Cargando...

América

La entrega masiva de narcos a Estados Unidos podría no evitar los aranceles de Trump

EE UU podría condenar a pena de muerte a Caro Quintero, líder del cártel de Guadalajara y principal responsable de la muerte de un agente de la DEA

México confirma que Caro Quintero y líderes de los Zetas están entre extraditados a EEUU Gobierno de MéxicoEFE

"Kiki Camarena era uno de los nuestros. Cuando lo mataron, sabíamos que estábamos en una guerra. Ahora, es nuestro turno. Muy pronto sabrán que ellos también están metidos en una guerra». Palabras que pronuncia Walt Breslin, un agente de la DEA en la serie de televisión «Narcos: México». Breslin, en la serie, era compañero de Enrique «Kiki» Camarena, el «primer mártir» de la guerra contra las drogas en México. Estas líneas del guion de Netflix bien podrían ser la descripción de las relaciones entre Estados Unidos y los cárteles de la droga mexicanos durante el último medio siglo. Unos días después de que se cumpliera el 40 aniversario de su brutal muerte -9 de febrero de 1985- la actualidad, que siempre supera la ficción, en un giro inesperado, ha vengado su muerte. O, por lo menos, ha dado un gran paso en esa dirección.

Este jueves, en un operativo sin precedentes, México entregó a Estados Unidos, 29 capos del narcotráfico entre los que estaban Rafael Caro Quintero, apodado «el narco de narcos», líder del cártel de Guadalajara y principal responsable de la tortura y muerte del agente especial de la agencia antidrogas de Estados Unidos. Durante más de 40 años, Washington había solicitado su extradición y, siempre, hasta ahora, la burocracia legal y política en México habían impedido que Caro Quintero, de 72 años, se enfrentara a la Justicia en el vecino del Norte donde está acusado de una larga serie de delitos entre los que se encuentra uso ilegal de armas de fuego, conspiración internacional para la distribución de estupefacientes y dirección de una empresa criminal de forma continuada.

La decisión de México de entregar a algunos de los narcos más buscados como los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, líderes del cártel de los Zetas o Antonio Oseguera Cervantes, «Tony Montana», del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y hermano del fundador de esa organización criminal o José Ángel Canobbio, alias «El Güerito», responsable de la distribución de fentanilo en el Cártel de Sinaloa y lugarteniente de Los Chapitos, herederos del Chapo Guzmán, se produjo en el marco de la negociación in extremis para aplacar la indignación del presidente Donald Trump contra México a quien acusa de permitir el flujo de fentanilo y a quien quiere castigar con tarifas del 25% a sus exportaciones comerciales.

Tanto del lado mexicano como del americano, las autoridades se han cuidado de usar la palabra «extradición» para describir este traslado de presos a Estados Unidos. El fiscal de México, Alejandro Gertz, dijo que se trataba de un «envío» mientras que el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, se refirió a un «traslado». Al evitar el término legal «extradición» los narcos podrían someterse a las penas previstas en la legislación estadounidense al no tener que buscar su correspondencia en el Código Penal mexicano. En el caso concreto de Rafael Caro Quintero, podría enfrentarse a la pena de muerte, especialmente ahora que la administración Trump ha calificado los cárteles como grupos terroristas.

Los narcos han sido repartidos por todo Estados Unidos, en un operativo inédito que involucró a más de 3.000 agentes mexicanos para trasladar en solo unas horas a decenas de criminales desde cárceles mexicanas a cárceles americanas. Rafael Caro Quintero, que se ha declarado no culpable, está en Nueva York y será juzgado por un tribunal en Brooklyn, el mismo que está juzgando a otros dos capos en manos de la Justicia de Estados Unidos: Joaquín «el Chapo» Guzmán e Ismael «El mayo» Zambada.

Con este «envío» masivo de narcos a Estados Unidos, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, está definiendo una nueva temporada en la lucha contra los cárteles que operan en México. En el sexenio pasado, su antecesor y mentor, el presidente Andrés Manuel López Obrador apostó por una táctica conocida como «abrazos y no balazos», que consistía en combatir las razones que llevan a los jóvenes a unirse a la delincuencia como la pobreza o la falta de oportunidades, lo que le valió la acusación de connivencia con el crimen organizado. Antes, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, lideraron la guerra contra el narco, un enfrentamiento abierto de las fuerzas del Estado contra los cárteles que sumió al país en una profunda crisis de violencia.

La administración de Sheinbaum lleva semanas y meses, desde que Trump ganó las elecciones el pasado 4 de noviembre, empeñándose en demostrar y evidenciar su lucha contra el narco. A pesar de sus esfuerzos, es posible que las acciones de México no sean suficientes para contener las amenazas de la Casa Blanca. Las tarifas especiales a las exportaciones de México debían entrar en vigor el 1 de marzo, a principios de semana Trump anunció que los aranceles a Canadá y México se retrasaban hasta el 2 de abril, sin embargo, solo unos días más tarde se desdijo y anunció que entrarían en vigor el martes 4 de marzo. Sheinbaum, que hasta el momento ha demostrado habilidad para negociar con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, confió en hablar directamente con Trump en los próximos días.