Espionaje
La sombra de Rusia tras el robo de datos
Piratas informáticos de Moscú han estado detrás del largo historial de ataques sufridos por Alemania.
Piratas informáticos de Moscú han estado detrás del largo historial de ataques sufridos por Alemania.
Alemania engrosa un dilatado historial en lo que se refiere a ataques informáticos. De hecho, su Gobierno es blanco cada día de unas veinte agresiones de «hackers» altamente especializados, según el diario «Bild». Al «APT 28» se le atribuyó el ciberataque detectado en mayo de 2015 contra el sistema informático del Bundestag, revelado a raíz de ciertas anomalías en el funcionamiento de su red interna y presuntos intentos de desconocidos de penetrar en su base de datos. A través de correos electrónicos infectados, piratas cibernéticos tuvieron acceso a ordenadores de la red del Bundestag. Se habla de que robaron un volumen de datos de 20 gigabytes. La huella de los atacantes condujo rápidamente a un grupo de «hackers» que supuestamente guardan estrecha relación con el Kremlin.
Toda la infraestructura cibernética del Parlamento alemán debió ser sustituida y el Gobierno federal adoptó a partir de ahí varias medidas destinadas a reforzar la seguridad informática en todos los organismos públicos, especialmente los gubernamentales, y llamó asimismo a las empresas a actualizar sus equipos de seguridad. A este gran ataque siguieron otros menores, como los que afectaron un año después a varios diputados del bloque conservador de Angela Merkel y los que se lanzaron en dos oleadas ese agosto a políticos de distintos partidos.
En otro asalto por separado, varios partidos alemanes recibieron en septiembre de 2016 falsos correos electrónicos provenientes del cuartel general de la OTAN con enlaces que instalaron virus en los ordenadores de las víctimas o en 2017, durante la campaña para las elecciones generales, los servicios secretos alemanes temieron una vez más una profusión de «agresivos» ciberataques contra todos los partidos políticos y en especial contra miembros del Gobierno.
No sería el último. Una vez más, el «APT 28» logró acceder a la red de datos del Gobierno alemán y de los servicios secretos el pasado mes de febrero. Más en concreto, el grupo ruso de ciberespionaje accedió con éxito al Ministerio de Exteriores y de Defensa y se infiltró un programa malicioso con el que los atacantes robaron también datos. Los servicios secretos alemanes detectaron el ataque en diciembre, pero éste llevaba en activo desde hacía tiempo, es posible que todo un año. Con el ciberataque se infiltraron en la red de datos de la Administración federal –la asociación de información Berlín-Bonn (IVBB)–, indicaron las fuentes. Los servicios de espionaje alemanes han alertado repetidamente de la amenaza de este tipo de acciones por parte de «hackers» rusos. También, según el diario «Bild», las agencias de inteligencia están intercambiando informaciones con servicios secretos extranjeros para tratar de determinar la procedencia del masivo ciberataque. Además, en las investigaciones participa la Oficina Federal de lo Criminal (BKA) y varias fiscalías, entre ellas la Fiscalía federal.
En 2013 la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos se vio obligada a reconocer que había espiado los teléfonos móviles de 35 mandatarios extranjeros, entre ellos el de la canciller Merkel. «Bild» llegó a informar de que todo ello había sido realizado a lo largo de 2010 con el conocimiento expreso del inquilino de la Casa Blanca en aquel entonces, Barack Obama. Fruto de este espionaje, la agencia estadounidense accedió a los SMS que Merkel envió con su teléfono móvil y a las conversaciones que mantuvo. La línea segura de la Cancillería no pudo ser intervenida.
Sin embargo, el ataque que sacudió ayer a la opinión publica alemana supone el primer escándalo a nivel político en un año que se intuye complicado para la canciller, quien dejó de ser la presidenta de su partido en diciembre y que arrastra sucesivas crisis de Gobierno.
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