Países de América
Correa, un político ambicioso, hábil y poco dialogante
El presidente de Ecuador ha combinado populismo y pragmatismo en su gestión
Rafael Correa (Guayaquil, 1963) se convertirá en el presidente ecuatoriano que más años regirá los destinos del país tras ganar ayer su tercera elección consecutiva, en esta ocasión con casi el 60% de los votos, el mayor respaldo conseguido en su breve carrera política. Licenciado en Economía por la Universidad Católica de Guayaquil (donde posteriormente ejerció como profesor), Correa amplió estudios en Bélgica y Estados Unidos, donde obtuvo un master de Ciencias Políticas por la Universidad de Illinois.
Su entrada en el activismo político se produjo en 2005, dentro de la llamada "rebelión de los forajidos", un movimiento civil que derrocó al presidente Lucio Gutiérrez. Correa, un desconocido para la mayoría de los ecuatorianos hasta entonces, ejerció durante cuatro meses como ministro de Economía con el nuevo presidente, Alfredo Palacio. Durante ese breve periodo de tiempo, tomó un decisión arriesgada al desvincular los ingresos de la renta petrolera del pago de intereses de la deuda externa contraída por el país. Gracias a esta maniobra, el Gobierno liberó un buen puñado de dólares que destinó a ampliar la inversión en políticas sociales.
Un año después, en 2006, como cabeza del Movimiento Alianza País, ganó las presidenciales en segunda vuelta con un discurso agresivo con los partidos tradicionales. Al poco tiempo de tomar posesión, en enero de 2007, se hizo con la mayoría en la Asamblea Constituyente que le permitió reformar la Constitución, lo que desató un conflicto entre el Congreso y el Tribunal Supremo. Para entonces ya había abanderado la bautizada como "revolución ciudadana", un proyecto político inspirado en el socialismo del siglo XXI impulsado por Hugo Chávez en Venezuela.
En 2008 aprobó una moratoria de la deuda externa por 3.200 millones de dólares. Desde entonces, Ecuador perdió el acceso a los mercados internacionales, si bien Correa amortizó esta decisión ante su electorado, al que se presentó como un líder tan independiente y fuerte que no se somete a la dieta asfixiante de los organismos internacionales como el FMI.
Medió mundo apuntó a Ecuador cuando un juez condenó al periodista Emilio Palacio y a tres ejecutivos del periódico "El Universo"al pago de 35 millones de dólares por atentar contra el honor del presidente por un artículo de opinión en el que se le llamaba dictador. Para borrar la mala imagen ofrecida, dicen sus adversarios, Correa se postuló como adalid de la libertad de expresión concediendo asilo diplomático en 2012 a Julian Assange, fundador de Wikileaks, en la embajada de Ecuador en Londres. Sus detractores argumentan que ha cercenado de la liberad de expresión, reducido la independencia del poder judicial y debilitado otras instituciones del Estado.
Sucesor de Chávez
Correa se ha mostrado durante estos años como un personaje carismático y arrogante a la vez, un líder populista de verbo incontenible. Algunos comentaristas ven en él al sucesor natural de Chávez, una vez que el presidente de Venezuela desaparezca por completo del escenario político. El pasado diciembre, Correa aumentó el salario básico un 8% y en enero hizo lo propio con el bono de la vivienda. El bono social, del que se benefician actualmente dos millones de personas de un población de 14,5 millones, ha pasado subido de 35 dólares mensuales a 50 antes de la campaña.
Según estadísticas de INE ecuatoriano, la pobreza cayó 12 puntos entre 2006 y 2012 y la pobreza extrema bajó del 17% al 9,4%. El presidente ha construido carreteras y centros de salud.
Todo esto hay que apuntarlo en el haber del presidente. En el debe cabe destacar el ataque institucional emprendido por miembros de su administración, tanto en el ámbito de la Justicia como de la autoridad electoral; el acoso a los medios críticos con su gestión -previsiblemente, con la mayoría en la Asamblea Nacional, Correa podrá aprobar la temida ley de Comunicación- y múltiples casos de corrupción en su entorno.
Un miembro de la prefectura de la provincia del Guaya, que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalias, define a Correa como un líder "ambicioso, inteligente y muy preparado", pero le pide que "sea más dialogante"porque "la oposición tiene muchas veces razón". Reconoce que el presidente ha apostado por mejorar las infraestructuras del país y que "ahora tenemos más y mejores carreteras", pero también asegura que no se ha invertido "tanto en sectores muy desfavorecidos".
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