Venezuela

El eje bolivariano, acorralado

La Razón
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El presidente electo de Argentina ha empezado su mandato pisando fuerte y ejecutando desde su primer día los compromisos asumidos en campaña. Su decisión, en un principio, de solicitar la aplicación de la Cláusula Democrática contra Venezuela en la Cumbre de Mecosur y su dura intervención ayer en el organismo pidiendo la liberación de los presos políticos venezolanos son pruebas vivas de la defensa de los principios democráticos liberales sobre los cálculos políticos y económicos. Sin duda, se trata de un importante ejemplo para los gobiernos de América Latina y en particular para Colombia.

Las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, la concentración del poder en el Ejecutivo y la vulneración a la expresión y libertad de prensa son rasgos evidentes de la devaluación de la democracia en este país y del fortalecimiento de un régimen autocrático orientado por la ideología socialista. Frente a este panorama, la mayoría de los gobiernos de la región han preferido mirar hacia otro lado en lugar de discutir y tomar decisiones respecto al declive democrático de Venezuela. Como ejemplo de lo anterior, la negativa del Consejo Permanente de la OEA (Organización de los Estados Americanos) para convocar una cumbre extraordinaria de cancilleres que examinara los efectos del cierre de frontera unilateral con Colombia por parte del régimen venezolano. Desafortunadamente, el peso de los barriles del petróleo venezolano sigue teniendo efectos de anestesia política en la región.

La decisión de Macri en cuanto a la nueva orientación de su política exterior, denunciando al régimen de Maduro en instancias multilaterales como Mercosur, es anticipo de los cambios estructurales que ejecutará en su gobierno después de doce años de kirchenirsmo populista inspirado por Chávez y sus amigos. La decisión de Macri demuestra que en materia de la defensa de principios de libertad no cabe la timidez o las medias tintas cuando hay determinación política es posible adoptar este tipo de decisiones valientes que aún muchos gobernantes de la región, incluido Colombia, no se han atrevido a hacer.

La llamada de atención de Macri en la Cumbre de ayer debe ser un primer paso para ir removiendo al Gobierno de Maduro del poder, puesto que no puede hacer parte de la discusión sobre el desarrollo de América Latina quien con sus políticas destruye el desarrollo de su propio país.

El presidente de la república y la Cancillería colombiana deberían examinar con cabeza fría el amplio rechazo en la región al populismo con el que su gobierno tanto ha buscado congraciarse durante estos años. Ha ganado la democracia liberal en Argentina y se ha demostrado que es posible lograr un viraje drástico a través de las urnas.

Que el buen ejemplo del presidente Macri inspire a muchos en la batalla por la defensa de la democracia en medio de la amenaza del populismo socialista que aunque sigue vivo comienza a desvanecerse.

*Politólogo y miembro de la Cámara de Representantes de Colombia