Flanco sur

General Santiago Fernández Ortiz-Repiso: "Estas misiones son el germen de una mayor integración militar europea"

El general de brigada recuerda que lo que ocurre en el Sahel afecta directamente a nuestros vecinos del sur del Mediterráneo

El general Santiago Fernández Ortiz-Repiso visita en un campo de tiro en Mali.
El general Santiago Fernández Ortiz-Repiso (centro) visita en un campo de tiro en Mali.Ejército de TierraET

El general de brigada Santiago Fernández Ortiz-Repiso ostenta desde diciembre de 2022 y hasta finales de diciembre de 2023 la comandancia de la misión europea en Mali (conocida por las siglas EUTM). Es el cuarto general español en tomar el mando de la misión, que actualmente se encuentra en una situación compleja debido a las relaciones entre Mali, Rusia y la Unión Europea. Un total de 335 militares españoles y 128 efectivos de otros ejércitos europeos aguardan en el país africano al momento en que se retomen las misiones de entrenamiento y asesoría de las Fuerzas Armadas malienses (FAMA), después de que Bruselas tomara la resolución de suspenderlas de forma temporal.

Esta es su cuarta misión internacional. Después de conocer Bosnia, Kosovo y el Líbano, ¿qué diferencias fundamentales encuentra en Mali con respecto a estos destinos?

Aquí me he encontrado una sociedad muy abierta. Un país con poca riqueza material, y sin embargo su relación humana, la caridad con que tratan a la gente y su sonrisa permanente hace que parezcan mucho más ricos en sentimientos y alegría de vivir que en otros sitios donde he estado.

También es su primera misión en el extranjero con una fuerza conjunta Europea. Frente a los retos a los que se enfrenta hoy Europa y la intención de Bruselas de crear una fuerza militar conjunta, ¿nota usted una cohesión adecuada entre los distintos ejércitos europeos que participan en EUTM Mali?

Me gusta decir que aquí estamos dando ejemplo. Desplegamos la bandera europea como una integración militar, que es algo nuevo en la historia, y pretendemos superar los nacionalismos europeos que se han enfrentado en el pasado en guerras que pudieron considerarse como fratricidas desde fuera de Europa. Que los militares vengamos con una bandera, no ya de una alianza estrictamente militar, sino de una Unión, creo que este es un buen modelo para ver cómo pueden superarse los nacionalismos que desgraciadamente siguen en auge en todo el Sahel.

Respecto a la integración militar, siempre resulta compleja y la estamos construyendo. Se lleva a cabo, como todo proceso complejo, poco a poco. Estas misiones son el germen de lo que será, en un futuro que espero próximo, una mayor integración de las capacidades militares europeas.

Sabemos que la relación entre el Gobierno de Mali y Rusia es cada vez más estrecha. ¿Podemos considerar que Rusia ha presionado a Mali para dificultar las tareas de la Unión Europea?

Mi nivel de relación y de trabajo es con las Fuerzas Armadas Malienses. Y aquí trato de hacer lo mismo que en mi país de origen. Los militares no miramos el color político del Gobierno con que estamos trabajando. Cuando yo hago una actividad bilateral en el marco de cualquier ejercicio con Francia o Estados Unidos, en ningún momento me afecta para nada de qué color sea el Gobierno de estos país. Mi labor aquí es puramente militar y la parte política no me corresponde a mi juzgarla.

Pero las FAMA mantienen como líder a Assimi Goita, que sigue siendo un coronel del Ejército pese a haber tomado el control político del país. ¿No ha afectado esto a las relaciones entre las fuerzas europeas y las FAMA?

En nuestra labor diaria no lo notamos. Los soldados europeos, principalmente españoles, seguimos desplegados en sitios como el centro de instrucción Bubacar Sada Sy de Kulikoró (lo que en al ámbito de la misión se ha llamado KTC Koulikoro Training Center) y convivimos con ellos. Y esa relación sigue siendo tan cordial como ha sido en los últimos años.

Hablamos del Sahel, incluyendo a Mali, como el flanco sur de la OTAN desde que se determinó como tal en la última Cumbre de Madrid. ¿Por qué es importante lo que ocurre aquí para el destino de Europa?

