Estados Unidos
Clinton declara ante el FBI por el escándalo de su correo electrónico
El interrogatorio duró más de tres horas y lo realizó «voluntariamente»
La aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, declaró ayer «de manera voluntaria» ante el FBI durante tres horas y media para responder a las preguntas de los agentes sobre su uso de correo privado para asuntos de interés nacional mientras era secretaria de Estado (2009-2013).
La aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, declaró ayer «de manera voluntaria» ante el FBI durante tres horas y media para responder a las preguntas de los agentes sobre su uso de correo privado para asuntos de interés nacional mientras era secretaria de Estado (2009-2013). Los agentes investigan si la ex jefa de la Diplomacia o su equipo quebrantaron la ley al utilizar un servidor privado para mandar e-mails durante su etapa al frente del departamento de Estado. «La secretaria Clinton ofreció una entrevista de forma voluntaria sobre el asunto de sus e-mails. Está satisfecha de haber tenido la oportunidad de ayudar al departamento de Justicia para terminar con esta revisión», indicó ayer su portavoz de campaña, Nick Merrill, en un comunicado. Sin embargo, evitó dar detalles del contenido de la entrevista con los federales que se produjo en la sede del FBI en Washington. El encuentro «voluntario» tuvo lugar después de que el candidato republicano Donald Trump enviase un email a los periodistas titulado «Los hechos sobre el Servidor Secreto de Clinton», en el que incluyó artículos donde se detallaba que los mensajes estaban marcados como «clasificados».
Sin embargo, las críticas en esta ocasión se han lanzado sobre todo contra Bill Clinton, el cual ha provocado un escándalo debido a su encuentro a principios de esta semana con la fiscal general del Estado, Loretta Lynch, quien dirigía la investigación sobre su esposa. Sin duda, un duro golpe a menos de un mes de la convención demócrata de la que saldrá el candidato del partido –Clinton ya se ha autoproclamado vencedora– para las elecciones presidenciales de noviembre. Su cita en el aeropuerto de Phoenix (Arizona), la cual se asegura no estaba programada, ha levantado las sospechas sobre la imparcialidad de Lynch en esta investigación. Por ello, ha tenido que retirarse de la misma. «Es cierto que mi reunión con él plantea preguntas y preocupaciones. Ahora hay ciertas sombras sobre cómo se va a percibir este caso sin importar ya cómo se resuelva. Pero, es importante dejar claro que el presidente Clinton no tiene nada que ver en cómo se va a revisar, resolver o aceptar este asunto. No lo volvería a hacer», reconoció el viernes la fiscal general del Estado, que aseguró que hablaron de sus nietos, golf, viajes y el Brexit, entre otros asuntos.
En un principio se intenta transmitir la idea de que el encuentro fue una mera coincidencia: Bill Clinton, que iba en un jet privado, se habría dado cuenta de que el avión de Lynch, del Gobierno, acababa de aterrizar en Phoenix y entonces decidió ir a saludarla a ella y su marido. En cambio, no todos creen esta versión de los hechos y los errores de cálculo de Bill Clinton podrían volver a pasar factura en la recta final de la campaña. Ya lo hicieron en 2008 cuando sus comentarios desafortunados dejaron a la entonces senador de Illinois en un mal lugar frente a Barack Obama. El peor de los escenarios para Clinton sería que la investigación encontrara pruebas suficientes en su contra como para llevarla a juicio, una situación que podría poner en serios problemas sus aspiraciones presidenciales.
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