Papel
La expansión chií amenaza a los aliados de Estados Unidos
Las negociaciones sobre el programa nuclear iraní han reavivado el juego de influencias regionales que tensan Oriente Medio desde hace décadas. Un Irán más o menos poderoso haría que sus históricos aliados se vieran reforzados o bien relegados a un plano secundario. Aunque en el sustrato de los enfrentamientos existen unos claros intereses geopolíticos y económicos, la lucha por la supremacía religiosa (bien suní o chií) envuelve este conflicto en una guerra sectaria que lastra a las poblaciones de los países implicados. Estos son los principales países sobre los que Irán, de mayoría chií, ejerce un papel clave y cuyo rol en las relaciones de Oriente Medio se verán afectados por el pacto atómico.
SIRIA
Es el principal aliado de Irán en la región. Los ayatolás han apoyado con firmeza al régimen alauí (una rama chií) de Bachar al Asad, especialmente durante los cuatro años de guerra civil en el país contra los opositores suníes. Desde Teherán se han enviado equipos militares de élite para combatir a los «rebeldes», así como miembros de la Inteligencia iraní. La aparición del Estado Islámico en Siria e Irak ha hecho que Occidente, que hace dos años estudiaba intervenir en Siria, vea en Asad parte de la solución a la amenaza yihadista. El jefe de la diplomacia de EE UU, John Kerry, dejó caer hace unos días que el líder sirio forma parte de un «desenlace» satisfactorio contra el EI.
PALESTINA
El principio de enemistad que rige entre chiíes y suníes se rompe en el caso de Gaza, bajo el liderazgo de la organización terrorista Hamas. En 2008, Teherán reconoció públicamente el apoyo militar y logístico ofrecido a Hamas en su guerra contra Israel. Desde entonces, el apoyo no ha cesado. Uno de los aspectos de los que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha alertado a la comunidad internacional son los peligros que ocasionaría el hecho de que los ayatolás se hicieran con la bomba atómica. En esta línea, Estados Unidos y la UE siempre se han posicionado al lado de Israel, lo que ahora les ha costado un fuerte desencuentro durante las negociaciones directas con Irán.
IRAK
Tras la sucesión de líderes suníes durante cuatro décadas, la caída de Sadam Husein en 2003 y la posterior formación de un Gobierno chií (secta que representa aproximadamente al 65% de la población) facilitó que Irán convirtiera este país en su feudo personal. Actualmente, Teherán aporta miembros de la Guardia Revolucionaria y se encarga de la formación de los militares iraquíes. Además aporta armamento en la lucha contra el Estado Islámico y bombardea bastiones yihadistas.
YEMEN
El régimen iraní es la principal fuente de financiación y de suministro de armas de los rebeldes hutíes (chiíes) que han obligado al presidente electo tras la Primavera Árabe yemení, Abd Rabbuh Mansur al Hadi, a huir de Saná. En respuesta a esta alianza, los países que integran la Liga Árabe, liderados por Arabia Saudí, ha dado luz verde a una fuerza conjunta para actuar en el país y frenar así a los hutíes y, en consecuencia, cortar los tentáculos iraníes que pretenden anclarse en el territorio.
BAHRÉIN
Con una población de mayoría chií (representan el 70 por ciento del país), el país vive bajo el mandato de una monarquía y un gobierno suníes. Tras la revolución iraní de 1979, los ayatolás quisieron exportar a Bahréin, pero se encontraron con la resistencia de los chiíes bahreníes que no querían seguir el modelo de Tehéran y apostaban por una gobernanza laica y democrática. Sin embargo, la república islámica no ha cejado en su empeño por mantener su influencia. En 2009, numerosas manifestaciones instigadas por Irán recorrieron las calles de Bahréin. A pesar de que el Gobierno suní prometió Ejecutivos de unidad, ninguna de las medidas de consenso fueron implementadas.
LÍBANO
La milicia chií de Hizbulá ha sido la responsable de la desestabilización del país y del contagio de sus ataques a países fronterizos, especialmente Israel. Este grupo terrorista fue creado a imagen y semejanza de Irán en 1982 como respuesta a la intervención israelí para mantener sus intereses en la zona. Así, la Guardia Revolucionaria ha sido la responsable de su militarización y suministro de armas. Esta milicia actúa en función de las órdenes que emanan de los ayatolás.
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