
Asia
Xi Jinping despliega su encanto en el patio trasero: ¿Desafío diplomático o estrategia de dominación?
El presidente chino se encuentra en medio de una intensa gira por el sudeste asiático
El presidente chino, Xi Jinping, se encuentra en medio de una intensa gira por el sudeste asiático, con el objetivo de posicionar a la segunda economía mundial como un socio más fiable que Estados Unidos, cuyas "erráticas políticas arancelarias" bajo el mandato de Trump han desencadenado inestabilidad en los mercados.
Esta visita subraya la compleja y delicada situación que enfrentan los países de la región, que se han convertido en rutas cruciales para las exportaciones chinas hacia territorio estadounidense, impulsadas por los gravámenes impuestos en el primer mandato del republicano. Al tiempo que buscan exenciones ante los recientes aumentos arancelarios, también surgen inquietudes sobre la potencial inundación de sus mercados con productos chinos de bajo costo, intensificando así las tensiones económicas en el área.
Asia Central, territorio histórico marcado por rutas comerciales y enfrentamientos imperiales, se ha transformado en un escenario crucial de la intensa contienda económica entre Estados Unidos y China. En este nuevo teatro de operaciones, las armas son aranceles, sanciones y proyectos de inversión masivos, mientras la zona se erige como un campo de batalla estratégico en el conflicto por la influencia global. Por su parte, Pekín ha adoptado un enfoque de estrategia a largo plazo, tejiendo una intrincada red de interdependencia económica que evoca la antigua Ruta de la Seda.
Una postura de moderación y responsabilidad
En este frente, el régimen de Xi Jinping pretende mostrarse firme, adoptando una postura de moderación y responsabilidad que lo posiciona como defensor de la globalización y del multilateralismo. El Dragón se presenta como una alternativa estable y confiable frente a la política de Trump, quien, tras anunciar aranceles, optó por congelarlos en gran medida durante 90 días para la mayoría de sus socios comerciales, excepto para China.
La importancia de aliados internacionales es palpable en la agenda de Xi y la cúpula del Partido Comunista, que se encuentran en medio de una ofensiva diplomática concertada. En este sentido, el líder chino está inmerso en un periplo de 5 días con escalas en Vietnam, Malasia y Camboya, con el objetivo de fortalecer los lazos comerciales en la demarcación.
En un artículo publicado en el diario vietnamita Nhan Dan, Xi hizo un llamado "salvaguardar enérgicamente el sistema multilateral de comercio, mantener la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales, y fomentar un entorno internacional abierto y cooperativo". Además, reiteró que “una guerra comercial no producirá ganadores y que el proteccionismo no conduce a ninguna parte”, según las declaraciones difundidas por la cadena estatal CCTV.
“Un pequeño barco con una sola vela no puede resistir las tempestuosas olas, y sólo trabajando juntos podremos navegar con firmeza y llegar lejos», afirmó. Por otra parte, el mandatario subrayó que sus diferencias con Hanoi pueden ser resueltas a través del diálogo. “Debemos salvaguardar la paz y la estabilidad en nuestra región. Con una visión proactiva, somos capaces de abordar las cuestiones marítimas mediante consultas y negociaciones”, agregó.
Estados Unidos se consolidó como principal inversor extranjero directo en el sudeste asiático, impulsando una reconfiguración de las cadenas de suministro en la región. Tras la primera ronda de aranceles impuesta a productos chinos durante el mandato de Trump, numerosas empresas norteamericanas optaron por trasladar parte de su producción a Vietnam, buscando así mitigar sus exposiciones a la política comercial de Pekín. Ante esta dinámica, los gobiernos de los países receptores están interesados en conservar tanto las fábricas de propiedad estadounidense como los empleos que generan, conscientes de que cualquier percepción de cercanía con Xi podría perjudicar sus negociaciones con la administración Trump a corto plazo.
China y Vietnam habrían firmano hasta 45 acuerdos
Sin embargo, las visitas de Estado entre estas naciones trascienden el ámbito comercial y apuntan a una serie de transacciones estratégicas. En su reciente visita a Vietnam, Xi ha firmado 45 acuerdos, según medios estatales. Aunque los detalles de estos aún no se han revelado, la cooperación en infraestructuras ferroviarias o inteligencia artificial se encuentran entre las áreas más destacadas, lo que sugiere un interés mutuo en fortalecer las relaciones bilaterales en sectores clave.
La competencia en el sudeste asiático se ha manifestado a través de inversiones, comercio y asistencia. No obstante, la drástica reducción de más del 80% en los contratos de proyectos del programa de cooperación internacional USAID afectará con fuerza a varios países de la región, incluida Camboya, un destino clave en la agenda de Xi. La constante amenaza arancelaria está erosionando la competitividad estadounidense como mercado de exportación, debilitando su posición en la dinámica regional.
En este marco, el régimen comunista está capitalizando la oportunidad, aprovechando la debilidad del estadounidense para reforzar las relaciones y expandir su influencia. Esta semana se presenta excepcionalmente propicia para el liderazgo chino, en medio de una lucha por el dominio económico en la región.
Cabe destacar que el repentino abrazo de Trump a Rusia, el escepticismo hacia los aliados de la OTAN y los aranceles que castigan a las naciones amigas han alimentado las preocupaciones sobre Estados Unidos como socio de seguridad fiable en Asia, donde Washington ha proporcionado durante décadas un amortiguador a Pekín. El líder republicano ha pedido a Taiwán que pague más por su defensa, ha cuestionado el pacto de seguridad de Washington con Japón y ha golpeado a los aliados de Estados Unidos, Corea del Sur y Australia, con aranceles sobre los metales.
De Mao a Xi: La Radicalización de la Estrategia China
Desde su fundación en 1949, la República Popular China ha ajustado sus estrategias en respuesta a la dinámica internacional. Durante la presidencia de Mao Zedong, el enfoque se centró en el equilibrio de poder, utilizando la ayuda militar y económica de superpotencias como la URSS y Estados Unidos para asegurar la supervivencia del régimen.
Bajo Deng Xiaoping, la política adoptó la táctica de “esconderse y esperar”, aceptando el capitalismo y priorizando el desarrollo económico mientras minimizaba la atención negativa. En las décadas de 1990 y 2000, Jiang Zemin y Hu Jintao transformaron esta directriz en el concepto de “ascenso pacífico”, posicionando a Pekín como un actor responsable y un centro de estabilidad global.
Sin embargo, Xi Jinping ha radicalizado este enfoque. Ha debilitado la fuerza del partido, eliminando incentivos burocráticos y estableciendo una lealtad personalista que lo coloca en el centro del sistema. Este giro redefine la gobernanza en China y desafía el equilibrio de poder global, con implicaciones significativas para la diplomacia internacional.
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