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Vladimir Putin arrasa en las urnas en las elecciones de Rusia
Los rusos premian el discurso nacionalista de Vladimir Putin y le reeligen para un cuarto mandato con más del 76% de los votos. El triunfo legitima al líder del Kremlin para proseguir con su política agresiva contra las potencias occidentales.
Los rusos premian el discurso nacionalista de Vladimir Putin y le reeligen para un cuarto mandato con más del 76% de los votos. El triunfo legitima al líder del Kremlin para proseguir con su política agresiva contra las potencias occidentales.
En varias ocasiones, Vladimir Putin ha proclamado que «Rusia no es un país sino un destino» y ayer los rusos volvieron a dejar en manos del zar el provenir de su nación. Suma el 76,67 % de los votos emitidos en las elecciones presidenciales del domingo con el 99,81 % de los votos escrutados, según los últimos datos de la Comisión Electoral Central (CEC).
Tras el escrutinio de prácticamente todas las papeletas, Putin ha obtenido ya el respaldo de 56,1 millones de ciudadanos, superando en 10,5 millones los votos recibidos en 2012 (45,6 millones), cuando regresó al Kremlin tras cuatro años de paréntesis como primer ministro.
Esta histórica victoria, que supera de largo todos los resultados que había obtenido en anteriores comicios presidenciales, le permitirá permanecer en el Kremlin hasta 2024.
La participación alcanzó el 67,47 % del censo electoral, dos puntos por encima de la registrada hace seis años, aunque la diferencia en relación a los últimas comicios fue mucho mayor en grandes ciudades como Moscú, habitualmente las más desencantadas con los procesos electorales.
Putin recibió más del 90% de los votos en cinco regiones o repúblicas del país, entre ellas Crimea, que celebraba hoy el cuarto aniversario de la anexión rusa y cuyos habitantes participaron por vez primera en unas presidenciales.
También superó el 70 % de apoyos en las dos principales ciudades del país, Moscú y San Petersburgo, tradicionales graneros de la oposición más radical al Kremlin.
En su primera comparecencia ante la prensa tras proclamar su victoria en los comicios, Putin negó que se plantee, "de momento", reformar la Constitución para poder seguir en el poder dentro de seis años.
"Me parece que lo que usted plantea es bastante ridículo. Vamos a calcular. ¿Significa eso que yo voy a estar aquí hasta los 100 años? No", dijo.
Con estos datos, el Kremlin alcanzó su objetivo de llegar al 70% de apoyo, pero se habría quedado en el camino de conseguir un 70% de participación, que se situaría en el 67,4%.
El líder ruso no tardó en agradecer el amplio apoyo de los votantes. «Rusia está condenada al éxito. Debemos mantener la unidad», dijo Putin ante varios miles de personas congregadas en la plaza del Manezh. «Muchas gracias por el apoyo. Vosotros sois nuestro equipo y yo soy miembro de vuestro equipo y todos los que votaron forman nuestro gran equipo nacional», aseguró.
Precisamente, el rotundo apoyo alcanzado ayer valida e impulsa seguir su retórica nacionalista para desviar la atención sobre las problemáticas internas como la maltrecha economía derivada, precisamente, de las sanciones impuestas por la comunidad internacional tras la anexión de Crimea. «Sin duda, la criptonita del Gobierno de Putin es la economía. De hecho, es un punto débil que deberá gestionar con audacia. Todos los liberales coinciden que es necesaria una reforma. Pero aquí surge un problema ¿cómo reformar un sistema si uno no está listo para cambiar algo dentro del sistema? Cuando la estabilidad es el ‘rey’, incluso las reformas más pequeñas cuestionarán el sistema que se basa en el orden político, el gas y el petróleo», asegura Stephen Blank, experto en Rusia.
La victoria de ayer también legitima al presidente ruso en su particular cruzada contra Occidente, así como en sus aventuras en Siria, donde intenta ocupar el vacío de EE UU en la escena internacional. De hecho, la presentación de que realizó a principios de mes en la que exhibió las nuevas armas con las que Rusia quiere plantar cara al escudo antimisiles de Washington, así como intimidar a la OTAN en el este de Europa, fue una clara declaración de intenciones. «En general, lo que se busca es mantener el statu quo. Mientras que los precios del petróleo permanezcan relativamente bajos, Putin tiene menos espacio para usar los ingresos del petróleo y el gas para hacer cosas como reforzar la asistencia sanitaria o reformar la desmoronada infraestructura de Rusia. Esto tiene el potencial de convertirse en un problema importante para el régimen y podría resultar rápidamente en una disminución del apoyo a Putin», señala Gelman.
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