Aquí nos encontramos con el Sahel en su conjunto, y lo que sucede en ellos afecta tremendamente a los países ribereños del Mediterráneo, que son nuestros vecinos y se ven afectados por los flujos de inmigración irregular, redes criminales organizadas que utilizan a estos inmigrantes para enriquecerse, el tráfico de droga que recorre desde el Golfo de Guinea hasta Europa siguiendo las rutas interiores…. Todo ello provoca efectos en Europa. Los primeros europeos en sufrirlo, por motivos geográficos, son los países ribereños del norte de Mediterráneo. Pero eso no quiere decir que nuestra presencia aquí sólo sea necesaria por nuestro propio interés, que lo tenemos, sino que estos pueblos también deben poder disfrutar de un estado de derecho que controle su territorio y que les permita elegir democráticamente a sus gobernantes. Conseguir un futuro en su propio país, que no tengan que emigrar o trabajar para los terroristas y redes criminales organizadas porque no tienen otra capacidad de mantener a su familia. Ese apoyo integral que está buscando la Unión Europea, que no es solo un apoyo militar, sino que es el desarrollo global de su sociedad que nos permite a nosotros tener estabilidad y hacer un bien en los sitios que estamos apoyando.

Ahora las misiones de entrenamiento y asesoría de EUTM Mali están suspendidas, mientras han sido los rusos, Wagner o no, quienes han tomado el relevo en este aspecto. ¿Por qué seguimos allí?

La misión europea actual puede resumirse en una palabra: permanecer. Aunque esté suspendida la instrucción y adiestramiento de las unidades, se ha hecho mucho hincapié en la reversibilidad, que implica volver a instruir a esas unidades en el momento en que la situación política lo permita. Y, con la volatilidad que tiene el mundo actual, esa situación puede cambiar rápido. Permanecer desde un punto de vista de militar, con sistemas de armas y vehículos blindados, con capacidad de recuperación, de mantenimiento, de abastecimiento, etc. para poder proteger a todos esos entrenadores, es una operación de por sí compleja y que significa trabajar veinticuatro horas al día. Se ha reducido la misión en el sentido de replegar a todos aquellos que estaban haciendo labores de adiestramiento, pero la fuerza de protección, nuestra capacidad logística, la capacidad de consejería, seguir en contacto con las FAMA para valorar cómo podríamos volver a adiestrar, todo eso es un trabajo de largo recorrido y que necesita una dedicación constante.

Este verano ocurrieron momentos de tensión en la misión, cuando el Gobierno de Mali exigió la retirada de los dos helicópteros NH90 que envió España pocos meses antes para facilitar el transporte de adiestradores a lo largo de la geografía maliense. ¿Qué sucedió exactamente?

En el momento en que desplegamos unidades tan complejas, como son estas, hablamos de un nivel de sostenimiento logístico muy grande y con la necesidad de una unidad de apoyo con unas capacidades técnicas complejas. La Unión Europea necesitó que se desplegasen esos helicópteros cuando la misión estaba alcanzando un techo operativo según lo que habían pedido las autoridades malienses. Recordemos que Mali tiene una extensión de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados y veintidós millones de habitantes. Entonces, en el momento en que se decidió acercarnos al despliegue de los batallones que estábamos instruyendo, teníamos un radio de acción que llegaba de Bamako a Gao. Estas distancias, con las condiciones de las carreteras y los caminos del país, requerían muchas horas de desplazamiento. Los helicópteros daban una gran capacidad de transporte de personal y material, también de apoyo logístico y obtención de imágenes de reconocimiento.

Cuando el Comité Político y Social de la Unión Europea decidió paralizar las actividades de adiestramiento tras el último golpe de Estado, todo este despliegue tan cerca de las unidades ya no fue necesario. El repliegue definitivo se vio forzado por una compleja concatenación de causas en el aeropuerto después de que la empresa que teníamos contratada se vio urgida por las autoridades malienses a que se abandonara la zona donde estábamos desplegados. Se tuvo que realizar más rápido de lo que estaba previsto en un principio.

Tengo entendido que los atentados por la zona de Kulikoró, que es donde se encuentra un importante número de fuerzas españolas, ha sufrido desde el inicio de 2023 un repunte de atentados. ¿Cuál es la situación de seguridad de las tropas españolas en esta zona?

