Internacional
El KGB identificó al Lyndon Johnson como el «cerebro» del asesinato de Kennedy
Los cinco millones de papeles desclasificados relacionados con el magnicidio de Dallas revelan muchos secretos sobre la investigación
Los cinco millones de papeles desclasificados relacionados con el magnicidio de Dallas revelan muchos secretos sobre la investigación, reactivando algunas de las teorías de la conspiración. Una de ellas es la implicación en el crimen del vicepresidente, sucesor de JFK.
Entre los muchos documentos desclasificados el pasado jueves y relacionados con el asesinato de John F. Kennedy destaca un informe enviado por el todopoderoso director del FBI J. Edgar Hoover a Marvin Watson, uno de los ayudantes del entonces presidente Lyndon Johnson. Bajo la etiqueta «Top Secret», estos papeles fechados el 1 de diciembre de 1966 recogen la reacción del Gobierno soviético y de los miembros del Partido Comunista.
De acuerdo con las fuentes recopiladas por el FBI, la Unión Soviética trabajó con la hipótesis de que Lyndon Johnson habría conspirado para acabar con la vida de su antecesor en el cargo, es decir, John F. Kennedy. En la tercera página de este expediente se dice que el 16 de septiembre de 1965 una de las fuentes del FBI apuntó que la sede del KGB en Nueva York había recibido instrucciones del cuartel general en Moscú para «desarrollar toda la posible información concerniente al carácter del presidente Lyndon B. Johnson, trasfondo, amigos personales, familia». Todo esta demanda de información es consecuencia de «las instrucciones desde Moscú» en las que se subraya que «“ahora” el KGB estaba en posesión del dato pretendiendo indicar que el presidente Johnson era el responsable del asesinato del fallecido presidente John F. Kennedy. El cuartel general del KGB indicó que en vista de esta información, para el Gobierno soviético era necesario conocer la existencia de relaciones personales entre el presidente Johnson y la familia Kennedy, particularmente entre el presidente Johnson y Robert y “Ted” Kennedy».
Cabe decir que la hipotética implicación de Johnson ha sido un rumor que ha perseguido al sucesor de Kennedy durante mucho tiempo, desde el mismo 22 de noviembre de 1963. Ese día por la tarde, cuando viajaba en el Air Force One acompañando el ataúd con los restos de Kennedy, Johnson era señalado por un insospechado testigo. Sentado en uno de los asientos del avión presidencial, Evelyn Lincoln, secretaria personal de Kennedy y guardiana de los secretos de Camelot, redactó en una pequeña hoja la lista de los sospechosos de haber organizado la conspiración para acabar con la vida de quien había sido su jefe en Washington. En aquella nota manuscrita, encontramos nombres como los del KKK, Nixon, Diem, Hoffa o la CIA, pero quien encabeza este peculiar listado es «Lyndon». En la lista de los sospechosos hay una nota. Evelyn Lincoln escribía que «no hay final para una lista de sospechosos de conspirar en el asesinato del Pres. Kennedy. Muchas facciones tenían motivos para desear la muerte del joven presidente».
Uno de los más controvertidos asesores de Donald Trump es Roger Stone. Él mismo se ha autoproclamado como uno de los responsables de la desclasificación de los papeles del asesinato, pese a que se trata en realidad de aplicar una ley de 1992. Stone es también autor de un libro en el que señala sin duda a Lyndon Johnson como principal conspirador en los hechos de Dallas. En «The Man Who Killed Kennedy: The Case Against LBJ» convierte a Johnson en el principal culpable del caso. Ayer, desde su cuenta en Twitter, el polémico consejero de Trump divulgaba también el documento del FBI.
Volviendo precisamente a estos papeles, el FBI recapitula que según varios miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética, no cabía ninguna duda que el asesinato de Kennedy había sido realizado, no por un loco solitario sino por «una parte de la “ultraderecha” de Estados Unidos». Los soviéticos añadían que todo formaba parte de una conspiración «cuidadosamente planeada en la que varias personas han jugado una parte». Igual de grave es la suposición que estos elementos podrían tomar el magnicidio de Dallas para «parar las negociaciones con la Unión Soviética, atacar Cuba y a partir de allí extender la guerra. Como resultado de estos sentimientos, inmediatamente la Unión Soviética fue a un estado de alerta nacional».
Los rusos también sospechaban que podría existir «algún general irresponsable en Estados Unidos que podría lanzar un misil contra la Unión Soviética». Esa idea de caos se cruzó por la cabeza de Lyndon Johnson mientras regresaba a Washington tras la muerte de Kennedy. A uno de sus asesores le comentó que era muy posible que alguien hubiera disparado algún misil. Afortunadamente se equivocó.
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