma edad de Biden cuando éste accedió a la presidencia en enero de 2021. No olvidemos que Ronald Reagan tuvo que defenderse por ataques ligados a la edad que tenía, cuando decidió presentarse de nuevo a la reelección, 73 años.
Se especula sobre la posibilidad de una secuela de las elecciones de 2020. Muchos piensan que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, podría disputarle la candidatura republicana a Trump. Si bien esta posibilidad no ha sido descartada por DeSantis o su equipo, algunos comentaristas del bando republicano no verían con buenos ojos esta aventura de una de las estrellas ascendentes del partido. ¿No sería mejor para el gobernador que los dos viejos elefantes se volvieran a enfrentar? La paciencia, podría ser la mejor amiga de DeSantis ante esta situación. La pelea entre las dos momias podría ser verdaderamente beneficiosa para el de Florida, particularmente si los contrincantes únicamente pudieran presentar a la gran perdedora de los últimos cuatro años, Kamala Harris.
✕
Accede a tu cuenta para comentar