Los militares siempre distinguimos entre las amenazas que existen y el riesgo concreto que se afronta en cada caso. La situación de seguridad del país es precisamente lo que se pretende mejorar apoyando a las fuerzas armadas malienses, pero es muy distinta en cada momento y cada región porque, como ya he dicho antes, este es un país muy grande. Nosotros analizamos con detalle cada una de las amenazas que tenemos. No existe el riesgo cero, eso es imposible, pero evaluamos con cada acción que realizamos ese nivel de amenaza, nuestro nivel de protección y nuestras medidas mitigadoras. Dentro de que no hay riesgo cero, algo que los españoles sabemos bien tras convivir con terroristas como era la ETA, que en un país desarrollado tenían la capacidad para atacar en el centro de Madrid, teniendo en cuenta que esa situación existe, creo que el nivel de seguridad de nuestras tropas es el máximo que podemos conseguir.

Tras la retirada francesa (con sus servicios de inteligencia incluidos), ¿podría decirse que nos hemos quedado con los “ojos vendados” en este aspecto?

La verdad es que no. Nosotros vivimos en simbiosis con las fuerzas armadas malienses. Ellos son los primeros interesados en no sufrir bajas, que las tienen, y muchas, entonces nuestra colaboración es constante y muy leal por su parte. Les damos seguridad y ellos a nosotros, y los malienses comparten de forma abierta y constante esa inteligencia. En ese sentido nos sentimos seguros, al ser partícipes de su seguridad. Hay que tener en cuenta que la inseguridad aquí se debe a una combinación de grupos armados de crimen organizado, insurgencia y grupos terroristas afiliados a al-Qaeda y al EI. Esa combinación hay que analizarla en cada caso, depende de cada zona y del día, no es tan fácil como decir que siempre son los mismos porque se trata de algo que tenemos que ver. Las acciones que realizan son cosas para las que estamos bien preparados después de conocer otros escenarios, como Afganistán. Son artefactos explosivos improvisados que intentan detener un convoy y luego actuar sobre él con fuego de armas ligeras, que hace mucho daño cuando no vas protegido. Que no es nuestro caso, porque ahora mismo tenemos sistemas de armas protegidos, sistemas de reconocimiento de drones, vanguardias y retaguardias… creo que estamos bien preparados para lo que aquí, desgraciadamente, ha causado muchas bajas entre las fuerzas armadas malienses.

¿Qué podríamos destacar del momento actual en que se encuentra la misión, más allá del plano militar?

Las actividades cívico-militares, nuestra relación con orfanatos, la construcción de pozos, todo esto permite que mucha gente que nunca habría tenido contacto con la realidad maliense regrese a España con un recuerdo de su integración con la sociedad maliense. Creo que ese bien inmaterial también hay que valorarlo. España continúa volcándose en el desarrollo de estos proyectos. Aquí hay una necesidad constante de ellos y reportan experiencias muy difíciles de describir. Ayer mismo organizamos un torneo de baloncesto con la Asociación de sordomudos de Mali. Hicimos un equipo de soldados europeos, sobre todo españoles, que participó en el torneo, y pusimos dinero para financiar que un equipo que venía de lejos pudiera trasladarse a jugar el torneo. Esa experiencia de ver a chavales jóvenes, sordomudos, esa alegría de vivir y su agradecimiento, da gusto. Los búlgaros proporcionaron una ambulancia y el puesto de socorro, los españoles estaban jugando, los belgas animaron…. Esto es sólo el ejemplo de ayer, pero muestra que nuestras vivencias no son solo en la relación con las Fuerzas Armadas Malienses, sino también con esa juventud tan pujante y tan viva que agradece mucho el contacto humano.

Hablando estrictamente en términos operacionales. ¿Qué falta y qué sobra en Mali?

Lo que más echo de menos en cómo estamos desarrollando este tipo de misiones es que, aquello que cité al principio sobre una bandera común europea, se demuestre con lo hechos mostrando nuestra cohesión y desplegando soldados de todos los países. Cuantas más banderas estén representadas de los estados miembros de la UE, mejor se demuestra esa cohesión. Independientemente de que luego cada uno tenga más o menos capacidades en el contingente, dependiendo de su situación. De sobrar, pues qué voy a decir. Los jefes siempre tenemos que pedir más dinero, más medios y más personal. No me sobra nada. No sobra nadie ni nada de lo que la Unión Europea despliega aquí.