Parlamento Europeo
El bloqueo marca el inicio de la nueva legislatura europea
Hoy se constituye una nueva Eurocámara más fragmentada que se verá obligada a ensayar nuevas alianzas entre los partidos europeístas para frenar a los soberanistas
Hoy se constituye una nueva Eurocámara más fragmentada que se verá obligada a ensayar nuevas alianzas entre los partidos europeístas para frenar a los soberanistas.
Incierto inicio de la nueva legislatura europea. Tras el fiasco del domingo para designar al nuevo presidente de la Comisión Europea, los líderes de los Veintiocho se han concedido más tiempo para alcanzar un consenso que ayer imposible y se volverán a reunir a las nueve de la mañana de hoy en Bruselas para desbloquear el paquete de altos cargos europeos. Y es el juego de equilibrios políticos, geográficos y de género viene marcado por quién suceda a Jean Claude Juncker al frente del Ejecutivo comunitario el 1 de noviembre.
Este «impasse» afecta especialmente al Parlamento Europeo (PE), que se constituye hoy en Estrasburgo tras las elecciones del 23-26 de mayo. El Pleno inaugural de la IX legislatura se abrirá a las diez de la mañana, pero apenas se prolongará durante una hora. El tiempo necesario para que los 751 eurodiputados tomen posesión de sus escaños. A continuación, la sesión se suspenderá hasta el miércoles, cuando sus señorías elegirán al presidente y a los 14 vicepresidentes de la Eurocámara. En la propuesta que se discutía en el Consejo, este puesto debería corresponder al popular Manfred Weber como contrapartida a que el socialdemócrata holandés y actual vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans sea propuesto para presidir la CE. Precisamente, corresponde a la Eurocámara investir al jefe del Ejecutivo comunitario por mayoría absoluta de sus miembros. 376 de los 751 diputados.
Sin embargo, el pacto cerrado por Francia, Alemania, Países Bajos y España en la Cumbre de Osaka del G-20 se topó el domingo con una inesperada resistencia del Partido Popular Europeo (PPE) y de los países del Grupo de Visegrado. El PPE se resiste a ceder la presidencia de la institución más política de la UE tan fácilmente, dado que ganó las elecciones y fue el más votado en 15 de los 28 Estados miembros.
Precisamente, la fragmentación del nuevo hemiciclo europeo explica en gran parte las dificultades de los jefes de Estado y de Gobierno para alcanzar un consenso. Por primera vez desde que en 1979 se empezó a elegir la Eurocámara por sufragio universal, las dos familias políticas tradicionales (populares y socialistas) no suman la mayoría absoluta. De ahí que requieran del concurso de los liberales (rebautizados como Renovar Europa tras la adhesión de la República en Marcha de Emmanuel Macron) y Los Verdes (en auge tras los buenos resultados en Alemania, Bélgica o Finlandia). Tanto liberales como ecologistas comparten el ideario europeísta de populares y socialistas, pero reclaman a cambio estar mejor representados en las instituciones europeas. Como en los Estados miembros, el bipartidismo ha dado paso a una voluble y heterogéneo escenario político en el que los pactos son imprescindibles.
A diferencia de 2014, cuando en virtud del sistema del «spitzencandidaten» (cada partido presenta un candidato para presidir la Comisión) el PPE colocó a Juncker al frente de la Comisión, mientras que el socialdemócrata alemán Martin Schulz asumió la presidencia del PE, en esta ocasión los socialistas europeos (S&D) han optado por romper la Gran Coalición y aislar al PPE. Los socialistas, sumando sus votos a liberales y verdes, aglutinan 337 eurodiputados, frente a los 182 populares, que en la actual presiden las tres principales instituciones comunitarias (Comisión, Parlamento y Consejo). A cambio de apoyar a Timmermans, el eje francoalemán y sus aliados ofrecen a los conservadores mantenerse al frente del PE y el Consejo y dejar en manos de los liberales el cargo de Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común.
La nueva Eurocámara nace con un aumento de la presidencia de las formaciones populistas y antieuropeas, sin bien quedaron en las unras lejos de lo que hacían temer las encuestas. Este miedo transmitido a la opinión pública explica en gran parte el aumento de la participación, que no había dejado de caer desde 1979. Lejos de lograr unirse para ganar influencia en el hemiciclo, los euroescépticos permanecen divididos en tres grupos parlamentarios. Con 73 escaños, el nuevo grupo parlamentario de Identidad y Democracia, liderado por el italiano Matteo Salvini y la francesa Marine Le Pen, es el quinto más grande del Parlamento, por detrás de populares (182 escaños), socialdemócratas (154), liberales (108) y verdes (75) van a la cabeza. El Partido del Brexit del británico Nigel Farage forma una facción con los populistas italianos del Movimiento 5 Estrellas. Finalmente, en el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) se agrupan los derechistas polacos de Ley y Justicia y los «tories». En este grupo se han integrado los tres diputados de Vox.
En todo caso, los euroescépticos están lejos de estar en condiciones de bloquear la Eurocámara durante la próxima legislatura. La plataforma de sondeos de opinión Poll of Polls ha contado las cifras de todos los diputados antieuropeos y afines de la UE de todos los bandos, tanto de derechas como de izquierdas, y el resultado es que un total de 473 son proeuropeos y 251 antieuropeos estarán representados en el noveno Parlamento Europeo.
La efímera presencia británica en el Parlamento Europeo
Sobre la nueva Eurocámara pesa la incertidumbre del destino de los 73 eurodiputados británicos que fueron elegidos por no consumarse la salida de Reino Unido de la UE. En caso de cumplirse el calendario previsto, el 31 de octubre, la Eurocámara se reducirá a 705 escaños.
46 de los 73 diputados no se ocuparán y quedarán en reserva para futuras ampliaciones de la UE, mientras que los 27 restantes se los repartirán los Estados miembros, siendo España y Francia los más beneficiados con cinco asientos extra cada uno. Italia y Países Bajos sumarán tres; Polonia, Rumanía, Suecia, Austria, Dinamarca, Eslovaquia, Finlandia, Croacia y Estonia, con uno. Los otros 13 Estados miembros mantendrán la representación actual.
Si bien el Partido del Brexit del eurófobo Nigel Farage, vencedor de los comicios, ha prometido entorpecer en todo los posible el proyecto europeo, resulta poco creíble que pueda hacerlo si de cumple el calendario. Eso sí, los diputados británicos tendrán voz y voto sobre el futuro presidente de la Comisión Europea a pesar de que, paradójicamente, abandonarán la UE el día que el nuevo Colegio de Comisarios inicie su mandato.
En las primarias «tories», Boris Johnson, el favorito ya ha advertido que se marchará del bloque con o sin acuerdo. En cambio, Jeremy Hunt, actual ministro de Exteriores, no descarta tener que pedir más tiempo a Bruselas ante la falta de tiempo para que los Comunes aprueben el acuerdo de salida pactado por Theresa May.
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