Reino Unido
De la Gran Bretaña a la pequeña Inglaterra
Los nacionalistas escoceses amenazan con otro referéndum de independencia, mientras el Sinn Fein pide la unificación de Irlanda
Los nacionalistas escoceses amenazan con otro referéndum de independencia, mientras el Sinn Fein pide la unificación de Irlanda
Reino Unido ha quedado profundamente dividido tras el referéndum del 23-J. El mapa del voto muestra las profundas diferencias que existen entre las cuatro naciones que lo forman: Gales e Inglaterra están a favor de dejar la Unión Europea, mientras que Escocia e Irlanda del Norte han apostado por la permanencia en el «club» comunitario. Esta grieta no hace sino dar alas a los sentimientos independentistas, lo que supone un grave reto para un país en el que su primer ministro, David Cameron, acaba de dimitir y el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, podría enfrentarse a una moción de censura en su grupo parlamentario en Westminster.
Desde que se conoció el resultado a primera hora de la mañana de ayer y ante la disconformidad, los líderes de las regiones del norte lanzaron un nuevo órdago al cada vez menos unido país. El primero fue el viceprimer ministro norirlandés, Martin McGuinness, del Sinn Fein, al hacer un llamamiento a otro plebiscito, esta vez para la reunificación irlandesa. «El Gobierno británico no tiene ahora ningún mandato democrático para representar la visión del norte en las futuras negociaciones con la UE y creo que existe un imperativo democrático para realizar un referéndum sobre la soberanía de Irlanda del Norte».
McGuinnes reconoció a la cadena pública irlandesa RTE que «ahora nos encontramos en aguas turbulentas, nadie sabe realmente qué va a pasar. Las implicaciones para todos nosotros en la isla de Irlanda son absolutamente masivas. Esto podrá repercutir de manera muy grave en nuestra economía». Y es que, a diferencia de otras regiones británicas, el Ulster recibe cuantiosas ayudas agrícolas de Bruselas.
Sin embargo, la preocupación no es sólo política. De hecho, varios medios locales llevaban ayer la noticia del desorbitado aumento de búsquedas en Google desde Irlanda del Norte de «cómo conseguir un pasaporte irlandés» para así seguir siendo ciudadanos europeos y no tener problemas de visados. Es más, este mes el Gobierno del primer ministro Enda Kenny reconoció que había contratado a 200 trabajadores temporales para hacer frente a la repentina gran demanda de pasaportes irlandeses.
Después de McGuinnes, fue Nicola Sturgeon, la primera ministra escocesa, la que soltó la bomba. Aunque los expertos politólogos ya advirtieron a Cameron de esta consecuencia si el resultado era el Brexit. Ya en septiembre de 2014, durante el plebiscito de independencia de Escocia de Reino Unido, una de las principales promesas de los nacionalistas era que, pese a la presumible emancipación británica, se seguiría siendo un miembro del «club» europeo y ayer Sturgeon señaló que «era democráticamente inaceptable» que a Escocia se le pudiera sacar de la UE en contra de su voluntad.
Aunque hoy dará más detalles de sus próximos pasos, la primera ministra escocesa ya avanzó que su Gobierno comenzará a preparar la legislación para permitir otro plebiscito sobre la independencia y que intententará que sea lo más rápido posible.
Mientras, el ex primer ministro escocés Alex Salmond abogó por celebrar un referéndum en «dos años y medio». «No tendría sentido salir de la Unión Europea y volver», explicó. En su opinión, las personas que vieron con escepticismo la independencia en Escocia «cambiarán» su voto si ven la perspectiva de salir del bloque comunitario.
En Irlanda del Norte, en el 23-J se votó a favor de mantenerse dentro de la UE en 11 de las 18 circunscripciones. Mientras que en Escocia, en los 32 distritos electorales se respaldó la permanencia. En todos. Así, el 55,7% de los norirlandeses y el 62% de los escoceses –la cifra de apoyo más alta de todas las regiones británicas– sufragó a favor del proyecto europeo. «Pienso que Escocia e incluso Irlanda del Norte tienen ahora mandato para realizar otro referéndum de independencia basado en sus posturas proeuropeas. Esto podría desencadenar en el final de 300 años de unionismo británico», explica Luke, un joven voluntario de la campaña del Remain en la ciudad inglesa de Leeds. «Es un día oscuro para este increíble país», confiesa.
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