Colombia

Carlos Holmes: «Santos deja un país dividido y con un acuerdo de paz frágil e interino»

El diplomático y político uribista asegura que este año “se verá el error histórico” que cometió el Gobierno colombiano al no buscar la unidad en las negociaciones con las FARC

Carlos Holmes Trujillo
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Carlos Holmes Trujillo (Cartago, Colombia, 1951) fue candidato a la vicepresidencia en 2014 por el Partido Centro Democrático, fundado por el senador y ex presidente Álvaro Uribe. Posee una amplia trayectoria como diplomático y es uno de los activos más destacados del uribismo. Participó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y ocupó puestos como ministro de Interior y de Educación. En esta entrevista con LA RAZÓN, reclama unas primarias abiertas para elegir al candidato de su formación política de cara a las elecciones presidenciales de 2018. También se muestra muy crítico con el Gobierno de Juan Manuel Santos y asegura que tras el acuerdo de paz, las FARC quieren iniciar una transición hacia el socialismo.

-¿Cuál es su visión de lo que puede pasar en Colombia este año con la implementación del acuerdo de paz con las FARC?

-Este año quedará claro el inmenso error histórico que se cometió cuando no se creó el ambiente necesario para estructurar un gran acuerdo nacional para la paz. Es bueno recordar que quienes formamos parte de la oposición señalamos reiteradamente que si ese acuerdo se alcanzaba, apoyaríamos en su totalidad el proceso de implementación de los acuerdos y desligaríamos ese proceso de la campaña política que se inicia y que concluirá el próximo año con la elección del presidente y del Congreso de la República. Podíamos haber tenido un país unido y quedó un país dividido. Hubiéramos podido tener un acuerdo que contara con el apoyo de todas las fuerzas, pero tenemos un acuerdo que apenas cuenta para su implementación con unas mayorías parlamentarias que no son las mayorías nacionales.

-¿El plebiscito sobre la paz ha dejado heridas sin cicatrizar?

-Nosotros queríamos evitar que quedaran heridas. Buscábamos precisamente que el proceso pudiera desarrollarse en medio de un gran consenso nacional. No sé qué sucederá en 2017 en esta materia, pero no puedo más que expresar mi inmensa inquietud por la oportunidad histórica que se perdió al no propiciar un gran acuerdo para la paz debido a la inflexibilidad del Gobierno y de las FARC.

-¿Cree que el acuerdo de paz será la base de la campaña electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2018?

-Lo que yo veo venir es esto: las FARC han planteado un Gobierno de transición, basado en la idea suya de que lo logrado en La Habana serían apenas unos mínimos para después dar los pasos hacia las grandes transformaciones económicas y políticas que el país requiera, que es lo que conduciría a la paz. Así que creo que la batalla va a estar entre si tenemos más o menos Estado, si hay más intervención estatal o más empresa privada y más generación de empleo digno, entre libertades plenas o libertades restringidas y entre el otorgamiento de subsidios y la provisión de bienes y servicios públicos. Yo creo que son esos los elementos centrales de la campaña que se va a dar en Colombia. Y creo que frente a la propuesta de las FARC de un Gobierno de transición tenemos que plantear un Gobierno de reconstrucción.

-¿Cómo juzgará la historia a Juan Manuel Santos?

-Perdió la oportunidad de unir al país y de dejar un acuerdo duradero. Lo que deja el presidente Santos es un país dividido y un acuerdo de paz frágil e interino y este año se verá con mayor claridad el tremendo error histórico que cometió.

-Su partido, Centro Democrático, parece muy bien situado para ganar las presidenciales.

-Centro Democrático está en una magnífica posición en la línea de partida, pero lo importante es llegar primero, y para eso se requiere varias cosas. Lo primero es que hagamos pronto la convención del partido y que asuma la tarea de escoger una nueva dirección, de elegir una comisión asesora central para que tengan cabida en el partido representantes de los más distintos sectores, y que se definan las líneas programáticas.

-¿Qué fórmula prefiere para elegir al candidato presidencial del Centro Democrático?

