Brexit

La UE rechaza la propuesta británica sobre el Ulster

Jean-Claude Juncker (dcha), dialoga con el negociador de la UE para la salida del Reino Unido de la Europa comunitaria, Michel Barnier
Jean-Claude Juncker (dcha), dialoga con el negociador de la UE para la salida del Reino Unido de la Europa comunitaria, Michel Barnierlarazon

La frontera entre las dos Irlandas sigue embarrando las negociaciones del Brexit y conduciendo a un callejón sin salida. Tras una semana en el que las discusiones técnicas entre las dos delegaciones se han centrado en esta cuestión como punto prioritario, el negociador jefe de la UE, Michel Barnier advirtió ayer en una una entrevista a France 2 que lo peor puede suceder. Para el político francés “aún existe riesgo de fracaso”, lo que implicaría una ruptura desordenada entre Reino Unido y sus todavía socios si el 29 de marzo de 2019 no se ha llegado a un acuerdo sobre todos los puntos de la salida. Una posibilidad que había comenzado a ser descartada después de que en el mes de marzo las dos partes hubieran pactado las condiciones del perido de transición entre el divorcio y la relación futura, lo que desató la euforia de los mercados. Según asegura Barnier aunque en el 75% se ha producido la fumata blanca, el 25% restante sigue siendo necesario para asegurarse el éxito de las negociaciones. Para el político francés, Reino Unido sigue jugando a intentar conseguir una acuerdo a la carta y los Veintisiete no van a transigir.

Aunque el negociador por parte europea no ha ofrecido detalles sobre las conversaciones técnicas de esta semana, tanto el periódico Daily Telegraph como el medio on-line Político señalan que la delegación europea ha rechazado las propuestas británicas sobre el Ulster, uno de los principales rompecabezas que quedan por resolver dentro del acuerdo de salida. Reino Unido se ha comprometido a aportar una solución para evitar una frontera dura que ponga en peligro los acuerdos de Viernes Santo, pero según Político, durante las últimas semanas tan sólo se ha limitado a desempolvar propuestas que ya habían sido rechazadas por los Veintisiete en el pasado.La primera opción que persigue Downing Street consistiría en que Reino Unido pudiera mantener su propio sistema de tarifas aduaneras pero a su ver recaudar los aranceles comunitarios de los productos que entren en RU dirigidos a otro país europeo. En la segunda posibilidad, se emplearían los medios tecnológicos para intentar superar las barreras comerciales. En el pasado, fuentes diplomáticas ya definieron esta segunda opción como “pensamiento mágico”.

Por el momento, tanto Londres como los Veintiese han pactado una cláusula transitoria por la que Irlanda del Norte se convertiría en una suerte de protectorado europeo y mantendría las mismas normas que el resto del territorio de los Veintisiete como modo se asegurar una frontera blanda que permita los intercambios comerciales. Una posibilidad que rechazan con fiereza los unionistas del Norte, socios de Theresa May, para quienes esta salida supondría la ruptura del orden constitucional británico. Como solución, la UE siempre ha recordado a Reino Unido que puede cambiar de opinión y mantenerse en el mercado único y la unión aduanera siguiendo el ejemplo de Noruega. Un sapo duro de tragar para los brexiters duros pero que daría solución al problema irlandés.