Francia
Georges Fonghoro: «El Mali que queremos es uno e indivisible»
Obispo de Mopti
–¿Cómo está ahora la situación en Mopti tras los avances?
–Hoy puedo decir que la calma ha vuelto poco a poco a los corazones y a las mentes. Hemos vivido momentos muy difíciles, sobre todo después del 10 de enero, día del ataque a Konna por hombres armados. Konna se encuentra a 60 km de Sévaré , donde se encuentra el obispado, y a 70 km de Mopti. Con la ayuda de dos agentes de Policía, hemos estado informados y hemos podido ir de Sévaré a San, la diócesis vecina, situada a 200 km. Allí estuvimos diez días, el tiempo que el Ejército de Mali, ayudado por Francia, tardó en recuperar Konna y otras localidades de Mopti, Tombuctú y Kidal. Hoy la situación está en calma, pero debemos estar vigilantes y señalar a las autoridades la presencia de desconocidos. Por tanto, es muy grande la prudencia y las actividades están muy limitadas.
–Al estar en la zona conflictiva, ¿ha sufrido mucho su diócesis?
–Permítame decirle que la diócesis de Mopti cubre también las regiones de Tombuctú, Gao y Kidal. Todas las infraestructuras de la parroquia de Gao, incluyendo la casa parroquial, la casa de las monjas, el grupo escolar, el jardín de infancia, el centro de salud y las iglesias (la de Gao y Tombuctú) fueron saqueadas: se llevaron las puertas y los bancos. Gracias a Dios, los trabajadores pastorales pudieron escapar a tiempo. Las otras estructuras del Estado han sufrido la misma suerte. Para reactivar de nuevo la pastoral, tras la reconquista del norte, dependerá en gran parte de la solidaridad de otras iglesias, pero sobre todo de la disponibilidad de los agentes pastorales. Algunos están seriamente traumatizados.
–¿Cuáles son ahora los principales peligros en el norte de Mali?
–En primer lugar, el clima de sospecha, desconfianza, de miedo al otro. Todo el mundo grita: ¡Viva el Ejército maliense! ¡Viva Francia! ¡Viva Hollande! Si esto es sincero (que lo deseo), bien, pero si es porque los vientos cambian de dirección (con la recuperación de las zonas ocupadas), hay lugar para ser cauteloso y vigilante. El Mali que queremos es uno e indivisible. También la situación de los desplazados. ¿Cuándo y cómo deberán unirse a su tradicional modo de vida? Generará problemas de seguridad. Por último, preocupa cómo se va a ayudar a los desplazados que ya presentan malnutrición, sobre los niños inocentes.
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