Estados Unidos

Putin ataca a los enemigos de Asad

Imágen de un video de Homs Media Centre, de la ciudad de Talbiseh en la provincia de Homs, tras los bombardeos
Imágen de un video de Homs Media Centre, de la ciudad de Talbiseh en la provincia de Homs, tras los bombardeoslarazon

Rusia lanza los primeros bombardeos sobre Hama, Homs y Latakia, áreas sin presencia del Estado Islámico. Washington acusa a Moscú de atacar a los rebeldes bajo su paraguas y le exige que detenga su «agresión» en Siria.

Cazas rusos comenzaron ayer a bombardear territorio sirio. El Senado daba por la mañana luz verde, por unanimidad (162 votos), al permiso solicitado por el presidente Vladimir Putin para emplazar Fuerzas Armadas en el extranjero. Un permiso que ya recibió en 2014 durante la crisis en Ucrania, posteriormente revocado, y que ahora sirve para una intervención militar en el país árabe, en la que, según explicó el Kremlin, participarían los aviones y helicópteros emplazados en las últimas semanas en el aeródromo de la ciudad de Latakia, bastión del presidente Bachar al Asad.

Las operaciones, según el jefe de la administración del Kremlin, Serguei Ivanov, no incluyen un despliegue terrestre, sino que se limitarán a dar apoyo aéreo al Ejército sirio, además de ayuda técnica en el manejo de los equipos bélicos suministrados. Una web rusa publicó ayer un anuncio para reclutar soldados para combatir en Siria. Se ofrece a varones mayores de 23 años un contrato de al menos seis meses para, según reza el texto, «combatir el avance del imperialismo». Una vez el Senado aprobó la operación, los cazas rusos comenzaron ipso facto a bombardear posiciones oficialmente del Estado Islámico, ataques que el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, calificó de «quirúgicos», al tiempo que explicó que están coordinados desde el centro de información en Bagdad, que han creado recientemente Irán, Rusia, Siria e Irak. El secretario de Defensa norteamericano, Ashton Carter, indicó que las posiciones bombardeadas, en los alrededores de la ciudad de Homs, no hay presencia del Estado Islámico, sino del Frente al Nusra (escisión de Al Qaeda) y los rebeldes del Ejército de Siria Libre, que operan bajo su paraguas. Con un gesto serio, Carter acusó a Rusia de atacar a los enemigos de Asad e instó a Rusia a detener su «agresión» en el país árabe.

Por su parte, Khaled Khoja, presidente de la opositora Coalición Nacional Siria, denunció que todas las víctimas mortales de la primera jornada de bombardeos rusos, un total de 36, son población civil. «Las zonas bombardeadas hoy por Rusia son aquellas que lucharon contra el Estado Islámico y lo derrotaron hace un año», lamenta Khoja, que califica de «agresión militar» la intervención. El Kremlin, continúa, no combate al EI, sino que utiliza su fuerza «para apoyar el régimen de Asad en su guerra contra civiles». Sin embargo, desde Moscú el portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov, aseguró que «aviones de las Fuerzas Aéreas rusas asestaron precisos ataques contra ocho objetivos del Estado Islámico en Siria» y negó daños colaterales.

Además, subrayó que los aviones rusos, que realizaron cerca de una veintena de vuelos contra las posiciones de la organización yihadista, no atacaron las infraestructuras civiles ni sus inmediaciones. Putin no se dio por aludido y presumió ayer de que esta operación, a diferencia de la coalición que lidera Estados Unidos, sí respeta la legislación internacional, pues responde a una petición expresa de Damasco. «Siempre hemos apoyado la lucha contra el terrorismo internacional; pero debe llevarse a cabo en estricta conformidad con el Derecho Internacional», dijo al reunirse con miembros del Gobierno ruso. «Sólo hay dos fundamentos posibles para una intervención en un país extranjero –continuó–: una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o una demanda del país que necesita ayuda militar». «Nuestros socios en las operaciones en Siria no cumplen ninguno de los dos requerimientos», señaló y defendió que «el único modo de acabar con los terroristas es eliminarlos de los territorios ocupados». Una solución definitiva y duradera en Siria, dijo, es posible sólo mediante reformas políticas y el diálogo entre todas las fuerzas «sanas» del país, y «sé que el presidente Asad así lo entiende». Putin, además, lamentó que el conflicto sirio fuese provocado por una «burda injerencia exterior en los asuntos regionales». En la misma línea se expresó el ministro de Exteriores ruso, que apeló a la ola de refugiados para buscar la empatía o al menos el consentimiento europeo a la operación: «La crisis de refugiados no se puede solucionar sin combatir sus causas, es decir, sin poner una fuerte barrera en el camino del Estado Islámico, que pretende someter la región al dictado medieval».

La ofensiva rusa comenzó menos de 48 horas después de la reunión en Nueva York del mandatario ruso con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en la que a pesar de sus diferencias sobre el futuro del presidente sirio –fiel cliente del armamento ruso y al que Obama tachó de «tirano» ante la ONU–, acordaron al menos «coordinar esfuerzos» para combatir al Estado Islámico. Moscú explica que la Embajada rusa en Washington informó de forma oficial del comienzo de la operación. Sin embargo, la cadena Fox News ofreció una versión bastante más aparatosa, por la que un diplomático militar ruso habría entrado ayer por la mañana en la Embajada americana en Bagdad para exigir que EE UU se retirase del espacio aéreo sirio, pues Moscú iba a comenzar sus bombardeos. La versión fue confirmada por Carter.