Seúl

Kim abre la puerta a la desnuclearización

El dictador norcoreano se muestra dispuesto a paralizar su programa atómico si se garantiza la supervivencia del régimen Juche. Las dos Coreas acuerdan una cumbre histórica en abril.

Kim posó ayer con miembros de la delegación surcoreana, con los que acordó una cumbre bilateral con su homólogo surcoreano en
Kim posó ayer con miembros de la delegación surcoreana, con los que acordó una cumbre bilateral con su homólogo surcoreano enlarazon

El dictador norcoreano se muestra dispuesto a paralizar su programa atómico si se garantiza la supervivencia del régimen Juche. Las dos Coreas acuerdan una cumbre histórica en abril.

Después de un año en el que el régimen de Pyongyang realizó una veintena de pruebas de misiles y su ensayo nuclear más potente, en un desafío sin precedentes a Estados Unidos y a Donald Trump –con quien se enzarzó en una batalla verbal que generó una grave escalada de la tensión en la región–, el régimen de Kim Jong Un dio ayer un importante giro con la inesperada oferta que lanzó a Washington. El mandatario norcoreano declaró estar dispuesto a congelar su programa nuclear para reunirse con Estados Unidos siempre que se garantice la seguridad de su régimen, un deseo del que informó la delegación surcoreana tras su viaje al Norte el lunes, donde se reunió con el líder Juche.

«El Norte ha afirmado claramente su compromiso con la desnuclearización de la península coreana y ha dicho que no tendría razón para poseer armas nucleares si se garantizara la seguridad de su régimen y se eliminan las amenazas militares contra Corea del Norte», aseguró el presidente de la comitiva enviada y consejero de Seguridad Nacional surcoreano, Chung Eui-yong, a su llegada a Seúl. Chung también explicó que la decisión de Kim responde a su interés por lograr un acercamiento entre las dos Coreas, dos países que se encuentran técnicamente en guerra desde el armisticio de 1953 y que, desde el mes de enero, han pasado progresivamente de no mantener contacto alguno a anunciar, también ayer, una histórica reunión entre sus mandatarios a finales del mes de abril.

Chung expresó su intención de viajar en los próximos días a Washington –y posteriormente a Japón, Rusia y China– con Suh Hoon, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional. Su objetivo es trasladar a la Administración Trump los resultados de unas conversaciones intercoreanas cuyo éxito pasa por sentarse a dialogar con Washington. Desde que el presidente surcoreano, Moon Jae In, llegara en mayo de 2017 a la Casa Azul con la promesa de un acercamiento al Norte, ha mantenido su política de máxima presión –patrocinada por su aliado estadounidense– al tiempo que ha apostado por el diálogo con su homólogo en Pyongyang. Por ello, cuando la hermana de Kim, Kim Yo Jong, viajó al Sur en el marco de los Juegos Olímpicos de Invierno –en un gesto sin precedentes desde 1953– para entregarle a Moon una carta personal de su hermano que le invitaba a viajar a su país, el surcoreano indicó que su presencia pasaba por la disposición a hablar entre Pyongyang y Washington, algo que parece estar cada vez más cerca.

No obstante, diversos expertos asiáticos han alertado de que resulta sorprendente que en una situación tan delicada cada nuevo paso parezca ir rodado, incluido el giro de Kim a la hora de congelar un programa nuclear que hasta la fecha consideraba innegociable. Ni siquiera las maniobras militares que Seúl y Washington tienen previstas ese mes parece que vayan a echar por tierra las esperanzadoras intenciones de ambas partes de la península, ya que hasta el propio Kim declaró entender que no se podían posponer más en el tiempo. Es más, los temores de los enviados surcoreanos ante la posible negativa de Kim a dialogar si continuaban los ejercicios que el régimen norcoreano considera un simulacro de invasión de su territorio, se disiparon cuando éste no puso objeciones.

El encuentro entre los líderes coreanos que todos los implicados apuntan que se llevará a cabo en la localidad fronteriza de Panmunjeom, situada en la Zona Desmilitarizada, donde se firmó el simbólico armisticio que dejó al país y a numerosas familias divididos. No sólo será la primera cumbre de estas características en once años y la tercera en la historia de ambos países, sino que supondrá la primera salida de Kim de su país desde que accediera al poder en 2011 tras la muerte de su padre, Kim Jong Il. El delegado surcoreano añadió que con el objetivo de conseguirlo, «el Sur y el Norte han acordado establecer una línea directa entre sus líderes para permitir consultas y una reducción de la tensión militar. También han acordado celebrar su primera conversación telefónica antes de la tercera cumbre Sur-Norte».

Bajo la condición de no llevar a cabo ninguna prueba balística mientras el diálogo se lleva a cabo, las dos Coreas seguirán trabajando para materializar un encuentro que puede poner el colofón a las negociaciones mantenidas desde enero con el intercambio de delegaciones de alto nivel a ambos lados de la frontera; y suponer el inicio de una nueva etapa en la que incluso se puedan reanudar las conocidas como conversaciones a seis bandas –junto a Rusia, China, EE UU y Japón– que quedaron estancadas en 2008. Habrá que ver si las imágenes de los próximos meses –exentas de misiles y bombas atómicas si Pyongyang se mantiene su compromiso– muestran ese anhelado optimismo.