Testigo directo
La ola antisemita hace saltar las alarmas en Francia: "Muchos se han quitado la kipá, hay miedo"
LA RAZÓN pasea por el barrio Buttes.Chaumont que alberga una importante comunidad judía y acude a la salida del colegio Lucien de Hirsch, el centro judío más antiguo del país: "Los padres vienen y se llevan a sus hijos"
Omer, de 15 años y dos amigos más comparten confidencias y risas en un banco situado frente a su escuela de secundaria, la Lucien de Hirsch, fundada en 1901 y que lleva con orgullo ser el centro escolar judío más antiguo del país. Sólo uno lleva kipá, los otros ahora no y reconocen que muchos otros compañeros han dejado de llevarla en las últimas semanas. “Pasamos menos tiempo en la calle, y otros amigos se van directos a casa” nos cuenta Omer, algo que nos ratifica Itsik, judío de origen marroquí de 56 años que tiene una tienda de bocadillos y crêpes justo al lado del colegio donde se suelen reunir los chicos tras las clases. “Ya no viene ni la mitad. Los padres vienen a la puerta del colegio y se los llevan directos a casa sin que puedan quedarse merodeando”. Merodear con los amigos por los alrededores de la escuela se ha convertido en una actividad de máximo riesgo. Lo saben los padres y la preocupación se palpa a la salida de clase. “Muchos se han quitado la kipá, hay miedo”, nos dice Itsik, que lleva con su negocio 23 años viendo a generaciones de alumnos pasar por allí a comer sus bocadillos cada día. “Peor que ahora, nunca antes” sentencia cuando le preguntamos por la explosión de actos antisemitas que vive Francia desde que estallara el conflicto el pasado 7 de octubre.
Las medidas de seguridad se han reforzado en esta escuela situada en el barrio de Buttes-Chaumont que alberga una importante comunidad judía en torno a su gran parque. Hace unos días el estupor se adueñó del ambiente cuando descubrieron las imágenes de varias cruces de David pintadas en fachadas de París. Las cifras son escalofriantes: 1.159 actos antisemitas se han registrado en Francia en el último mes. En todo el año anterior, 2022, se notificaron 436. Una explosión sin paliativos que ha hecho saltar todas las alertas en el país europeo donde viven más judíos. Ya van más de 500 personas detenidas por estos casos desde el pasado 7 de octubre.
Solidaridad, preocupación, alarma. Con estos tres conceptos como ejes se está organizando una gran manifestación que recorrerá el centro de la capital francesa este domingo y en la que participarán representantes de casi todas las formaciones políticas convocados por la presidenta de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, y el presidente del Senado, Gerard Larcher. Una vez más la nota discordante la pone el izquierdista Jean-Luc Mélenchon envuelto en constantes polémicas por no condenar de raíz el antisemitismo y que se enfrenta ya a muchas voces críticas dentro de la propia izquierda que no entienden a dónde conduce su actitud, muy censurada por la opinión pública. Mélenchon lleva semanas encadenando polémicas declaraciones. La última ha sido la justificación de su ausencia en la manifestación del domingo: “Los amigos del apoyo incondicional a la masacre tienen su cita”, ha afirmado el izquierdista.
En el registro histórico, pulverizado ahora con esta coyuntura, el máximo de actos antisemitas en tiempos recientes fue en 2004, con 974 actos, al inicio de una nueva ola de antisemitismo, más asociado al islamismo radical que a la vieja extrema derecha que vivió un cambio notable con Marine Le Pen distanciándose del antisemitismo del que hacía gala constante su padre. De hecho, la líder de la ultraderecha francesa ya ha anunciado su presencia en la manifestación de este domingo en París. Su presencia incomoda al gobierno francés, al propio Macron y a la izquierda. Tanto el partido del presidente Macron como los ecologistas, comunistas y socialistas indicaron que participarán el domingo en la marcha, pero no al lado del Reagrupamiento Nacional de Le Pen. La guerra en Oriente Próximo se ha transformado en una nueva fase en el proceso de normalización del partido ultraderechista de cara a las presidenciales de 2027 y ha dejado de paso a la izquierda de Mélenchon como una especie de formación política paria. Su partido, La Francia Insumisa, es objeto especialmente de críticas por su negativa a calificar a Hamás como "grupo terrorista", aunque denuncia su ataque como crímenes de guerra.
"No quiero cambiar de barrio"
Pese a lo apabullante de las cifras, los expertos piden “prudencia” para no cometer errores al analizarlas en caliente, ahora más que nunca. “Nos falta distancia y datos sobre los perfiles de los agresores para analizar la naturaleza” dice la historiadora experta en racismo Carole Reynaud-Paligot en las páginas del diario Ouest France. “Hay que distinguir entre actos contra Israel y sus políticas y por otro lado, actos que revelan antisemitismo, odio al judío”.
Mientras, entre la comunidad judía de Buttes-Chaumont crece la intranquilidad. “Conozco casos de familias que han cambiado de barrio y no quiero pasar por eso” nos dice con rostro muy serio Itsik que lleva más de dos décadas instalado en este lugar del noreste de la capital y que siempre ha sido un refugio de tranquilidad y buena convivencia entre las comunidades judía y musulmana.
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