Bruselas

Cameron se aferra a los recortes sociales para salvar su liderazgo

La recuperación, principal baza «tory» para ganar en mayo

Cameron, durante la intervención de Osborne en la Conferencia del Partido Conservador en Birmingham
Cameron, durante la intervención de Osborne en la Conferencia del Partido Conservador en Birminghamlarazon

David Cameron atraviesa por uno de los momentos más delicados de su carrera. Su liderazgo se tambalea y los laboristas encabezan las encuestas para las elecciones generales de mayo. En definitiva, el clima no es el más idóneo para celebrar el congreso anual del Partido Conservador, el último antes de unos comicios donde los «tories» quieren alcanzar la mayoría absoluta que se les escapó en 2010. Pero el calendario político es inamovible y el primer ministro debe convencer a sus filas de que sigue siendo el hombre apropiado para dirigir a la formación y al país.

Su discurso tendrá lugar mañana y todo apunta a que coincidirá con el anuncio de deserción del tercer diputado conservador que se fuga al UKIP. En apenas un mes, dos parlamentarios «tories» ya han cambiado de bando para unirse al enemigo. Con su discurso antieuropeo y antiimigración, Nigel Farage se ha convertido en la mayor amenaza para el «premier». El hecho de que ahora le robe a sus propios soldados supone un fuerte varapalo para la batalla. Las deserciones provocarán elecciones locales y, al menos en una de las circunscripciones, se da por hecho de que el UKIP tiene la victoria asegurada. La semana que viene, los euroescépticos podrían entrar en Westminster por primera vez en la historia.

Para evitar una desbandada, Cameron tendrá que endurecer aún más su discurso con respecto a la UE. Pero si habla de las relaciones entre Londres y Bruselas más que del vínculo entre Londres y Edimburgo, corre el riesgo de que los nacionalistas enfurezcan. Los escoceses quieren que el «premier» cumpla su promesa y comience el proceso de devolución de competencias. Pero sus filas han amenazado con revuelta interna si la repatriación no viene acompañada de una reforma completa que permita que las leyes inglesas sean votadas sólo por diputados ingleses.

Para calmar los ánimos, George Osborne, responsable del Tesoro y protagonista ayer del congreso celebrado en Birmingham, quiso recalcar que «la economía británica es la que está creciendo más rápido entre los países occidentales». El plan económico del Gobierno es el único punto con el que los conservadores gozan de gran popularidad y aventajan a la oposición.

En este sentido, el Chancellor aseguró que la lucha contra el déficit seguirá siendo una prioridad y anunció una congelación de las prestaciones sociales (salvo las pensiones y las ayudas por minusvalías) hasta 2006. «Las familias sin trabajo no deben cobrar más que una familia media que trabaje», afirmó. Osborne argumentó que Reino Unido no puede permitirse gastar 100.000 millones de libras (más de 127.000 millones de euros) al año en prestaciones por desempleo a personas en edad de trabajar y aseguró que con esta medida se ahorrarán 3.000 millones de libras al año (más de 3.800 millones de euros). En ese sentido, destacó que los «tories» han logrado reducir a la mitad el déficit desde que llegaron al poder.

«No puedo cambiar mi educación»

«No puedo cambiar el colegio al que fui, la educación que recibí o los padres que tengo, y ni lo querría», repondió David Cameron al líder laborista, Ed Miliband, que hace unos días le acusó de defender a unos pocos privilegiados».