Rusia

El golpe fallido en Rusia evidencia las fisuras del régimen de Putin en plena guerra de Ucrania

El país recupera la normalidad en las calles, mientras se retiran los mercenarios de Wagner de las ciudades tomadas

Difícil imaginar los pensamientos que pasaron por la cabeza de Evgueni Prigozhin en su trayecto en dirección al destierro bielorruso que él mismo eligió. Recordando la poca resistencia que encontraron sus hombres cuando se dirigían a Moscú, igual fantaseó con la idea de haber conseguido lo que nadie pudo antes, llegar a las mismas puertas del Kremlin y pedir cuentas a Vladimir Putin. Aquel ladronzuelo peterburgués que se curtió en las cárceles de la Unión Soviética verá su nombre en los libros de historia, junto con el de Napoleón y Hitler, cuyo objetivo de llegar a Moscú también se quedó por el camino.

Mientras, Putin respira tranquilo, o no tanto, sabiendo que la mano de hierro que todos suponían ha perdido parte de su dureza. No fue un día fácil para el presidente ruso, que vivió una doble traición. La de un amigo a su confianza y la de un militar que puso en jaque la seguridad de uno de los países más controlados del mundo. El jefe del Kremlin, con la valiosa ayuda de su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, diluyó sin derramamiento de sangre, lo que pudo haber sido el comienzo de una rebelión armada, ahorrando al país una guerra civil para la que no estaba preparado. Nadie pensará en eso, sino en la debilidad mostrada por este líder que en sus 23 años en el poder no había afrontado nada parecido.

El último intento de golpe de Estado vivido por Rusia, hace casi 30 años, reforzó la figura del entonces presidente, Boris Yeltsin. Lo vivido el sábado solo ha mostrado las debilidades de un régimen que sigue enfangado en una guerra ideada por sus halcones, esos a los que el jefe del grupo Wagner culpó de dar una visión distorsionada al presidente de lo que se cuece al otro lado de la frontera.

El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, señalado en numerosas ocasiones por Prigozhin como principal responsable del atasco en Ucrania, queda en una situación incómoda. Podría desaparecer del organigrama del Gobierno, pero ello supondría una victoria moral para Prigozhin, reconociendo con esta sustitución el error de haberle elegido para un puesto, que según las voces críticas, le quedaba grande. Con el jefe del grupo Wagner fuera de la circulación, Shoigu debería tener más libertad para asumir responsabilidades en el campo de batalla, aunque no se sabe si podrá tenerlas aunque no se mueva del cargo.

Nada más confirmarse la salida de Prigozhin a Bielorrusia el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que la posibilidad de realizar ajustes en el Ministerio de Defensa “estaba en potestad del presidente ruso” y “era poco probable” que se hubiesen discutido esos detalles para sofocar la insurgencia. No se darán a conocer los puntos de ese acuerdo que cerró uno de los días más amargos de la Rusia moderna, intentando pasar página de la manera más rápida para centrarse en la "operación especial".

Seguramente, Prigozhin permanecerá en Bielorrusia antes de partir hacia rumbo desconocido, sabedor que su proyecto militar terminará fagocitado por el Kremlin y sus soldados pasarán a formar parte del Ministerio de Defensa ruso. A cambio, recibirán el perdón presidencial porque su papel en el frente sigue siendo crucial para los intereses de Moscú. La letra pequeña de lo firmado siempre será un misterio.

Los vehículos del grupo Wagner ya se habían retirado esta tarde casi en su totalidad de las ciudades de Rostov, Lipetsk y Voronezh, escuchando por parte de la población más halagos que insultos durante su despedida y Moscú eliminaba las restricciones impuestas mientras todo parece volver poco a poco a la normalidad. Queda por saber si lo vivido este sábado es una mancha en el periodo presidencial de Putin o el germen que anime a nuevas insurgencias alentadas por la ausencia de castigo tras ocurrido.

El oligarca y opositor ruso Mijail Jodorkovski, en su momento el hombre más rico del país y que ahora vive exiliado en Reino Unido tras haber pasado por varias cárceles rusas, lamentaba ayer el fracaso de la sublevación de Wagner afirmando que se había perdido la oportunidad de un cambio de Gobierno en Rusia, llamando a estar preparados para nuevas revueltas.