Política

El Futuro de Venezuela

La Guardia de Maduro se niega a cargar contra los venezolanos

Las primeras fisuras en el brazo represor del régimen chavista provocan una cascada de detenciones

La Guardia Nacional Bolivariana protege la sede del Comando Regional Número 5 de Caracas ante la llegada de un grupo de opositores al régimen de Nicolás Maduro / Efe
La Guardia Nacional Bolivariana protege la sede del Comando Regional Número 5 de Caracas ante la llegada de un grupo de opositores al régimen de Nicolás Maduro / Efelarazon

Las primeras fisuras en el brazo represor del régimen chavista provocan una cascada de detenciones

Durante más de una semana, los militares venezolanos han estado en el centro de la diana de la política en Venezuela. La Asamblea Nacional ha hecho llamados insistentes a que desde los cuarteles se produzca un desmarque en el apoyo que la Fuerza Armada Nacional (FAN) mantiene a Nicolás Maduro, la última columna que aún lo mantiene en pie. Y desde el Gobierno, se reiteran los respaldos al mandatario y se insiste en que los uniformados darían «la vida» por defender la revolución bolivariana.

El Alto Mando Militar insiste en que hay una unidad monolítica en las tropas entorno al Gobierno de Maduro, pero la realidad grita otra cosa. El 10 de enero, funcionarios de la Guardia Nacional del Comando de Zona 43 de Caracas fueron detenidos por la Dirección General de Contrainteligencia Militar después de que se hicieran públicos por redes sociales unos vídeos en los cuales denunciaban que «la comida no sirve para nada» y reclamaban «ser tratados con dignidad». Cuatro uniformados fueron apresados bajo los cargos de desobediencia. Ese mismo día se dio a conocer por fuentes extraoficiales lo que comían en ese Comando de Zona 43: media sardina y una porción de arroz.

El lunes 21 de enero, un pequeño comando de la Guardia Nacional se alzó. Los uniformados protestaron por la precaria calidad de vida. El movimiento encabezado por 27 soldados fue rápidamente sofocado por los leales a Maduro en una operación que no solo incluyó a sus pares del mismo componente –uno de los cinco que conforman la Fuerza Armada Nacional–, sino que convocó a la letal Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los involucrados pertenecían también al Comando de la Zona 43 de Caracas.

Cuatro días más tarde, el viernes, se registró un allanamiento por parte de la DGCIM al Comando de Zona 43. Se habla de varios detenidos. En cualquier caso, la cuenta de militares presos actualmente por insubordinación o acusados de rebelión suma unos 180 nombres.

La Guardia Nacional ha sido fundamental en el apoyo al régimen desde hace muchos años. De sus filas salió el actual ministro del Interior, por ejemplo, y otros altos oficiales que luego pasaron a ser gobernadores de estados o presidentes de empresas estatales. Pero siempre ha sido un componente de segunda fila: todos los ministros de Defensa han sido del Ejército o la Armada, principalmente, o en todo caso de la Aviación, donde se concentra además el gasto de recursos para el apresto operacional.

«Es el componente más criticado por la sociedad porque ha sido el encargado de la represión a la disidencia. Han sido los que han dado más por Maduro y se están muriendo de hambre ahora», dice Rocío San Miguel, directora del Observatorio Venezolano de Seguridad y Defensa. No obstante, la abogada no cree que sea previsible que se produzcan pronunciamientos colectivos en una unidad «porque sería inmediatamente apresados».

Afirma que en la GN ha habido negativas a reprimir, especialmente en ese Comando de la Zona 43, que es fundamental para el control territorial de la capital. «Por eso estamos viendo cómo nuevamente se apela a grupos de elite para actuar en la sombra», suma en referencia a la FAES.

Hernán Castillo, sociólogo e investigador de los militares, cree que el descontento puertas adentro de las unidades armadas es transversal, pero destaca en la GN pues allí se incluye la negativa a reprimir. «Esos problemas son generalizados, pero se nota más en los grados de teniente coronel hacia abajo», afirma en referencia a los rangos que manejan pelotones.

Pero la Guardia Nacional, a pesar de tener más de 65.000 hombres en sus filas (según cifras extraoficiales), no puede encabezar una insurrección definitiva. Primero porque es el cuerpo históricamente con menor prestigio dentro de la FAN, y luego porque «no tiene capacidad política y técnica, ni ascendencia para convocar y liderar al resto de la institución militar», apunta Castillo. Dice que sí tiene capacidad para desestabilizar a un Gobierno, «que es lo que pareciera que está ocurriendo». El experto es tajante: «quienes tienen capacidad, posibilidades, para derrocar al régimen son el Ejército y la Aviación». Desde el Observatorio de Seguridad y Defensa asienten: «Precisa de ellos para hacer creíble su poder».

El comandante del Ejército, José Suárez Chourio, mantiene su lealtad. El general comparte con sus pares de la Armada y la Aviación formar parte de la generación 1986, una muy influenciada por el chavismo desde la Academia Militar y de la cual surgieron buena parte de los soldados que acompañaron a Chávez en su intentona golpista de 1992. Aun así, Castillo cree que la Fuerza Armada venezolana es un volcán en erupción «que en cualquier momento puede estallar», y San Miguel apunta que aunque lo que ocurra en la Guardia Nacional no sería definitivo en sí mismo, «es difícil saber qué efecto pueden tener los chispazos en una pradera seca».