-Soy amigo de que el candidato se escoja mediante un procedimiento democrático, mediante unas primarias abiertas, como en EE UU. Quiero presentar esta propuesta formalmente. Tenemos que hacer bien nuestro proceso interno y mantener las puestas abiertas para pensar en las coaliciones con las fuerzas afines dentro de la perspectiva de las elecciones presidenciales.

-¿Cree que el ex presidente Álvaro Uribe debería ir como vicepresidente en la candidatura del Centro Democrático?

-No. Tengo un inmenso respecto hacia mi presidente Uribe, pero me parece que esa fórmula como vicepresidente no sería un buen mensaje para los colombianos por muy distintas razones. No es bueno que una persona que fue presidente de la República reaparezca ahora en la fórmula como candidato a la vicepresidencia.

-El Centro Democrático ha criticado la visita del presidente francés Hollande a las zonas de concentración de las FARC. Dicen en su partido que es ofensiva para las víctimas. ¿Qué piensa usted?

-Me parece que esa visita de Hollande es inoportuna, no agrega nada habida cuenta de que la Unión Europea tiene un enviado especial para el proceso de paz de Colombia y de que la UE ha venido apoyando el proceso. No sé que pretende el presidente Hollande, pero los consejeros que tiene lo están aconsejando mal.

-¿Cómo valora el papel de España en el proceso de paz?

-España siempre ha apoyado los esfuerzos colombianos sobre la paz. Pero no puedo dejar de mencionar que inquieta que lo que no se acepta en España parezca bueno en Colombia.

-¿Cuáles son las prioridades de los colombianos?

-Las prioridades son el sistema de salud, la educación de calidad, la seguridad, la creación de empresas y la generación de empleos dignos. Pero yo diría que hay una prioridad global, que tiene que ver con nosotros en el curso de la campaña, y que es la crisis de la democracia. Los principios democráticos están en crisis. La democracia hoy en términos tradicionales ha dejado de existir. Así parece si se leen las interpretaciones de lo que ha pasado con el Brexit, con la elección de Trump e incluso algunos ponen el plebiscito de Colombia.

-¿Cómo valora la postura del Gobierno colombiano en relación con Venezuela y la comunidad latinoamericana?

-Soy muy crítico con la manera en que el presidente ha conducido la relación con Venezuela. El presidente Santos terminó de rehén de las conversaciones de La Habana porque éstas fueron apoyadas por el Gobierno venezolano, razón por la cual no tomó decisiones que tuvo que haber tomado. También soy muy crítico de la manera en que Colombia ha actuado en el escenario iberoamericano. Debemos recuperar el liderazgo que alguna vez tuvimos para fortalecer el sistema interamericano. Desafortunadamente, el proyecto del socialismo del siglo XXI dio lugar al nacimiento de instituciones creadas con el propósito de debilitar las instituciones existentes, y ahora estamos viendo el tremendo coste que se paga en el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA).

-¿Se refiere a la imposibilidad de aplicar la Carta Democrática contra Venezuela?

-Sí. Eso es consecuencia de lo que señalo. Si la OEA hubiera conservado la capacidad que tenía de poner en marcha la aplicación de la Carta Democrática Interamericana no estaríamos enfrentando el problema interno que está padeciendo Venezuela.

-Hoy se habla mucho de populismo. América Latina ha tenido muchos líderes populistas de izquierda y derecha.

-Hoy se dice que el Brexit es populismo, que la elección de Trump es populismo y que el triunfo del “no” en el plebiscito colombiano es populismo. Nadie define qué es el populismo, simplemente tratan de rotular unas decisiones internas en distintos países por razones muy diferentes con ese nombre, pero la verdad es que lo que se está expresando es un tremendo malestar y una crítica feroz de los ciudadanos al sistema democrático que conocemos tradicionalmente.

-¿La victoria de Trump tendrá consecuencias directas en América Latina?

-Sin duda, no me atrevo a anticipar cuáles, pero tendrá consecuencias directas.