Reino Unido

El debate parlamentario sobre el Brexit deja al descubierto la división entre los laboristas

Los diputados escoceses abandonan ayer entre gritos la sesión de control del Parlamento británico
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La tramitación del proyecto de ley del Brexit no sólo se está convirtiendo en una pesadilla para la premier Theresa May. También ha puesto contra las cuerdas al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, quien ayer sufrió la mayor rebelión de sus filas hasta la fecha, después de que 90 diputados desafiaran la disciplina de partido y seis miembros de su equipo presentaran su dimisión para poder votar libremente.

La Cámara de los Comunes debatió ayer una enmienda aprobada en los Lores, que buscaba que el Reino Unido mantuviera el acceso al mercado único comunitario a través del Espacio Económico Europeo (EEE), un grupo que incluye a tres países externos a la UE -Noruega, Islandia y Liechtenstein- y que obliga a sus miembros asegurar la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales. Desde el primer momento se sabía que la Cámara Baja rechazaría la enmienda. Y así fue: 327 votos frente a 126.

Pero la votación puso en evidencia la división que existe respecto al Brexit también en la oposición. A pesar de que Corbyn habían dicho a los suyos que se abstuvieran, 75 laboristas votaron a favor y 15 en contra.

Poco antes de la votación, Corbyn había explicado que su partido respetaba el resultado del referéndum sobre la UE y no apoyaba “el modelo de Noruega, o del Espacio Económico Europeo, dado que no es la opción correcta para el Reino Unido”. En su opinión, formar parte del EEE sin ser miembro de la UE dejaría al Reino Unido “sin prácticamente nada que decir sobre las normas que debe cumplir”.

Sin embargo, el diputado laborista rebelde Chuka Umunna argumentó que vetar la libre circulación de ciudadanos comunitarios no resolverá los “problemas” que llevaron al voto favorable al Brexit, en junio de 2016.

Ante la polémica suscitada por la cláusula de los Lores, la dirección laborista había propuesto un texto alternativo que defendía un “acceso completo al mercado interno de la Unión Europea”. Esa enmienda, a la que se oponía el Partido Conservador, con el apoyo del norirlandés Partido Unionista Democráctico (DUP), también fue anulada, por 322 votos contra 240.

Por su parte, la enmienda de los Lores que obligaba al Gobierno a explicar los pasos que se están dando para mantener al país vinculado a la unión aduanera también fue rechazada por 325 frente a 298, después de que May prometiera concesiones a los tories pro UE.

En cualquier caso, el proyecto de ley de salida del bloque regresará la próxima semana, por segunda vez, a la Cámara Alta, que a su vez podrá agregar nuevas modificaciones e iniciar un proceso conocido en la política británica como "ping-pong", que terminará cuando ambas cámaras se muestren satisfechas con la versión final del texto.