Estados Unidos
El Rusiagate es un «insulto» a los votantes de Trump
El yerno y asesor del presidente admite que se reunió con los rusos en cuatro ocasiones, pero niega que conspirara con ellos.
El yerno y asesor del presidente admite que se reunió con los rusos en cuatro ocasiones, pero niega que conspirara con ellos.
El yerno de Donald Trump, Jared Kushner, compareció ayer a puerta cerrada ante los investigadores del Senado –aunque no lo hizo bajo juramento– y después convocó a los periodistas en la Casa Blanca para responder sobre sus contactos con los rusos durante la campaña electoral. En sus declaraciones escritas, negó tener algo que ocultar. «No cometí colusión (pacto ilegal para dañar a un tercero), ni sé de nadie en la campaña que lo hiciera, con ningún gobierno extranjero. No tuve contactos inapropiados. No utilicé fondos rusos para financiar mis actividades empresariales».
Molesto por la investigación a la que se ha sometido a Trump por sus conexiones con Moscú, el yerno dijo: «Donald Trump tenía un mensaje mejor y dirigió una campaña mejor (que su rival demócrata, Hillary Clinton). Y por eso ganó. Sugerir otra cosa ridiculiza a los que votaron por él».
Kushner se ha convertido en una pieza importante dentro de la investigación que lleva a cabo el fiscal especial, Robert Mueller, sobre las posibles injerencias de Rusia en las elecciones de EE UU del año pasado. Por ejemplo, ayer el diario «The Guardian» publicó que el familiar del presidente compró parte del antiguo edificio del periódico «The New York Times» tras un acuerdo con el oligarca ruso Lev Leviev, que es investigado por la Justicia estadounidense por lavado de dinero.
En el Senado, Kushner negó que sus contactos con el ya ex embajador ruso en Washington, Sersey Kislyak, y otros funcionarios de Moscú se produjesen bajo circunstancias que no fuesen ordinarias, debido a su función dentro de la campaña de Trump. El asesor presidencial relató que el 1 de diciembre recibió a Kislyak en la Torre Trump de Nueva York, y le expresó su «deseo de una nueva etapa en las relaciones», además de preguntarle por una posible persona de contacto entre el equipo de transición y Rusia. «No sugerí crear un canal secreto de comunicación» con Rusia, aseguró Kushner en relación a un informe de prensa que así lo afirmaba y que fue publicado en «The Washington Post» en mayo.
Al contrario, según Kushner, fue Kislyak quien le dijo que «los generales» rusos querían dar información sobre Siria a la campaña de Trump, pero ambos acordaron que hablarían de ello una vez que el entonces presidente electo estuviera ya en el poder.
Kushner reconoció cuatro contactos con los rusos y, según explicó, «ninguno fue particularmente memorable». Uno de ellos fue la reunión con una abogada rusa y el propio hijo del presidente Trump. Otro resultó ser con Serguei Gorkov, a quien describió como alguien con una línea directa» con Putin, y que encabeza el un banco nacional ruso sancionado por Estados Unidos. Fue el 13 de diciembre, y hablaron en general sobre las relaciones, pero no sobre sanciones ni sobre los negocios privados de Kushner, según aseguró. El cuarto y último «posible contacto» con Rusia reconocido por Kushner fue un correo electrónico que recibió el 30 de octubre de un tal «Guccifer400», que «amenazaba con revelar las declaraciones de impuestos de Trump» si no le enviaban «52 bitcoines». Tras preguntar al servicio secreto, Kushner decidió ignorar ese «intento de extorsión», procedente aparentemente de un pirata cuyo nombre es muy similar al responsable del ciberataque a la sede del Partido Demócrata el año pasado, llamado Guccifer.
Kushner es la persona con mayor influencia sobre Trump de entre aquellos que están siendo investigados por el FBI y el Congreso por sus contactos con el Kremlin, y hoy tiene previsto comparecer también ante el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja. De igual modo declararán mañana el primogénito de Trump, Donald Junior, y su ex jefe de campaña Paul Manafort.
Donald Trump añadió más leña al fuego vía Twitter, al preguntarse por qué los comités del Congreso y su fiscal general, Jeff Sessions, no investigan los lazos entre el Gobierno ruso y la «deshonesta» Hillary Clinton, su rival en 2016. El mandatario considera que la investigación rusa es una excusa de los demócratas para justificar su inesperada derrota en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, dijo estar de acuerdo con el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien en declaraciones a «The Washington Post» consideró que cuando uno pierde frente a alguien con un 40% de popularidad, en referencia a Trump, no se puede echar la culpa a Rusia, sino a los propios errores.
✕
Accede a tu cuenta para comentar