Cumbre del G20
G20: Buenos Aires, la cumbre de todas las crisis
Los líderes mundiales afrontarán la guerra comercial, el cambio climático o las migraciones
Los líderes mundiales afrontarán la guerra comercial, el cambio climático o las migraciones.
Todos contra Donald Trump, quien sin duda será una vez más el protagonista de la Cumbre del G20 que comienza hoy en Buenos Aires y que promete no ser nada fácil, llena de encontronazos y divisiones. La primera en calentar motores fue ya hace diez días la canciller alemana, Angela Merkel: «Quien crea que los problemas de este mundo se pueden resolver con aislamiento y proteccionismo comete un gravísimo error». La guerra económica, la lucha contra el cambio climático, la amenaza que representa el terrorismo internacional, la tensión en Ucrania, el terremoto del Brexit en Europa, la digitalización y las causas de la migración, son desafíos que no se detienen en las fronteras, y que confluyen en esta cumbre.
Emergen en Buenos Aires varios bloques diplomáticos bien diferenciados. Por un lado«el Imperio» y China; por otro, «el Imperio» y Europa, además de los otros muchos frentes paralelos con Vladimir Putin como maestro de orquesta en muchos de ellos. Una nueva guerra fría no declarada. Después de varios días de rumores, Trump canceló la cita prevista con el mandatario ruso debido a los últimos incidentes en el mar de Azov. Ucrania es un firme aliado de EE UU y de la UE, y ahora falta por ver cómo responde la diplomacia rusa a esta afrenta del magnate.
Se sobreentiende que los temas económicos están en primer lugar históricamente. Especial protagonismo adquiere la guerra de aranceles y el proteccionismo económico entre China y EE UU, que «contaminan el ambiente». La tensión entre los dos gigantes ha ido in crescendo en los últimos meses, pero al menos, y como gesto de buena voluntad, Trump anunció que cenará con el mandatario chino, Xi Jinping, mañana. El presidente estadounidense, que acusa al gigante asiático de prácticas desleales, adelantó que ve «buenas opciones» de llegar a un acuerdo con su homólogo para bajar la tensión en sus disputas.
Pero en un tono mucho menos conciliador, Washington arremetió hace cuatro días contra Pekín por imponer aranceles del 40% a los vehículos importados de Estados Unidos, muy por encima del 15% que aplica a otros países y del 27,5% que EE UU impone a los vehículos chinos. Washington ha impuesto aranceles a 250.000 millones de dólares en productos chinos, y Pekín hizo lo propio a 110.000 millones en importaciones estadounidenses.Todo el mundo espera que la cena de mañana en el marco de la Cumbre, ayude a descargar tensiones. No es el único punto que inquieta en materia económica. Tras acordar un borrador que establece una estrecha relación después del divorcio de Reino Unido con la UE, el Brexit supone otro de los negativos de un año en el que el temor a una recesión ha golpeado tanto a economías desarrolladas como emergentes. Por no hablar de las tensiones generadas por el Gobierno populista de Giussepe Conte, también presente.
Además, Bruselas tiene varios desafíos que no pueden esperar, retos que sin embargo Trump ve sorteables. Por un lado la lucha contra el cambio climático, empeño personal de Emmanuel Macron y a la que el presidente estadounidense quita toda trascendencia. El magnate estadounidense siempre ha negado de hecho que el problema exista. De todas formas el bloque europeo presionará en un mensaje importante hacia los países en vías de desarrollo. Y aunque EE UU se haya retirado del acuerdo climático, la coalición liderada por el presidente galo y Merkel buscarán avanzar en este sentido, juntando fuerzas con los países emergentes. Por otro lado, está el desafío de ir sentando las bases de una defensa europea al margen de la OTAN, proyecto que tampoco gusta a su histórico aliado norteamericano.
El reto de la migración continúa sobre la mesa. A las costas europeas están llegando miles de ciudadanos procedentes de Oriente Medio y África. Si bien Bruselas pactó con países como Libia y Níger medidas de contención, parar este éxodo, dada la situación de inestabilidad que continua en estas zonas, es hoy por hoy una utopía. Los migrantes seguirán llegando o pereciendo en las aguas del Mediterráneo. Europa habla de solidaridad y de derechos humanos, aunque países como Italia siguen cerrando sus puertos a las pateras rescatadas en aguas internacionales.
Al otro lado del Atlántico, Washington prefiere levantar muros que bloqueen el acceso a los centroamericanos y mexicanos que persiguen el sueño de las barras y estrellas. Son dos políticas bien diferentes sobre el papel, pero cada vez más cercanas.
Una apretada agenda para apenas 48 horas, con una ciudad que ayer amanecía blindada. Un despliegue sin precedentes de Fuerzas de Seguridad compuesto por 22.000 efectivos, helicópteros sobrevolando la ciudad, sin prácticamente transporte público y muchas calles cortadas. Un dispositivo coordinado con la CIA y el FBI, que han desplazado más de mil efectivos. Se estima que la Cumbre costará más de 120 millones de dólares. «Muchos porteños con billetera aprovecharon para huir de la furia y el caos de estos días, pero a mí me tocó sufrir, veremos si estamos preparados, al respecto de la seguridad. Que no ocurra como el partido fallido jugado entre River y Boca, que acabó suspendido por disturbios», afirma un taxista. El reciente caos generado en ese partido atemoriza a la organización.
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