Política

El Futuro de Venezuela

Dos meses de apagones constantes obligan al racionamiento eléctrico en Venezuela

Han pasado casi dos meses desde el megaapagón que dejó a oscuras a Venezuela durante casi 72 horas y aún el sistema eléctrico no está del todo recuperado.

Dos niños estudian con la luz de móvil durante un apagón en Maracaibo (Venezuela)
Dos niños estudian con la luz de móvil durante un apagón en Maracaibo (Venezuela)larazon

Han pasado casi dos meses desde el megaapagón que dejó a oscuras a Venezuela durante casi 72 horas y aún el sistema eléctrico no está del todo recuperado.

En Venezuela no hay normalidad posible. Han pasado casi dos meses desde el megaapagón que dejó a oscuras a Venezuela durante casi 72 horas y aún el sistema eléctrico no está del todo recuperado. El evento se repitió dos veces más en el resto de marzo, en lo que el chavismo afirmó fueron «ataques» pero expertos adjudican a la desidia. En Zulia, al occidente de la nación petrolera, ya no hablan de apagones sino de «alumbrones». En ese territorio no se aplica el plan de racionamiento eléctrico que activó Nicolás Maduro, sino uno más agreste: ciclos de seis horas con electricidad y seis sin ella. Pero es un esquema que no se cumple.

«Aquí se va cuando quieren, y vuelve un ratico también cuando quieren», denuncia Milagros Hinojosa desde Maracaibo. La mujer ha pasado las últimas 19 horas sin luz y no solamente duerme en el patio de su casa –la ciudad es la más calurosa de Venezuela con un promedio de 38 a 40 grados de temperatura–, sino que lleva en su coche cargadores para teléfonos, secador de pelo y hasta una batidora de cocina. «Uno lleva encima todos los aparatos posibles para aprovechar la luz allí donde haya».

En Zulia, aún el suministro eléctrico no alcanza ni el 75% de su territorio. Las dos grandes termoeléctricas que deberían darle independencia energética están paralizadas y, por tanto, dependen de lo que el sistema interconectado nacional les procure. En el resto del país los cortes suelen ser por bloques de al menos cinco horas, sin anuncio previo. «La luz simplemente se va y quién sabe cuándo vuelva. Por eso hay que estar preparado y desenchufar todo porque se dañan los equipos», afirma Deborah Castro en Valencia, en el estado de Carabobo. Caracas es la burbuja. El Gobierno ha intensificado el racionamiento en el interior del país para mantener encendida a la capital, mientras disminuye los horarios laborales y escolares para «ahorrar».

Pero todo son paños calientes, pues la generación termoeléctrica está al mínimo, y la hidroeléctrica exhausta y sobreexigida. Los proveedores necesarios para estabilizar el sistema, Estados Unidos y Alemania, no reconocen a Maduro como presidente y no negocian con su Gobierno; amén de que el chavismo no tiene cómo pagar lo que hace falta.