Cuatro trabajadores fallecieron el sábado en una tragedia durante una inspección rutinaria de canalizaciones en la ciudad de Gyōda, al norte de Tokio. Según las autoridades, el incidente ocurrió cuando uno de los operarios cayó al interior de una boca de alcantarilla, seguido por otros tres que intentaron rescatarle, todos en torno a los 50 años de edad.

Los equipos de emergencia que acudieron al lugar hallaron a los cuatro hombres inconscientes en el interior; fueron evacuados y trasladados al hospital, donde se confirmó su fallecimiento poco después. En el momento del accidente, alrededor de diez operarios trabajaban en la inspección, parte de una campaña nacional para revisar el estado de las canalizaciones y evitar hundimientos provocados por infraestructuras envejecidas.

El jefe del equipo municipal de Gyōda declaró que aún se desconocen las causas exactas del suceso, pero sí se detectó presencia de sulfuro de hidrógeno —un gas sumamente tóxico— en el lugar, lo que ha llevado a investigadores a considerar esa circunstancia como un posible factor causante del desplome fatal.

Este fatal accidente ocurre apenas meses después de otro incidente similar registrado en Yashio, también en el área metropolitana de Tokio, donde un conductor quedó atrapado tras un colapso de la calzada vinculado al deterioro del subsuelo. Ante la sucesión de estas tragedias, surge un creciente interés público y político por reforzar los protocolos de seguridad y revisar el estado de las infraestructuras de saneamiento en Japón