Espionaje

El embajador en Ucrania implica a Trump en la trama

El testimonio podría ser decisivo en el «impeachment».

Donald Trump, durante su conferencia de prensa ayer en la Casa Blanca
Donald Trump, durante su conferencia de prensa ayer en la Casa Blancalarazon

El testimonio podría ser decisivo en el «impeachment».

Suenan tambores de guerra entre los republicanos. Acababa de testificar ante los comités del Congreso que estudian el proceso del «impeachment» (juicio político) el actual embajador de Estados Unidos en Ucrania, Bill Taylor, al que nombró el actual Gobierno. Sus palabras son gasolina para la línea de flotación del presidente Donald Trump. Básicamente, Taylor ha confirmado todas las alarmas pulsadas por el confidente de los servicios secretos que escuchó la conversación del pasado 25 de julio entre Trump y el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski.

«Ni él [Taylor] ni ningún otro testigo han aportado pruebas de que los ucranianos supieran que se estaba reteniendo ayuda militar. No hubo quid pro quo sin quo», comentó el congresista republicano John Ratcliffe. Inmediatamente, Trump se hizo eco en Twitter: «¿Dónde está el denunciante? ¡El caso de los Los Demócratas que No Hacen Nada está MUERTO!».

El de ayer fue un día para confrontar daños y tapiar vías de agua en el Despacho Oval. CNN, «The Washington Post» y otros medios habían publicado el testimonio del diplomático. Tacharlo de catastrófico para los intereses de la Casa Blanca en el «impeachment» es infravalorar la profundidad de las cargas. Taylor, para empezar, ha negado la mayor a varios de los testigos previos. Hubo «qui pro quo» y, para colmo, la operación fue orquestada por el cada día más desautorizado Rudy Giuliani.

En opinión del embajador, el ex alcalde de Nueva York, contratado como abogado particular por Trump, efectivamente creó un canal subterráneo, paraoficial, para presionar a los ucranianos. Giuliani estaba obsesionado con obtener información comprometida acerca del hijo del ex vicepresidente Joe Biden en Ucrania. Discutibles, pero, según concluyó en su momento la Fiscalía ucraniana, alejadas de cualquier sospecha de delito. Según Taylor, el histriónico Giuliani fue bastante claro con el Gobierno de Kiev.

La condición previa para que el recién elegido Zelenski pudiera reunirse con Trump era que ordenase investigar a los Biden. Incluso le habría comentado que en cuanto hablara por teléfono con el presidente de Estados Unidos debía asegurarle que mirarían hasta debajo de las piedras.

Por si fuera poco, dijo, la ayuda militar y económica a Ucrania fue congelada para presionar a Kiev. Habida cuenta de la situación estratégica de Ucrania para Estados Unidos y la OTAN, las palabras de Taylor suenan a algo bastante parecido a la alta traición. Ciertamente se trata de su palabra contra la de otros. Pero parece que el diplomático mantuvo unas notas bastante detalladas de los acontecimientos.

Y por supuesto se trata de un alto cargo nombrado por Trump. Alguien de la máxima confianza, y que ante el Comité de Inteligencia del Congreso ha dicho que estaba profundamente preocupado y ha insinuado que la Casa Blanca habría retenido apoyo económico y militar a un socio preferente y en lucha casi existencial con el Kremlin.

Taylor, al fin, corroboró frase a frase, punto por punto, la denuncia del confidente, del hombre de los servicios secretos al que Trump acusa de de estar conchabado con la oposición.