
Acuerdo
Merz, tras el pacto de Gobierno: «Alemania ha regresado y hará avanzar a la Unión Europea»
Conservadores y socialdemócratas pactan su quinta Gran Coalición en medio de la inestabilidad global
Alemania se encamina hacia una nueva era política con la formación de su quinta gran coalición desde la posguerra. Mes y medio después de las elecciones federales, los líderes de la Unión conservadora y el Partido Socialdemócrata (SPD) presentaron este miércoles el acuerdo de gobierno que marca el inicio de una legislatura dominada por desafíos económicos, migratorios y sociales. La expectación era máxima tras 27 días de negociaciones marcadas por filtraciones y tensiones internas. Finalmente, el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, su homólogo de la socialcristiana CSU de Baviera, Markus Söder y el socialdemócrata Lars Klingbeil escenificaron la unidad en una comparecencia conjunta. “Es una señal fuerte para los ciudadanos y para nuestros socios europeos: Alemania tiene un Gobierno con capacidad de acción”, declaró Merz, quien está previsto que asuma el cargo de canciller a primeros de mayo.
Uno de los pilares del acuerdo es el impulso a la economía alemana. Merz presentó una batería de medidas destinadas a aliviar la carga fiscal sobre empresas y ciudadanos. Entre las más destacadas figuran la reducción escalonada del impuesto de sociedades en un punto porcentual a partir de 2028 y nuevas opciones de amortización para estimular la inversión. El precio de la electricidad se convertirá también en un instrumento clave: el gobierno propone un “precio industrial” específico para sectores de alto consumo energético y reducirá el impuesto eléctrico “hasta el mínimo permitido por la normativa europea”. Estas medidas buscan reactivar la competitividad del tejido empresarial, en especial de las pequeñas y medianas empresas. Para los ciudadanos, se contempla una rebaja del impuesto sobre la renta dirigida a las rentas bajas y medias. Aunque los detalles técnicos aún no se han revelado, esta reforma se implementaría a mitad de legislatura.
Asimismo, el acuerdo introduce un enfoque más restrictivo en materia migratoria. Conservadores y socialdemócratas han pactado una “ofensiva de repatriación” que pretende aumentar el número de deportaciones, incentivando a los países de origen a readmitir a sus nacionales mediante instrumentos como la política de visados o la cooperación para el desarrollo. Aunque el SPD ha insistido en que el derecho al asilo sigue siendo inviolable, el pacto limita los programas federales de acogida y elimina la posibilidad de naturalización tras tres años -una medida adoptada en la pasada legislatura-. Además, los refugiados con estatus de protección subsidiaria no podrán reagrupar a sus familias durante los primeros dos años, salvo en casos excepcionales.
Uno de los ejes sociales del nuevo Gobierno será la transformación del actual subsidio ciudadano. Este será sustituido por una “nueva seguridad básica para quienes buscan trabajo”, basada en un mayor control por parte de la administración. Las personas desempleadas deberán “buscar activamente empleo” y podrán perder sus prestaciones si rechazan reiteradamente ofertas de empleo. Además, se eliminarán los actuales periodos de protección de activos, ligando las ayudas a los méritos acumulados a lo largo de la vida laboral. En materia de pensiones, la coalición se compromete a mantener el nivel actual del 48% hasta al menos 2031, con financiación complementaria procedente de ingresos fiscales. También será posible jubilarse sin penalización tras 45 años de cotización. En este aspecto, la CSU ha logrado incluir la ampliación de la pensión de maternidad, que se aplicará con independencia del año de nacimiento de los hijos.
Uno de los anuncios más llamativos es la reintroducción de un modelo de servicio militar, aunque esta vez bajo una fórmula voluntaria inspirada en el modelo sueco. El gobierno establecerá este año las bases legales para el registro y seguimiento de los nuevos voluntarios, con el objetivo de fortalecer la Bundeswehr, cuyo número de soldados ha disminuido pese al incremento en las contrataciones. La “mili” obligatoria fue suspendida en 2011 en Alemania, pero el deterioro del contexto geopolítico y las dificultades del ejército federal han reabierto el debate. El SPD insiste en que cualquier avance se haga en el marco de un amplio consenso social.
El reparto ministerial refleja la lógica de los equilibrios dentro de la coalición. La CDU asumirá seis carteras, entre ellas Exteriores -que vuelve a manos democristianas por primera vez en casi seis décadas-, Economía y Energía, Educación, Familia, Sanidad y el nuevo Ministerio Digital. También podría sumar Transporte. La CSU obtendrá tres ministerios: Interior -clave en la gestión migratoria-, Agricultura y el nuevo Ministerio de Investigación, Tecnología y Espacio, que Söder describió como un “ministerio de súper alta tecnología”. El SPD se quedará con seis carteras, incluidas Finanzas, Defensa, Trabajo y Asuntos Sociales, Justicia, Medio Ambiente y Fomento. Con este acuerdo, Alemania apuesta por la estabilidad y por una gran coalición con ambiciones reformistas. Pero el reto no será menor: traducir el complejo texto del pacto en políticas efectivas y sostenibles que respondan a las expectativas de una sociedad exigente y de un país que sigue siendo el motor político y económico de Europa.
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