Irak
Irak lanza su ofensiva contra el EI en Ramadi
La campaña pone a prueba la capacidad del Gobierno de frenar al Estado Islámico. Milicias chiíes, kurdos y tribus suníes se unen en la batalla
Irak ha puesto en marcha una gran ofensiva para expulsar a los yihadistas de Ramadi y otras localidades de la provincia de Al Anbar. La operación, que cuenta con el apoyo de la aviación estadounidense, podría ser el mayor desafío al que se enfrentan ahora el Ejército iraquí y el primer ministro, Haider al Abadi, con el que pondrá a prueba su capacidad para dirigir conjuntamente a las facciones rivales chiíes, kurdas y las tribus suníes. En el marco de las operaciones, las fuerzas iraquíes y paramilitares chiíes comenzaron ayer a dirigirse desde el sur de la provincia de Saladino, fronteriza con Al Anbar, hacia las regiones desérticas del noreste de Ramadi para aislar a los yihadistas y preparar la ofensiva para retomar la capital provincial. Se utilizará un nuevo armamento durante la batalla «que sorprenderá al enemigo», dijo Ahmed al Assadi, miembro del Parlamento. El diputado chií indicó que hay en ciernes otra operación al norte de la provincia cercana de Saladino. «De acuerdo a los planes, las fuerzas que combaten en Saladino rodearán Ramadi por el costado nororiental», puntualizó. «El objetivo de la operación es liberar las regiones entre Saladino y Al Anbar y tratar de aislar la provincia de Al Anbar», agregó Al Assadi.
Una fuerza paramilitar indicó que unos 4.000 hombres ya han avanzado hacia el límite norte de Ramadi. En total, según los máximos dirigentes del operativo, las fuerzas militares y policiales cuentan con el apoyo de grupos tribales suníes y de las milicias chiíes «Multitud Popular», que han enviado 50.000 efectivos. «La operación tiene como objetivo recuperar las rutas de suministro y recapturar, en un principio, las afueras de Ramadi, no toda la ciudad», explicó Ahmed al Asadi, portavoz de las Unidades de Movilización Popular, que engloba a los voluntarios de las milicias chiíes. La implicación de estos grupos paramilitares proiraníes en la guerra contra el EI en Irak es tan fuerte que la operación para liberar Al Anbar ha sido bautizada con el nombre de «A tus órdenes, Husein», nieto del profeta Mahoma y uno de los imanes más venerados por la comunidad chií.
La reconquista de Ramadi llega después de una serie de encontronazos entre la Administración Obama y el Ejecutivo iraquí, al que se tachó de no estar lo suficientemente implicado en la lucha contra los yihadistas. Después de las críticas del secretario de Defensa estadounidense, el vicepresidente Joe Biden telefoneó el pasado lunes a Abadi para reconocerle «la valentía y el enorme sacrificio» de los soldados del Ejército iraquí frente al Estado Islámico y reafirmar el apoyo de su país «en el combate del Gobierno iraquí». Las fuerzas gubernamentales, reforzadas por tribus suníesy milicianos chiíes, consiguieron retomar en los últimos días una parte del territorio perdido al este de Ramadi. A pesar del optimismo del jefe del Gobierno iraquí, que auguró el fin de semana pasado que la ciudad de Ramadi sería arrebatada al Estado Islámico «en días», la balanza de la guerra sigue pesando más del lado del la milicia lideraba por Abu Bakr al Bagdadi.
La captura de Ramadi ha supuesto un duro revés para Bagdad y la estrategia de Estados Unidos se ha visto comprometida. Los más de 3.000 bombardeos aéreos de la coalición internacional liderada por Washington no han conseguido impedir el avance de los islamistas, que han extendido su «califato», proclamado en junio de 2014, entre Siria e Irak. Por otro lado, la desbandada de soldados iraquíes –incluso antes de que los yihadistas atacaran la urbe– ha puesto en evidencia a las fuerzas de la «División Dorada», un cuerpo de élite entrenado por militares estadounidenses. Estas unidades deberían ser las mejor preparadas para las operaciones especiales contra el EI. Sin embargo, no dudaron en retirarse, dejando sin resistencia la ciudad. Tras la huida de las tropas iraquíes, los yihadistas se incautaron de decenas tanques, vehículos blindados y artillería pesada, igual que ocurrió en verano en Mosul, que se ha convertido en la capital iraquí del «califato». Desde el fin de semana, los objetivos de los bombardeos de la coalición han sido los arsenales militares del EI en los alrededores y dentro de Ramadi. Decenas de carros de combates, tanquetas y artillería han sido destruidos en los ataque de la aviación estadounidense, lo que supone, al mismo tiempo, una pérdida de millones de dólares en maquinaria de guerra. Además, en los ataques que estos días ha realizado el Ejército iraquí en los alrededores de Ramadi, al menos, 31 combatientes del Estado Islámico han perdido la vida.
La caída de la capital provincial de Al Anbar ha inquietado no sólo a Estados Unidos sino también a Francia y a Reino Unido. El control de esta estratégica provincia deja en manos del EI una vasta área desértica que se extiende desde el oeste de Bagdad hasta la frontera con Jordania, el sureste de Siria y el noroeste de Arabia Saudí. En una carta publicada en el británico «Daily Mail», el general Richard Dannatt, ex jefe de Personal del Ejército de Tierra, admitió que «ha llegado el momento de pensar en lo impensable» tras recomendar el envío de una brigada de infantería de 5.000 soldados británicos «como parte de una coalición internacional».
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