Política

Espionaje en EEUU

EE UU asegura que la NSA respeta «la privacidad de los españoles»

Costos pide disculpas a Margallo por las «tensiones» ocasionadas por el espionaje

James Costos, en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores
James Costos, en la sede del Ministerio de Asuntos Exterioreslarazon

El Gobierno español comenzó ayer a recoger los primeros frutos de su estrategia ante el supuesto espionaje al que habría sido sometida España por parte de Estados Unidos. Por segunda vez en diez días, el embajador estadounidense, James Costos, visitó el madrileño Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, para dar explicaciones al ministro José Manuel García-Margallo sobre los millones de comunicaciones presuntamente interceptadas por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y para responder por qué España se encuentra en las prioridades de espionaje, según se asegura en los papeles filtrados por Edward Snowden. «El interés de ambos países es garantizar la seguridad y la lucha contra el terrorismo así como el respeto a la privacidad de los ciudadanos y el respeto a la legalidad», explicó García-Margallo en un comunicado emitido tras el encuentro. Durante la reunión, Costos «lamentó» ante el ministro español «las tensiones» ocasionadas desde la publicación de informaciones sobre los sistemas de espionaje norteamericanos y aseguró que todas las actuaciones que se han realizado desde Washington responden siempre «a un criterio de seguridad en el marco de la colaboración existente entre las comunidades de inteligencia». Costos también abordó la cuestión relativa al derecho a la privacidad de los españoles y garantizó que en todo momento ésta «se ha respetado, así como también ha sido garantizado el debido marco legal», a la vez que confesó que «en ningún momento se han perseguido objetivos comerciales» en sus operaciones en nuestro territorio.

Desde que el pasado 10 de agosto, el rotativo alemán «Der Spiegel» publicase que España era objeto de la vigilancia de Estados Unidos, el Gobierno inició una serie de movimientos diplomáticos para aclarar la situación. Así, fue convocado por el Ministerio de Asuntos Exteriores el encargado de negocios de la Embajada de EE UU en Madrid, Luis G. Moreno (aún Costos no se había incorporado a su puesto), de igual forma que el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, viajó a Washington para solicitar información al respecto. También se iniciaron grupos de trabajo en España y Europa e, incluso, el director del Centro Nacional de Inteligencia compareció esta semana en Comisión de Secretos Oficiales del Congreso a puerta cerrada para dar cuenta de la cooperación existente con la NSA y los sistemas de espionaje españoles. «Barack Obama ha impartido instrucciones para realizar la revisión detallada de las actuaciones de las agencias de inteligencia», confirmó Costos a García-Margallo. Una información en la que insistió el presidente de EE UU durante una entrevista concedida a la cadena de televisión NBC, donde además añadió que «cuando se me presentan informes de inteligencia sobre países aliados como Alemania, no indago o exploro de dónde han obtenido esa información los Servicios de Seguridad. Eso sí, cuando estamos hablando de Al Qaeda o de algún país que represente algún tipo de amenaza para EE UU, entonces sí que me interesa saber cómo se han conseguido esos datos», aseguró. Sin embargo, Obama no aclaró si sus servicios de inteligencia pincharon los teléfonos de líderes como Felipe Calderón o Angela Merkel.

Mientras, Edward Snowden el responsable de esta tensión diplomática de la que algunos países aún no se han recuperado, comenzó ayer a trabajar en una web rusa, tal y como confirmó su abogado Anatoli Kucherena, precisamente el mismo día que Reuters desvelaba cómo el ex contratista de la CIA consiguió hacerse con este arsenal de documentos secretos. Según esta agencia, persuadió hasta a 25 compañeros de la agencia en su sede de Hawái para que le dieran sus claves de seguridad y así tener acceso a infinidad de informes. Se aprovechó también de la situación de frágil control transitorio de los sistemas informáticos de la NSA para hacerse con otros tantos sin dejar huella. De hecho, el Comité de Inteligencia del Senado acaba de aprobar una asignación de más de 70 millones de euros para instalar un nuevo software en la agencia NSA que impida que esta situación vuelva a repetirse.