Venezuela

Las armas de Maduro

Al verse cada vez más arrinconado, el chavismo recurre al abuso y a la violencia contra las voces críticas

La Razón
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Al verse cada vez más arrinconado, el chavismo recurre al abuso y a la violencia contra las voces críticas

–El diputado Julio Borges y varios compañeros fueron agredidos por grupos chavistas. ¿Estos ataques reflejan que Maduro está arrinconado?

–Sí. Utilizan el manejo de la fuerza policial para legitimar la violencia por parte del oficialismo porque no tienen ninguna razón para impedir las manifestaciones. El derecho a la protesta está garantizado y todos debemos poder ejercerlo. La agresión al diputado es una demostración de la intolerancia política que existe de parte del oficialismo, al negar la tramitación del procedimiento para el referéndum revocatorio. No tienen justificación ni legal, ni constitucional, ni administrativa para impedir este desarrollo.

–También protestaron ayer los estudiantes. ¿Cómo afecta esta crisis al sistema educativo y a profesores como usted?

–Los universitarios exigen al Gobierno el aumento de las becas dignas, así como del presupuesto educativo; también un salario digno para el profesorado y suministros para las universidades autonómas y públicas. En cualquier caso, la conflictividad social no sólo se evidencia en conflictos callejeros, sino en el padecimiento diario que vive cada ciudadano y cada familia para poder sobrevivir con un salario de miseria que no dignifica ni el esfuerzo ni la dedicación de un trabajador. Por ejemplo, un profesor universitario titular –con una antigüedad aproximada de 15 años– gana aproximadamente 75 dólares mensuales (a la tasa oficial impuesta por el Gobierno de 400 bolívares por dólar). Imaginemos, por tanto, si con esa preparación se gana ese sueldo, qué puede esperarse de un simple trabajador asalariado.

–¿Cómo ve usted Venezuela en estos momentos?

–En nuestro país hoy tenemos, por un lado, el abuso, la arbitrariedad y el cinismo que representa el régimen de Maduro, y, por el otro, encontramos la impotencia y la intención de la oposición de hacer valer una norma, pero con todos los poderes operando en su contra. Aquí hay una grave, sistemática y clara violación de los derechos humanos al negar y reprimir a grupos que opinan distinto e impedir que alcen sus voces por la democracia. Ya perdimos el norte.

*Profesor de Derecho en la Universidad de Los Andes (Venezuela)