China
El Gobierno de Hong Kong mantendrá la ley de extradición a China
Un millón de personas pidió el domingo al Parlamento que retire una norma que permite entregar a fugitivos. La antigua colonia británica teme perder su independencia judicial, pero el gobierno local y Pekín mantienen la reforma
Un millón de personas pide al Parlamento que retire una norma que permite entregar a fugitivos a Pekín. La antigua colonia británica teme perder su independencia judicial
Los Gobiernos de Pekín y Hong Kong mostraron este lunes su intención de mantener la reforma legislativa que podría permitir la extradición de “fugitivos” a China continental, a pesar de la multitudinaria manifestación en contra -una de las más grandes de la historia- celebrada la víspera en la excolonia británica.
La primera en responder a los manifestantes -más de un millón, según los organizadores; 250.000, según la policía local-, fue la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, quien explicó que no retirará el controvertido proyecto de ley de extradición ni dimitirá como responsable ejecutiva. “Para aquellos que han expresado sus puntos de vista, ya sea que estén de acuerdo o en desacuerdo con nosotros, quiero darles las gracias. El escrutinio de nuestro trabajo es un factor importante para mejorar el gobierno de Hong Kong”, dijo, informa Efe.
Por otro lado, Lam confirmó que el proyecto de ley se someterá a una segunda lectura en el Consejo Legislativo del próximo miércoles, pero que el gobierno continuaría explicando las “salvaguardas” incorporadas en el proyecto de ley para ganarse a los opositores al texto.
Por su parte, y pocas horas más tarde de la intervención de Lam, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Geng Shuang, declaró en la rueda de prensa diaria que Pekín “continuará apoyando de manera firme al gobierno de la región administrativa especial (de Hong Kong) en la modificación de las dos ordenanzas (sobre la ley de extradición)”. Además, Geng fue más allá y sugirió que existe “intervención exterior” en las protestas de Hong Kong. “El Gobierno central se opone fuertemente a la intervención exterior en la legislación de Hong Kong”, aseguró.
Preguntado por qué fuerzas externas estarían interviniendo en el proceso de aprobación del texto, Geng se limitó a responder: “Algunas partes han estado haciendo comentarios irresponsables”. El portavoz apuntó que “más de 800.000 hongkoneses participaron en las actividades de apoyo a la modificación” y restó credibilidad a las cifras de manifestantes de este domingo, que según algunos organizadores superó el millón de asistentes.
“Desde el regreso de Hong Kong (a soberanía China de manos británicas, en 1997), los derechos y las libertades de la gente en Hong Kong están totalmente protegidos y garantizados. Esto es incuestionable”, apostilló. La prensa oficial del país asiático insistió en la tesis de que las protestas fueron instigadas por “fuerzas extranjeras”, cuyo objetivo sería “dañar a China” pero, al igual que Geng, no aportaron detalles. El diario estatal “China Daily” sugirió en uno de sus editoriales: “Desafortunadamente, algunos residentes de Hong Kong han sido engañados por la oposición y sus aliados extranjeros para apoyar la campaña contra la extradición”.
Manifestación histórica
Ordenados y de manera pacífica, cientos de miles de hongkoneses salieron ayer a las calles para protestar contra la ley de extradición que, de aprobarse, podría llevar al territorio continental chino a aquellas personas requeridas por la justicia de Pekín. La norma hiere, esta vez casi de muerte, al estatus político especial que rige en Hong Kong y que hace gozar a sus ciudadanos de libertades que son inexistentes en el resto del gigante asiático.
La ciudad no vivía una manifestación tan multitudinaria –más de un millón según los organizadores y 240.000 según la policía-, desde que en 2014 las calles de Hong Kong fueran ocupadas por decenas de miles de ciudadanos pidiendo a su gobierno sufragio universal. La diferencia con entonces es que la protesta de ayer logró unir a gente de todos los sectores de la población. Desde estudiantes a políticos, abogados, escritores o enfermeras, uno de cada siete habitantes salió a la calle para gritar bien alto: “No a la Ley de Extradición”.
La protesta comenzó a las 2:00 de la tarde hora local y, seis horas después, ríos de gente continuaban inundando el corazón de la ex colonia británica mientras otros muchos trataban de regresar a sus casas en el tan eficiente transporte público que, sorprendentemente, sufrió retrasos y generó colas debido a la desorbitada demanda. Los asistentes contaban cómo las escaleras mecánicas se habían parado para evitar posibles accidentes y el calor dentro de las estaciones era cada vez más fuerte.
La propuesta de ley, que se presentará este miércoles en el Parlamento, ha generado una gran controversia en la ciudad. Especialmente, entre unos ciudadanos que han visto cómo en los últimos años Pekín se ha inmiscuido en sus asuntos sin respetar el principio de “un país, dos sistemas” que se estableció para regir en la ciudad desde que esta volvió a manos chinas en 1997.
Desde que Hong Kong viviera la Revolución de los Paraguas en 2014, unas protestas en las que miles de ciudadanos ocuparon el centro de la ciudad para luego ser desalojados, la urbe ha vivido varios episodios que dejan claro que están bajo la égida de Pekín . Entre los más sonados, el secuestro por parte de las autoridades chinas de varios libreros que publicaban volúmenes que aireaban las intimidades del presidente chino, Xi Jinping; la descalificación de opositores políticos que se habían ganado un escaño en el legislativo; o el secuestro de un millonario chino al que se llevaron en una silla de ruedas con la cabeza cubierta y de quien, a día de hoy, todavía no se sabe nada.
La famosa cantante hongkonesa y activista pro democrática, Denise Ho, escribió en una carta abierta previa a la manifestación que “la nueva ley de extradición instalará el sistema de persecución y represión de la parte continental en Hong Kong, lo que simboliza el aislamiento total del mundo”.
Para ella, esta norma podría empujar a las corporaciones internacionales a abandonar la ciudad y pondría en el punto de mira a los empleados de organizaciones no gubernamentales, activistas de derechos humanos, periodistas o artistas, que podrían correr el riesgo de ser enviados ante la justicia china, “famosa por sus abusos de los derechos humanos y sentencias por motivos políticos”.
La oposición a esta ley viene de lejos y se ha intensificado en las últimas semanas, lo que ha hecho que el Gobierno haya modificado en dos ocasiones el proyecto inicial indicando que solo se entregarán a los acusados de delitos con penas superiores a los siete años y los tribunales hongkoneses revisarán los casos de manera individual pudiendo vetar algunas extradiciones.,
“Creo que con esta ley ya no habrá Hong Kong. Es como darles lo poco que nos queda”, aseguró a LA RAZÓN Nadia Hui, una de las asistentes a la manifestación. Su opinión no difería de la de muchos de los que la acompañaban, que consideran que Pekín ha preparado muy bien el terrero para poder aprobarla sin problemas.
Si bien en 2003 las autoridades chinas dieron marcha atrás a la aprobación de una norma similar tras las protestas de los ciudadanos y la oposición en el Parlamento, en esta ocasión no parece que pueda suceder lo mismo, ya que el bloque aliado del poder central controla 43 de los 70 escaños del parlamento local. “No tengo ni idea de qué más podemos hacer”, aseguró apesadumbrada la joven de 29 años.
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