Teherán
Estados Unidos mete presión a Irán con el envío de un buque de asalto anfibio y una batería antiaérea
Máxima tensión en la región, después de la amenaza iraní de dejar de cumplir sus obligaciones nucleares.
Máxima tensión en la región, después de la amenaza iraní de dejar de cumplir sus obligaciones nucleares.
A Teherán se le acabó la «paciencia estratégica» al ver que no llegan las promesas políticas de Europa de proteger el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) y ha decidido actuar aún poniendo en riesgo el acuerdo nuclear. Desde que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear, hace poco más de un año, ha llevado a cabo una campaña de máxima presión y más sanciones para ahogar a la economía iraní. Según analistas, una de las estrategias de Washington es querer reducir a «cero» las ventas de crudo iraní, que se encuentran actualmente por debajo del millón de barriles diarios y que eran de 2,5 millones antes de que en noviembre volvieran a entrar en vigor las sanciones.
No obstante, la batalla no es exclusivamente en el frente económico. Los rumores de una posible guerra de EE UU en Irán se están intensificando en estos días. Al despliegue del portaaviones «Abraham Lincoln» y un equipo de cazabombarderos a Oriente Medio, se le unieron ayer un buque de asalto anfibio y misiles Patriot. El Departamento de Defensa confirmó el envío del buque de asalto anfibio «USS Arlington» –que se incorporará al contingente del Mando Central de las Fuerzas Armadas de EE UU (CentCom), que son las que operan en esta región– y el envío de baterías de misiles interceptores Patriot. «EE UU no busca un conflicto con Irán, pero estamos preparados y listos para defender a las fuerzas e intereses estadounidenses en la región», señaló el Pentágono a través de un comunicado.
Según han explicado fuentes castrenses, el despliegue del «USS Arlington», que actualmente se encuentra navegando las aguas del Mediterráneo, ya estaba previsto desde hace tiempo, pero el alto mando ha decidido adelantar su incorporación al CentCom ante la creciente tensión con Irán. El lunes, la cartera de Defensa estadounidense dijo que existían indicios de que Irán se prepara para «llevar a cabo operaciones ofensivas contra fuerzas e intereses estadounidenses en la región».
Algunos analistas rechazan una guerra abierta. El general retirado Nizar Abdelkader, sostiene que la Casa Blanca «no está planeando un ataque militar o promover un cambio de régimen. Simplemente está presionando para llevar a los líderes iraníes a la mesa de negociaciones». «Independientemente de si esas conversaciones son fructíferas, los funcionarios estadounidenses saldrán como ganadores, porque reclamarán que obligaron a Teherán a ceder a sus condiciones», asegura el analista militar. No obstante, Abdekader advirtió de que las conversaciones con Estados Unidos «no servirán a los intereses de Irán en este momento».
Si bien el acercamiento a Washington había sido un elemento clave de la discordia, dividiendo a los de línea dura de los moderados en el panorama político iraní, la creciente presión de la Administración Trump ha logrado el consenso entre las dos facciones políticas. «Negociar con EE UU en las circunstancias actuales equivale a rendirse. Definitivamente no aceptaremos esa humillación», dijo recientemente el general Qasem Soleimani, que dirige la Fuerza Quds, la temida élite de la Guardia Revolucionaria iraní.
En la misma línea se expresó el parlamentario moderado Ali Larijani quien tildó de «error estratégico» cualquier conversación con el Gobierno estadounidense. La línea dura ha sostenido en repetidas ocasiones que poner las esperanzas en Europa no daría frutos. Ahora, los ultraconservadores han aumentado la presión contra el presidente Hasan Rohani para que solucione las cosas con los socios europeos lo antes posible, y tome medidas prácticas para dejar claro que Irán no tiene la intención de «mantener el acuerdo a cualquier precio».
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