Política

Jerusalén

Hamas aumenta sus tentáculos

El grupo terrorista de Gaza llama a la guerra santa contra Israel al cumplirse 25 años de su creación

Meshal, jefe del llamado «departamento político» de Hamas
Meshal, jefe del llamado «departamento político» de Hamaslarazon

La organización integrista islámica Hamas, que celebró ayer en la Franja de Gaza el vigésimo quinto aniversario de su fundación, confirmó con los discursos de sus máximos dirigentes sus posturas más radicales que pasan por el rechazo a la existencia del Estado de Israel y su voluntad de enfrentarse con su vecino mediante las armas –no mediante el diálogo ni con la negociación– hasta lograr su desaparición.

Meshal, jefe del así llamado «departamento político» de Hamas, llegó el viernes a Gaza por primera vez en su vida para participar en los fastos que se adelantaron para coincidir con el aniversario de la primera Intifada. «Palestina, desde el río hasta el mar, de norte a sur, es nuestra tierra y nunca renunciaremos a una pulgada de ella», afirmó categóricamente Meshal, mientras se podía ver a sus espaldas una imagen del mapa histórico de Palestina que incluye el territorio del actual Estado de Israel.

«Palestina era, sigue siendo y siempre será árabe e islámica», recalcó el líder en el exilio, que fue aclamado por la multitud como el hombre destinado a dirigir su futuro. «Palestina nos pertenece a nosotros, a nadie más. Nunca podremos reconocer la legitimidad de la ocupación israelí de Palestina, porque Palestina nos pertenece a nosotros». Para Hamas, la «ocupación» significa la creación misma del Estado de Israel en 1948, cuya existencia continúan sin aceptar.

La puesta en escena del acto de ayer se convirtió en una reivindicación misma de la «yihad» o lucha armada contra Israel. El escenario central apareció «adornado» con una enorme tela que simulaba las murallas de Jerusalén y un gran retrato de Ahmed Yasin, el fundador central de Hamas hace 25 años, además de una caracterización de un M75, un modelo del misil Qasam mejorado que, según el movimiento islamista, fue el que se lanzó hacia Jerusalén en la reciente escalada entre las partes durante la operación «Columna Defensiva».

En Gaza se dieron ayer cita árabes procedentes de Turquía, Líbano, Egipto o Qatar, además de los palestinos de Gaza y Cisjordania. «La próxima vez, los cohetes salgan hacia Haifa», una ciudad en la costa norte de Israel, coreaban los seguidores del movimiento islamista durante la alocución de Meshal. «La yihad, guerra santa, y la resistencia armada, son la formas correctas y auténticas de liberar Palestina y recuperar nuestros derechos», dijo Meshal, quien agregó que salvar Palestina es «el deber y el derecho de todos los árabes y de todos los musulmanes».

En su apología de la lucha armada, Meshal insistió en que «si el mundo pudiera encontrar una forma de liberar Palestina y Jerusalén y devolver a los refugiados sin resistencia y sangre, sería bienvenido, pero hemos probado al mundo durante 64 años y vimos que no hizo nada, así que no deben culparnos a nosotros por optar por la resistencia».

Sin embargo, la oposición de Hamas al proceso de paz con Israel, incluso en las épocas en las que el grupo terrorista prosperó y trajo avances concretos a los palestinos, es sobradamente conocida. Para la organización integrista, es una cuestión de principios. Además, la alusión de los «64 años» en los que supuestamente se está dando la oportunidad «al mundo» para hallar soluciones al conflicto hace referencia a la fecha de la declaración del Estado de Israel.

No en vano se quiso adelantar unos días la celebración del vigésimo quinto aniversario de la fundación del movimiento para que coincidiera con el aniversario de la primera Intifada, que estalló un 8 de diciembre en el campamento de refugiados Jebaliya en Gaza.

Desde un principio, Hamas fue considerado una extensión, desde el punto de vista ideológico, de los Hermanos Musulmanes de Egipto, con una connotación local palestina. Aunque hubo originalmente en Israel quienes vieron con buenos ojos la creación del grupo, como alternativa a la fuerte OLP de entonces –que a comienzos de los años 80 era el enemigo principal y todavía no se vislumbraba como posible interlocutor–, rápidamente se comprendió que lo que había nacido en Gaza era una organización terrorista que complicaría las cosas seriamente a Israel.

Hamas comenzó atacando blancos militares y policiales israelíes, secuestrando soldados y asesinándolos, pero rápidamente convirtió a los civiles en sus blancos principales, algo que resultó especialmente notorio durante la segunda Intifada, en la que numerosos atentados suicidas fueron cometidos por terroristas de Hamas en autobuses, restaurantes, cafés, discotecas y todo tipo de sitios frecuentados por civiles en ciudades y pueblos a lo largo y ancho de Israel.