Polémica sentencia

El giro (sorpresa) en el caso de los hermanos Menéndez

Tras más de tres décadas en prisión por el asesinato de sus padres, un juez de Los Ángeles anula la cadena perpetua

Lyle, left, and Erik Menendez leave a courtroom in Santa Monica, Calif., Aug. 6, 1990, after a judge ruled that conversations between the brothers and their psychologist after their parents were slain were not privileged and could be used as evidence.
Los hermanos Menénez en el juzgadoNick UtAP

Después de más de tres décadas en prisión y ya casi sin esperanzas de vivir al otro lado de las rejas, los hermanos Menéndez han recibido este martes una inesperada sorpresa. El juez del Tribunal Superior de Los Ángeles, Michael Jesic, ha cambiado la cadena perpetua con la que fueron sentenciados en 1996 por una pena de 50 años de cárcel. La decisión permite a Lyle (de 57 años) y a Erik Menéndez (54) optar a la libertad condicional tras pasar 35 años en prisión por el asesinato de sus padres en la mansión de Beverly Hills en la que todos vivían.

Este paso ha sido posible por la ley de delincuentes juveniles de California que permite a quienes cometieron delitos antes de los 26 años, como es el caso de los detenidos porque entonces tenían 18 y 21 años, solicitar una reducción de sentencia. Es la conclusión de una larga jornada en la que excompañeros de prisión e incluso los propios familiares de los hermanos han defendido cómo ambos han cambiado gracias a la educación y los grupos de ayuda a los que se han unido durante su tiempo en prisión. «Todos en ambos lados de la familia creemos que 35 años son suficientes», dijo su prima Anamaría Baralt, «nuestra familia los perdona universalmente». Otra prima, Diane Hernández, relató de nuevo durante la vista detalles de cómo el padre abusaba de los hermanos incluso estando ella en la casa, «cuando José estaba con uno de los chicos, ni siquiera se podía subir las escaleras para estar en la misma planta».

El magistrado Jesic ha querido dejar claro en su fallo que «este fue un crimen absolutamente horrible» y «no sugiero que deban ser liberados» porque «no me corresponde a mi decidirlo», pero «creo que han hecho lo suficiente en los últimos 35 años para tener esa oportunidad», dijo remarcando cómo le ha impactado la cantidad de cartas llegadas de funcionarios penitenciarios para apoyar a los reos.

Ahora el siguiente paso está en manos de una junta estatal de libertad condicional a la que también asistirá el gobernador de California, Gavin Newsom, y aquí el tema entra en aguas políticas más complicadas. El recién nombrado fiscal general de Los Ángeles, Nathan Hochman, no está de acuerdo con la libertad de los Menéndez, asegura que Lyle y Erik mienten sobre muchas incógnitas del asesinato de sus padres.

«Nunca admitieron que usaron identificaciones falsas para tratar de comprar armas en San Diego y trataron de mostrar que habían estado todo el día fuera de casa el día del asesinato, cuando no fue así», ha dicho Hochman en rueda de prensa, «no han aceptado plenamente su responsabilidad» de lo que la fiscalía ha catalogado «una lista de mentiras». Además, asegura que ninguno de los dos se retractó de su afirmación de haber matado a sus padres por temor a que ellos los mataran primero, algo que, según la fiscalía, es falso.

Los hermanos se han mostrado arrepentidos públicamente en varias ocasiones. En esta vista se dirigieron al tribunal por videoconferencia a retractarse, «el 20 de agosto de 1989 maté a mis padres», dijo Lyle Menéndez con la voz entrecortada, «no pongo excusas ni justificación, el impacto de mis actos violentos en mi familia es inconmensurable». Kyle y Erik han perseguido en estos últimos años todas las opciones de libertad a su alcance, también podrían solicitar un habeas corpus, lo que supondría revaluar la sentencia a la luz de nuevas pruebas, como el testimonio de un miembro de la banda musical Menudo que en aquel momento buscaba productor musical y asegura que Menéndez padre también abusó de él, una

información que nunca salí en el juicio de finales de los 90, pero sí relató en un documental sobre el caso. Este testimonio podría reabrir el caso si no fuera por la oposición de la Fiscalía que ya ha dicho que no aceptará.

Otra opción podría venir directamente del gobernador de California. Newsom podría concederles un perdón, una opción no muy complicada teniendo en cuenta sus palabras sobre el caso, «la justicia puede ser ciega, pero no deberíamos estar a oscuras a la hora de determinar si alguien está rehabilitado y preparado para salir de prisión». De momento hay programadas dos vistas el 13 de junio, una por cada uno de los hermanos, para revisar el caso y valorar la posibilidad de un indulto por parte del gobernador, un proceso independiente que se ha estado desarrollando en paralelo a la modificación de la sentencia que acaba de dictar el juez Jesic.

Los hechos ocurrieron la noche del 20 de agosto de 1989 cuando los hermanos Menéndez asesinaron a sus padres a tiros en el comedor de la vivienda en la que vivía toda la familia.