Unión Europea
Bruselas ve en la caída del UKIP «el final de las opciones no realistas»
El batacazo en las urnas británicas de los euroescépticos ha sido bienvenido en Bruselas. UKIP, el partido del controvertido eurodiputado Nigel Farage, apenas consiguió un escaño en las elecciones pese a casi el 13% de los votos obtenidos. Su duro discurso contra la Unión Europea no ha calado en la sociedad británica, que ha apostado por una política más moderada, algo que en el corazón europeo se interpreta con un claro mensaje: las ideas más realistas se imponen a aquéllas que se basan en el radicalismo o el populismo. Después de la crisis son muchos los países que han visto crecer partidos no tradicionales, como el caso de Syriza en Grecia o de Podemos en España. Según señalan fuentes europeas, las elecciones británicas han mostrado «el fin de las opciones no realistas». En el caso de Reino Unido, la oposición a la UE no es total. Y éste será uno de los argumentos que desde el Ejecutivo comunitario se utilice cuando el reelegido primer ministro, David Cameron, presente sus propuestas para negociar un ajuste del acuerdo. Los votantes quieren que se debatan las condiciones del país dentro de la UE, pero no forzosamente su salida. Como prometió Cameron, los ciudadanos expresarán en 2017 en una consulta su deseo de seguir o no en la UE. Ese mismo año Londres ocupará la presidencia del Consejo de la UE, en la que será su sexta presidencia. Gran paradoja, coordinar el Consejo y consultar a nivel nacional si su país prefiere decir adiós al club.
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