Extrema derecha

Merkel barre a Schulz en su casa

La victoria de la CDU en el feudo socialdemócrata de Renania Norte-Westfalia pincha el efecto del candidato del SPD, que pierde en su propio land. Los ultras de la AFD roban votos a la izquierda.

Ángela Merkel junto a Armin Laschet, líder de la CDU en Renania del Norte-Westfalia, durante un acto de campaña en Renania del Norte-Westfalia.
Ángela Merkel junto a Armin Laschet, líder de la CDU en Renania del Norte-Westfalia, durante un acto de campaña en Renania del Norte-Westfalia.larazon

La victoria de la CDU en el feudo socialdemócrata de Renania Norte-Westfalia pincha el efecto del candidato del SPD, que pierde en su propio land. Los ultras de la AFD roban votos a la izquierda.

La victoria del partido de Merkel ayer en las regionales de Renania del Norte-Westfalia supuso el golpe de gracia para la socialdemocracia alemana. La Unión Cristianodemócrata (CDU) adelantó con un 33% de los votos al Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz, que con un 31,5% registró el peor resultado de su historia en la región. La debacle del SPD, que con ésta encadena tres derrotas consecutivas, se torna aún más trágica si se tiene en cuenta que este Estado, con 18 millones de habitantes, es el más poblado del país y que desde 1966, con excepción de un mandato entre 2005 y 2010, constituye un tradicional feudo de los votantes obreros y un peso pesado de la economía estatal.

De poco ha valido. Eso o que fuera el land donde nació Schulz. Ni jugando en casa, el candidato del SPD que hace unos meses insinuó que si su partido ganaba en estos comicios llegaría a la Cancillería, puedo acariciar un triunfo lo que ahora, más que nunca, pone en entredicho su suerte de cara a las generales de septiembre. A cuatro meses de la cita electoral, muchos se preguntaban ayer qué fue del llamado «efecto Schulz» a lo que algunos contestaron que se desvaneció y otros tantos dijeron que nunca existió o que incluso fue sobrevalorado. Lo único que está claro es que el triunfo de la CDU en el llamado «corazón rojo» de Alemania confirma el empuje electoral de Merkel de cara a las federales, en las que busca revalidar un cuarto mandato y sobre todo consolida la fortaleza de una mandataria que, a pesar de los años, mantiene una imbatible cifra de popularidad.

De poco sirvió que Renania del Norte-Westfalia acogiera al mayor número de refugiados, que en su antigua cuenca minera se encuentren varios bastiones del radicalismo islámico o que la candidata socialdemócrata fuera la enérgica jefa del Gobierno renano, Hannelore Kraft, a la que muchos conocen como la «Merkel socialdemócrata» y que al borde de las lágrimas, dimitió tras reconocer su derrota. Nadie en Alemania se atreve a infravalorar la fuerza de la canciller. Si acaso, ella misma que en su ya conocida humildad recalcó hace una semana, tras la también victoria de su partido en las regionales de Schleswig-Holstein, que «una elección regional es una elección regional y unas elecciones federales son unas elecciones federales».

Como mucho, lo único que podría fruncir el ceño de su imperturbable carácter sea la irrupción de los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) que con un 7,4% de las papeletas llegan al decimotercero de 16 hemiciclos regionales. Con su discurso antiinmigración, los populistas de derecha han perdido fuerza en los últimos comicios regionales, pero los sondeos a nivel nacional auguran su llegada al Bundestag. Por su parte, el Partido Liberal, bisagra tradicional en el esquema parlamentario alemán, conquistó un 12,5% de los sufragios y releva así como tercera fuerza a Los Verdes, actuales socios de Gobierno del SPD en el land, que sufrieron una fuerte caída y se quedan en el 6,2%, un descenso de 6 puntos respecto a 2012, como lo que perpetúan así la mala racha que atraviesan. Merkel se volcó en la campaña de Armin Laschet, un político afín, y le acompañó en sus mítines, en los que responsabilizaba a Kraft tanto de la precariedad de las infraestructuras del land como de déficit en la lucha contra el terrorismo y descontrol policial.

Los comicios renanos reprodujeron lo ocurrido en las dos anteriores regionales de este año, en los estados federados del Sarre, en marzo, y en Schleswig-Holstein, el anterior domingo. El primero, donde gobernaban ya los conservadores, dio un primer baño de realidad al SPD, que quedó once puntos por debajo de la CDU. El segundo, fronterizo con Dinamarca y gobernado por el SPD, dio el siguiente golpe al partido de Schulz, al otorgar la victoria a un casi desconocido Daniel Günther, líder local de la CDU. El resultado de los comicios renanos deja el marcador ante las generales en un claro 3-0 para la canciller, sin posibilidad de remontada psicológica para Schulz antes de la batalla por la Cancillería, puesto que no hay más citas con las urnas.