Israel
Israel lanza un ataque contra objetivos iraníes en Siria
Los sucesos de los últimos días en el norte de Israel, más en concreto, en el triángulo que incluye a Israel, Siria e Irán, son los más duros en mucho tiempo y constituyen el primer choque frontal entre israelo-iraní desde el mes de mayo. La diferencia con los incidentes de aquel momento –aunque fueron menos los misiles disparados y menos los blancos atacados– es que Israel ya no mantiene la política informativa opaca, sino que confirma oficial y explícitamente qué hizo y contra quién. Este cambio tiene como objetivo intentar disuadir a Irán y evitar nuevos enfrentamientos, pero puede conducir a lo opuesto: que al reivindicar Israel el ataque, Irán no pueda permitirse no responder.
El objetivo declarado de Israel en todos sus operativos sobre territorio sirio en los últimos años ha sido frustrar lo más posible el plan iraní de instalarse militarmente en Siria. Su éxito al respecto ha sido parcial. No ha alcanzado su objetivo de sacar a Irán de Siria, pero sí ha logrado complicarle su despliegue y socavar parte de sus esfuerzos.
Para Irán y Siria, el origen del problema es «la agresión de Israel» y la «violación de la soberanía siria». Para Israel, todo deriva del esfuerzo iraní de los últimos años por instalarse militarmente en territorio sirio, lo cual la cúpula israelí percibe claramente como una amenaza a su propia seguridad. Desde Siria, que tiene frontera con Israel y también con Líbano, Irán despliega esfuerzos especiales por fortalecer el arsenal misilístico de Hizbulá en territorio libanés, que apunta hacia territorio hebreo. «No lo vamos a permitir», dijo repetidamente el primer ministro, Benjamin Netayahu.
Y respondiendo a las declaraciones formuladas ayer por el jefe de la Fuerza Aérea de Irán, quien advirtió de que «estamos listos para la guerra en la que terminaremos con Israel». En la misma línea, Netanyahu recalcó: «Quien amenaza con destruir a Israel, cargará con toda la responsabilidad». La última fase en el enfrentamiento israelo-iraní en Siria comenzó el domingo. La agencia oficial siria SANA atribuyó a Israel un ataque en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Damasco. No detalló los objetivos, pero luego fuentes militares dejaron claro que nuevamente se había actuado contra blancos militares de Irán en Siria. Fuentes del Ejército sirio aseguraron que habían «frustrado el ataque», pero el portavoz militar israelí de hecho lo desmintió, diciendo que quien disparó hacia Israel fue la fuerza iraní Al Quds, desde el interior de Siria, en una zona en la que, según Israel, Rusia había asegurado no habría presencia de Irán.
El misil disparado por la Guardia Revolucionaria iba dirigido al monte Hermón en la frontera israelo-siria, en la parte hebrea, cuando miles de civiles israelíes paseaban por el lugar, aprovechando la superficie cubierta de nieve en los últimos días. La Cúpula de Hierro, el sistema defensivo israelí, logró interceptar el misil a tiempo.
Temor a una escalada bélica
El experto en asuntos militares del portal israelí «Ynet» Ron Ben-Yshai explicó que «el disparo de un misil tierra-tierra por parte de Irán, desde Siria hacia Israel, no es algo que se hace en un momento, sino que es un acto pensado y planeado con anticipación». Requiere el emplazamiento secreto de un lanzador de modo que no sea captado por la inteligencia israelí, y la autorización de los altos mandos, concretamente del propio Qassem Suleimani, jefe de las Guardias Revolucionarias de Irán. Para este estratega militar, la acción estaba diseñada para abrir una escalada pero no una guerra amplia pues se limitó al lanzamiento de un solo misil.
En este punto se produjo el fuerte ataque israelí de la madrugada, que, además, de ser parte de la ofensiva contra Irán en Siria, fue un mensaje al régimen de Bachar al Asad. En la ofensiva se destruyó numerosas baterías antiaéreas y se atacó bases militares del Ejército sirio dentro de las cuales había instalaciones iraníes. Por tanto como indicaba el comunicado israelí: «Siria pagó un alto precio por permitir a Irán aprovecharse de ella y operar desde su territorio».
Todo ocurre en un momento de incertidumbre política en Israel ante la convocatoria de nuevas elecciones anunciadas por el primer ministro tras perder el respaldo de uno de sus socios.
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