Relaciones internacionales
Donald y Kim: dos «antihéroes» que consiguen lo impensable
«La imagen de ambos estadistas podría recordar a la de algún cómic de la Marvel, más que a un encuentro internacional en la cumbre»
«La imagen de ambos estadistas podría recordar a la de algún cómic de la Marvel, más que a un encuentro internacional en la cumbre»
Si a lo largo de mi carrera como experto en liderazgo he hablado mal de dos líderes, estos han sido Donald Trump y Kim Jong-Un. Sin embargo, a la luz de los últimos acontecimientos y tras un camino plagado de dudas y certezas, he de reconocer que, tras su reunión en Singapur, he variado el foco de mi análisis. Con respecto a ambos y, afortunadamente, para bien.
Tras un histórico apretón de manos -aunque alguien debiera explicarle a Trump algunas nociones básicas de protocolo respecto a cómo tocar y cómo no hacerlo a un jefe de Estado extranjero, más aún si es de esa parte del globo- y gestos muy estudiados, de mutua complicidad además de una evidente y recíproca satisfacción por haber alcanzado una reunión -impensable hace tan solo unos meses- ambos líderes se comprometieron, creo que de forma sincera, en el diseño y respeto de un nuevo marco de relaciones entre ambas potencias, de cara a conseguir ese ansiado acuerdo de paz duradero.
Confieso, tras haber visto ya de todo en política después de tantos años, quellegué a albergar serias dudas tras el primer anuncio de que esta cumbre llegara a tener lugar. Aún más; debo decirles que atribuí la especie a unanueva intoxicación del aparato de propaganda de la Casa Blancay a un invento del histriónico Trump para recuperar una mínima respetabilidad internacional y ‘lavar’ su deteriorada imagen, tras sus políticas nacional-supremacistas y sus absurdas medidas aislacionistas en el terreno económico.
No me duelen prendas en reconocer mi error: creo que la foto histórica a la que hemos asistido servirá, además de para que el mundo sea un lugar un poco más seguro, para descongelar definitivamente las relaciones entre las dos Coreas y dotar de estabilidad y prosperidad a esta zona del planeta.
Imagen macarrónica, pero igualmente transcendente
En algún momento, y no seré el primero que hace la broma, la imagen de ambos estadistas podría recordar a la de algún cómic de la Marvel, más que a un encuentro internacional en la cumbre. ¡No me dirán que los dos personajes no se las traen!
El primero con su tupé desaliñado y su pelo color ‘pollo anaranjado’, en función del teñido de cada semana... el segundo con su oronda cara, su cabeza rapada ‘por fases’ y su sempiterna guerrera militar, al más puro estilo guerrillero del sur del continente americano en los tiempos de la más cruda ‘Guerra Fría’.
Creo que, roto el hielo, lo que urge en este momento es una reunión al más alto nivel entre los peluqueros de ambos personajes. Todo se andará.
Poniéndonos serios de nuevo, a su manera, estos dos antihéroes han conseguido mostrar al mundo su mejor cara y solo queda confiar en que lo pactado se respete. Tanto en el compromiso de establecer nuevas relaciones, como reflejo del deseo de ambos pueblos de conseguir una paz definitiva, también entre las dos Coreas, como en el compromiso de desnuclearización de la península coreana. Algo que incluye la recuperación de los restos de los prisioneros de guerra y los desaparecidos en Combate y la repatriación de los que puedan ser identificados.
Quedan ahora dudas sobre los plazos y las consecuencias de todo esto en los futuros equilibrios del nuevo tablero geopolítico mundial. Dicho lo cual... ¡espero que a nadie se le meta en la cabeza darle el Premio Nobel de La Paz a ninguno de los dos!
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