Elecciones en Alemania
Las bases del SPD respaldan volver a una coalición con Merkel
El 66% de los militantes socialdemócratas apoya en la consulta interna reeditar la Gran Coalición con la CDU/CSU. Macron celebra el resultado y espera trabajar con Berlín para impulsar el proyecto europeo.
El 66% de los militantes socialdemócratas apoya en la consulta interna reeditar la Gran Coalición con la CDU/CSU. Macron celebra el resultado y espera trabajar con Berlín para impulsar el proyecto europeo.
Alemania y con ella toda Europa respiraron ayer con alivio. Las bases del Partido Socialdemócrata (SPD) votaron mayoritariamente a favor del retorno a una Gran Coalición de Gobierno con los conservadores de Angela Merkel, según informó ayer la dirección del grupo. Un total de 239.604 afiliados del SPD –un 66,02% de las papeletas emitidas y válidas– votaron a favor del acuerdo de Gobierno con la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU), frente a los 123.329 militantes que optaron por el «no».
La participación en la consulta fue del 78,39% de los 463.723 miembros del partido, superior al referéndum de hace cuatro años, cuando el SPD también preguntó a sus afiliados si deseaban una Gran Coalición. La votación, de carácter vinculante, era el último escollo que se debía salvar para poner en marcha un nuevo Ejecutivo, después de que conservadores y socialdemócratas acordasen a principios de febrero un pacto de Gobierno y el reparto de los ministerios.
El presidente interino del SPD, Olaf Scholz, aseguró en una breve rueda de prensa que el resultado da «fuerza» al partido para entrar en el Ejecutivo e iniciar, de forma paralela, el proceso de renovación que quiere llevar a cabo la dirección tras cosechar sus peores resultados desde la Segunda Guerra Mundial. «La militancia del partido ha apoyado de forma mayoritaria la opción de la dirección del partido. Ahora tenemos claridad para entrar en la coalición de Gobierno», aseguró. En la misma línea, la canciller, a través de un mensaje en la red social Twitter, felicitó a los socialdemócratas e instó a «una mayor cooperación en beneficio de nuestro país».
Un «sí» que supone un alivio para el país, pero también para Bruselas, que desde hace meses espera el impulso de Berlín para acometer las reformas que necesita la Unión Europea. El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que «son buenas noticias para Europa». «Francia y Alemania trabajarán juntos, en las próximas semanas, para desarrollar nuevas iniciativas y hacer avanzar el proyecto europeo», aseguó el líder francés, que aguardaba a la estabilidad política en Berlín para avanzar en su ambiciosa agenda europea.
En este sentido, el comisario europeo de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici, fue el primero en Bruselas en celebrar la noticia. «Felicitaciones a mis amigos del SPD por su voto responsable y decisivo», escribió Moscovici en su perfil de la red social Twitter. El socialista francés agregó en su mensaje que «ahora Alemania está preparada para comprometerse con una Europa más fuerte» y acompañó su comentario con una bandera de Alemania y otra de la UE.
Por el contrario, el líder de las Juventudes Socialdemócratas (JUSOS), Kevin Kühnert, que desde el primer momento defendió el «no» con el argumento de que el partido necesita renovarse en la oposición, reconoció su desilusión, aunque aseguró que seguirán luchando en contra de la Gran Coalición. «Por supuesto que lo acatamos, no somos malos perdedores, pero ahora toca supervisar de cerca la labor de este nuevo Gobierno», aseguró.
Por su parte, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que, tras el acuerdo entre la CDU/CSU y el SPD, pasará a ser el partido más grande de la oposición en el Bundestag, calificó la decisión de los socialdemócratas como una «catástrofe» para Alemania y prometió una oposición feroz durante los próximos cuatro años.
El visto bueno de la militancia del SPD pone fin a un periodo de inestabilidad nunca visto en Alemania desde la posguerra. El fracaso de las conversaciones de los conservadores con los ecologistas y los liberales (FDP) a finales de noviembre tras las elecciones del 24 de septiembre obligó al SPD a sentarse con sus antiguos socios de la pasada legislatura y a alargar un periodo de bloqueo político que, sin embargo, no tiene visos de haber llegado a su fin. La alegría del final de la incertidumbre sigue siendo un mal presentimiento y la tercera Gran Coalición de la canciller comienza bajo circunstancias desfavorables. Todo apunta a que será la más complicada de todas.
A pesar de que sigue fuerte en las encuestas de popularidad, Merkel enfrenta una nueva legislatura tras haber firmado su ocaso político con el nombramiento de su sucesora o desde que cediera al SPD el Ministerio de Finanzas, una cartera que los conservadores siempre habían guardado con celo. El principio del fin de Merkel echa a andar justo cuando el país se encamina, a la par que toda Europa, por un campo atestado de minas y en una circunstancia en la que, por primera vez tras la Segunda Guerra Mundial, tendrán que esquivar los envites que lleguen desde fuera, pero también los que lancen los populistas de la AfD. Merkel contará con el paliativo de la socialdemocracia. Un partido que vive su momento más bajo desde su creación y que, a pesar de la victoria del «sí», se sume en la división interna al mismo tiempo que se desploma en las encuestas de intención de voto.
Tras 161 días desde las elecciones, el periodo más largo para formar un Gobierno en la República Federal Alemana, está entrando en su fase final. No obstante, los conservadores y el SPD sólo tienen una corta mayoría del 53,5% en el Bundestag y ya han negociado una cláusula de salida de la alianza al cabo de dos años, señal de la desconfianza que existe entre ellos.
Un escepticismo que se refleja en buena parte de la ciudadanía. Según el último sondeo realizado para la televisión pública ARD, la Gran Coalición tiene más críticos que seguidores. El 52 por ciento de los alemanes ve la alianza como negativa, frente al 46% que la evalúa positivamente. En esa línea, la mitad de los ciudadanos, el 51 por ciento, considera bueno que Merkel inicie un cuarto mandato como canciller, mientras que el 49 por ciento no opina lo mismo.
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