Berlín
Juncker reestructura la Comisión para dar prioridad a la economía
Toda la atención en Bruselas la tiene el despacho del presidente electo, Jean-Claude Juncker. La composición oficial de su equipo está pendiente de ser anunciada formalmente hoy. El candidato español, el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete, podría ser nombrado para dirigir las carteras de Transporte o Innovación, lo que de confirmarse supondría que España no sale tan bien parada como se espera en el próximo Ejecutivo comunitario. El Gobierno español aspira a lograr para Cañete una «importante cartera económica», como Comercio o Mercado Interior, después de que Competencia se descartara porque la lidera Joaquín Almunia y nunca un país ha repetido cargo. Al respecto, el presidente Mariano Rajoy se mostró «satisfecho» de la reunión que mantuvo con Juncker en la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno donde hablaron sobre la candidatura de Cañete.
El nuevo Ejecutivo comunitario podría ser reestructurado de forma radical, incluyendo un cuarteto de comisarios encargados de políticas clave y áreas estratégicas, por debajo de Juncker, lo que, según señala «The Guardian», representa un triunfo político de la canciller alemana, Angela Merkel. Este equipo incluiría dos observadores fiscales, posiblemente los candidatos de Finlandia y Letonia, que vigilarían la implementación de políticas de austeridad y de rigor absoluto de los presupuestos nacionales, así como la puesta en marcha de reformas estructurales en línea con las exigencias de Berlín.
Cada país tiene un interés en Europa, pero la estrategia económica acaparará todas las miradas. En este sentido, Francia busca que Alemania pierda poder y deje de imponer sus reglas de estabilidad y austeridad y se abra la puerta al estímulo económico para poder crecer. La mejor manera de conseguirlo sería que el ex ministro galo Pierre Moscovici se hiciera con la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios, para la que se postula como favorito. Los alemanes se resisten a que así sea porque Francia no es una alumna que complace a Europa cuando presenta sus cuentas, aunque podría ceder si cuenta con algún candidato afín en alguna vicepresidencia que coordinara la cartera de Asuntos Económicos. La economía de Francia lleva resintiéndose todo este año, y el debate de seguir o no la línea marcada por Bruselas dentro del Ejecutivo francés llevó incluso a Manuel Valls a presentar la dimisión de todo su gabinete apenas 147 días después de formar Gobierno. Con un paro del 11%, lo que supone más de 5 millones de desempleados, la recuperación de la segunda economía de la zona euro sigue preocupando a Bruselas. Su deuda pública supone cerca del 94% del PIB y su gasto público se eleva a más del 56% del PIB, lo que no parece que a Europa le entusiasme.
Desde Italia, el Gobierno de Matteo Renzi ya ha colocado a su ministra de Exteriores, Federica Mogherini, como próxima jefa de la diplomacia europea. En apenas unos meses en el Gobierno, ha recibido uno de los cargos más codiciados en Bruselas, que también celebran los socialistas europeos. Para Roma, uno de sus objetivos pasa por intentar que algunas inversiones no se tengan en cuenta a la hora de calcular el déficit. La filiación política en la Comisión Europea queda con catorce carteras para el Partido Popular Europeo, ocho para los socialdemócratas, cinco para los liberales y una para los «tories» británicos. El miembro de la Cámara de los Lores, Jonathan Hill, es el candidato de Reino Unido y podría ocupar la cartera de Mercado Interior o Energía, aunque para esta última pretende repetir su actual comisario de Energía, Gunther Oettinger. La importante cartera de Agricultura podría recaer en Irlanda, en Phil Khogan. El Consejo Europeo ya ha aceptado la lista de comisarios propuesta por Juncker. Todavía falta conocer la composición de la Comisión y quién ocupa cada cartera, para poder proceder después con el examen de los comisarios ante el Parlamento Europeo, que también tendría que aceptarla. En ese momento, el ex ministro español tendrá que contestar a las preguntas de la Eurocámara, donde el Partido Socialista sacará a la luz sus «declaraciones machistas» durante la campaña para las elecciones europeas.
Juncker hizo una promesa política antes de ser elegido: contar con al menos el 40% de representación femenina en su equipo. Entre los candidatos a comisarios hay nueve mujeres, lo que el propio Juncker ha aplaudido teniendo en cuenta que cuando las quinielas comenzaron sólo contaba con cuatro, aunque apenas supone el 32% del total de la nueva Comisión. Entre 1999 y 2004, la cuota femenina ascendía al 25%. Los cinco años siguientes, fueron ocho las comisarias, sumando una más en la segunda Comisión de Barroso. Se esperaba que dar tanta importancia a la paridad en Europa, que fue apoyada por las comisarias salientes pidiendo al menos 10 mujeres para la siguiente, podría incluso retrasar la formación de la nueva Comisión, pero parece que tener el mismo número de féminas que en el equipo de Barroso satisface a Juncker.
Como parecía factible no contar con tantas mujeres, Juncker se cubrió las espaldas asegurando que si no conseguía el límite que prometió optaría por designar a mujeres en cargos de mayor responsabilidad. En 2010, la Comisión aprobó una Carta de la Mujer para promover la igualdad entre mujeres y hombres en Europa y en el mundo, aunque no le está siendo fácil darle cumplimiento. La presidencia de la Comisión, para empezar, siempre la ha ostentado un varón. En la actualidad, el Parlamento Europeo lo dirige un hombre, Martin Schulz; también el Consejo Europeo, el Banco Central Europeo, el Eurogrupo, el Banco Europeo de Inversiones, el Tribunal de Cuentas, el Comité de las Regiones o el Tribunal de Justicia de la UE.
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