Crónica negra
"La dulce Lucy": una enfermera de neonatos, la asesina más prolífera de Reino Unido
Lucy Letby, de 33 años, ha sido hallada culpable de la muerte de siete bebés y del intento de asesinato de otros seis en un hospital en el norte de Inglaterra
Fue en el verano de 2015, cuando el Hospital Countess de Chester (noroeste de Inglaterra) detectó que algo inusual estaba sucediendo. El ratio de muertes en la unidad neonatal hasta esa fecha era de dos o tres al año. Pero en junio de 2015 se registraron tres en el espacio de tan solo dos semanas.
Stephen Brearey, consultor principal de la unidad neonatal, convocó una reunión con el gerente de la unidad, Eirian Powell, y la directora de enfermería del hospital, Alison Kelly. La investigación interna reveló que la enfermera Lucy Letby había estado de servicio en las tres muertes. “Oh, no, no puede ser Lucy. La dulce Lucy”, señaló Brearey. Los tres casos parecían no tener “nada en común”. Nadie sospechó entonces de un crimen.
Pero este viernes Lucy Letby, de 33 años, ha sido hallada culpable del asesinatode siete bebés y del intento de asesinato de otros seis, lo que la convierte en la asesina de niños más prolífera de la historia reciente del Reino Unido.
El juicio de un caso que ha conmocionado al país se ha celebrado en el Tribunal de la Corona de Manchester, donde las pruebas presentadas por la Fiscalía indicaron que la enfermera acabó con la vida de los pequeños, cinco niños y dos niñas, inyectándoles aire con una jeringuilla vía intravenosa.
La mujer, que ya era sospechosa de los crímenes desde 2018 -cuando fue detenida por primera vez-, fue arrestada de nuevo en 2020 y acusada por la policía tras recibir la autorización de la Fiscalía de la Corona, que presentó 22 cargos contra ella.
El citado tribunal también la halló culpable del intento de asesinato de otros seis bebés con métodos que incluían, además de la inyección de aire, el envenenamiento con insulina o la administración de cantidades de comida excesivas. La sentencia se anunciará el 21 de agosto.
Por el contrario, el jurado, que deliberó durante más de 110 horas, declaró a Letby, quien no estuvo presente este viernes en la sala, no culpable de dos intentos de asesinato, al tiempo que no llegó a consensuar un veredicto sobre otros seis intentos.
Los cargos por los que ha sido condenada se corresponden al período entre junio de 2015 y junio de 2016, cuando se produjeron varios fallecimientos por causas inexplicables de recién nacidos en el hospital Condesa de Chester.
Letby trabajó como estudiante en prácticas en el centro público durante tres años, antes de terminar sus estudios en la universidad local y especializarse como enfermera infantil. Desde entonces, la condenada trabajó en la unidad neonatal, especializada en bebés que requieren distintos niveles de cuidados. Según la BBC, pese a las primeras sospechas en 2015, los responsables del hospital no tomaron medidas y no fue hasta tiempo después cuando llamaron a la Policía.
Letby no presenta signos de una infancia traumática o abusiva. Creció en el centro de la ciudad de Hereford, una imagen de la Inglaterra de clase media. Era hija única de John Letby, de 76 años, y su esposa Susan, de 62, descrita por los vecinos como querida y respetada. La pareja asistió todos los días al juicio de su hija y se mantienen ferozmente leales a ella.
Muchos sospechan que Letby sufre algún tipo de psicopatía. Aquellos que la observaron en la corte la vieron fríamente distanciada de las acusaciones que enfrentaba, a menudo mirando impasible desde el banquillo con paneles de vidrio mientras los miembros del jurado escuchaban el testimonio más desgarrador, incluso de padres que presenciaron los gritos “horrendos” de sus bebés y otros que vieron sus diminutas extremidades contorsionadas por la convulsión.
Algunos padres recordaron haber visto a la enfermera extrañamente calmada bañar y vestir a su bebé muerto, para enterarse años después de que su hijo no había fallecido por causas naturales y que la mujer que realizó este ritual post mortem era, de hecho, la asesina.
Los niños que sobrevivieron no siempre fueron los afortunados: dos de las víctimas de Letby, una niña, ahora de ocho años, y un niño, ahora de siete, sufrieron daño cerebral como resultado de sus ataques. La niña, que nació 15 semanas antes de tiempo y con solo un 5% de posibilidades de supervivencia, ha sido diagnosticada con parálisis cerebral tetrapléjica y requiere atención las 24 horas.
No fue hasta la semana 16 del juicio que Letby mostró alguna emoción, pero no tenía nada que ver con sus víctimas. Un médico casado del que se decía que estaba enamorada –negó que tuvieran una relación amorosa– llegó a la sala siete del tribunal de la corona de Manchester para declarar el pasado mes de febrero. Mientras confirmaba su nombre detrás de la pantalla que protege a los testigos de la vista del acusado, Letby se echó a llorar y dejó su asiento para tratar de abrir la puerta de las celdas del tribunal. Cuatro meses después de uno de los juicios penales más angustiosos de los últimos tiempos, esta fue la primera vez que la asesina derramó una lágrima.
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