Política

Bruselas

Europa no abandona a Ucrania

Los partidarios del sueño europeo volvieron ayer a protestar en Kiev
Los partidarios del sueño europeo volvieron ayer a protestar en Kievlarazon

La Unión Europea no quería quedarse con la imagen de que Ucrania le ha dado con la puerta en las narices. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, convocaron ayer, momentos antes del inicio de la III Cumbre de la Asociación Oriental, al presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, para hablar de la situación surgida tras la decisión de éste de no firmar el convenio de asociación política y de libre comercio con la UE, que debía ser rubricado hoy.

Era la primera reunión entre los líderes tras el giro ucraniano que, si bien no sorprendió porque las relaciones estaban tensas desde hacía semanas, sí fue un varapalo sin igual para toda la diplomacia comunitaria, que contaba con mantener las formas hasta el último momento. Durante el encuentro, los representantes europeos recalcaron que los Veintiocho siguen dispuestos a firmar el acuerdo cuando las condiciones sean adecuadas, es decir, también en lo referido a la excarcelación de la opositora Yulia Timoshenko.

La diplomacia, a prueba

Y ello pese a que la ex primera ministra hizo un llamamiento ayer a la UE para que rubrique el acuerdo con Ucrania aunque ella siga cumpliendo condena, tal y como los 28 han defendido en los últimos meses. La canciller de Alemania, Angela Merkel, reconoció que no tiene «ninguna esperanza» de que el Gobierno de Ucrania dé marcha atrás en Vilna y firme el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, pero insistió en que Kiev tiene «la puerta abierta». «No tengo ninguna esperanza de que vaya a pasar esta vez, pero la puerta está abierta», dijo Merkel. Pese a los esfuerzos, el tono de los intercambios diplomáticos no fue bueno. El comisario europeo de Política de Vecindad, Stefan Füle, aseguró que alusiones a unas «supuestas grandes pérdidas para la economía de Ucrania» por el acuerdo con la UE «no están fundadas y no son convincentes». «Últimamente me he topado con muchas cifras irreales que interpreté como una muestra de pánico. Ya en el primer año de aplicación preliminar del acuerdo de libre comercio, los exportadores ucranianos hubieran ahorrado en aranceles 500 millones de euros y el PIB hubiera crecido un 6,2% a largo plazo», dijo. Por su parte, el primer ministro ucraniano, Nikolai Azarov, calificó de «limosna para un pedigüeño» los 1.000 millones de euros que Bruselas le ofreció a Kiev como compensación. «Desde el momento de la independencia en 1991, la UE apoyó las reformas y la modernización de Ucrania, concediéndole más de 3.300 millones de euros en subsidios», recordó.

La credibilidad internacional de la UE se demuestra en su política de vecindad: la Asociación Oriental (Bielorusia, Moldovia y Ucrania) y del sur del Cáucaso (Armenia, Azerbayán y Georgia) tiene como objetivo estabilizar el Este ofreciendo a estos países nuevas perspectivas. Sin embargo, como indica Florent Parmentier, del Instituto Jacques Delors, la región es ahora más diversa que en el pasado, y las evoluciones políticas o socioeconómicas no necesariamente van en la dirección deseada por los europeos.

Durante la cumbre, se abordarán tres aspectos principales. En primer lugar, la firma de un acuerdo de asociación, que permitirá definir las relaciones políticas futuras entre la UE y el Este. Con Ucrania estaba ultimándose, listo para ser rubricado con Georgia y Moldovia, y aún en negociación con Azerbayán. Bielorrusia y Armenia, en cambio, quedan fuera porque han optado por la unión aduanera que promueve el Kremlin de manera excluyente. «Éste no es un acuerdo sobre el ingreso de Georgia en la UE, pero con este documento el proceso de integración adquiere un carácter irreversible», aseguró ayer David Zalkaliani, viceministro de Exteriores georgiano. En segundo lugar, en Vilna se abordará la negociación de un acuerdo de libre comercio profundo y completo, lo que implica una extensión del acervo comunitario, para permitir que los socios orientales encuentren un lugar en el plan de producción europeo. Por último, se abordarán temas de movilidad y migración, para permitir una simplificación de los permisos que podría llevar hasta un posible acuerdo de libre circulación sin visado.